La posición de España en el ranking de países ordenados según la vulnerabilidad económica –es decir: personas con ingresos inferiores al 75% del ingreso mediano– es mucho peor de la que le correspondería según su nivel de renta per cápita. Solo hay tres países en los que el porcentaje de personas que viven en hogares económicamente vulnerables es superior al de España.
La tendencia es, además, negativa, al haber ido retrocediendo posiciones durante la última década. Es especialmente preocupante, por otra parte, que España se mantenga de forma consistente en el último cuartil.
En general, los países ricos del centro y norte de Europa tienen una incidencia del problema de la vulnerabilidad económica inferior al promedio europeo, y lo contrario ocurre en los países más pobres, aunque hay excepciones.
España es uno de los países de renta media con mayor porcentaje de población económicamente vulnerable. Este dato hay que considerarlo, además, teniendo en cuenta que el umbral que define la vulnerabilidad económica es una medida relativa; es decir, que este umbral depende de cómo se distribuyen los ingresos entre la población.
Debido a la profundidad de la crisis económica, España es uno de los cinco países en los que el valor de los ingresos que definen el umbral de vulnerabilidad económica era, en 2016, igual o inferior al que se aplicaba en 2008. Ello se debe al fuerte impacto de la prolongada recesión en el nivel de renta (los otros cuatro casos son Grecia, Irlanda, Chipre y Reino Unido).
En síntesis: España tiene una posición desfavorable dentro del contexto europeo en el indicador básico de vulnerabilidad económica. Esta posición no se debe solo a la crisis, puesto que la situación de España ya era desfavorable antes del año 2008. En cualquier caso, esta situación ha empeorado a partir de entonces, y no se ha corregido desde el inicio de la recuperación.
