La situación en Europa - Necesidades sociales: educación
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La situación en Europa - Necesidades sociales: educación
El funcionamiento del sistema educativo español presenta algunas diferencias relevantes respecto a los de otros Estados miembros de la Unión Europea. En general, estas diferencias tienen más que ver con los resultados académicos adecuados y con que el sistema no es suficientemente inclusivo, que con el acceso a la educación.
En el reto de acceso a una educación de calidad se han seleccionado dos indicadores clave: el que mide el porcentaje de personas que no alcanzan un nivel educativo alto y el que mide el porcentaje de personas que abandonan los estudios después de la educación obligatoria (abandono escolar temprano). El primero mide el porcentaje de personas entre 25 y 64 años que no se han graduado en estudios universitarios o equivalentes y el segundo el porcentaje de personas de entre 18 y 24 años que, hayan finalizado o no satisfactoriamente la primera etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), no continúan sus estudios. Nuestro país está mejor que la media europea en el primer indicador. En 2017 el sistema conseguía que un 35 por ciento de la población llegara a un nivel educativo alto, mientras que la media europea era el 31 por ciento. En el segundo indicador España está a la cola de Europa, con un 18,3 por ciento de personas que abandonan prematuramente el sistema educativo, lo que supone casi el doble que la media europea (10,6 por ciento).
Los indicadores seleccionados para el reto de tener la posibilidad de obtener conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo de la sociedad son las competencias en matemáticas en secundaria y las de conocimientos de un idioma extranjero de los adultos. En el primer indicador, España se coloca en la actualidad ligeramente por encima que la media europea, con una mejora de su posición en el ranking en los últimos años, pasando de la posición 20 a la 15. En el segundo indicador, nuestro país tiene un diez por ciento de población más que la media europea que no alcanza las competencias suficientes en idiomas y engrosa el grupo de países europeos con peores resultados en conocimientos de idiomas (Reino Unido, Rumanía, Hungría y Bulgaria).
El análisis se completa analizando la necesidad de tener un sistema educativo inclusivo y no segregado por origen social. Se han seleccionado para ello dos indicadores relevantes: la persistencia intergeneracional de un nivel educativo bajo y la segregación escolar por nivel socioeconómico. El primero de estos indicadores mide el porcentaje de personas entre 25 y 64 años con padres de nivel de estudios bajo que no alcanzaron más de ese nivel educativo. España se coloca muy por encima de la media europea, lo que revela que la persistencia de un bajo nivel educativo es alta en relación con otros países europeos. Sólo una de cada dos personas cuyos padres tienen nivel educativo bajo consigue superar el nivel educativo de sus progenitores, mientras que en la media europea dos de cada tres lo consiguen. Este resultado podría estar ligado a la generalización tardía de los estudios medios y superiores en España que aún se detecta en la población entre 25 y 64 años. Lo preocupante es que es el porcentaje de personas entre 25 y 34 años con un nivel educativo bajo cuyos padres tienen también un nivel educativo bajo aumenta en la última década. Es una señal de alerta que la tendencia de este último indicador sea creciente.
Un reciente trabajo de Murillo y Martínez-Garrido (2018) concluye que España es uno de los países con un nivel más alto de segregación escolar por nivel socioeconómico a los 15 años (tercer curso de secundaria), con cifras cercanas a las de varios países del Este y muy alejadas de los niveles de segregación de los países de la Eurozona. Nuestros resultados, utilizando la misma fuente de información que estos autores confirman esas conclusiones. España se coloca a la cola de los países de la UE en nivel de segregación escolar por nivel socioeconómico, con un diez por ciento más en 2015 que la media de los países europeos. Mientras en España uno de cada cuatro alumnos debería cambiar de centro para que no hubiera segregación escolar, en la media de los países este porcentaje sería sólo uno de cada cinco. En 2015, Finlandia se colocaría a la cabeza de la Unión Europea con un 17 por ciento, y España, con un nivel de segregación superior al 23 por ciento, estaría junto a Hungría, Bulgaria y Rumanía a la cola del ranking de países en esta necesidad.
En un contexto de alto nivel de segregación, resulta interesante analizar si lo que más impulsa la segregación en nuestro país es que los grupos de nivel socioeconómico más alto o más bajo estén más segregados. En la figura observamos que lo que más explica la segregación total en España es que el alumnado con origen socioeconómico alto y bajo están más concentrados en determinados centros de lo que lo están en la población y, dentro de esos dos grupos, el más segregado es el alumnado de origen socioeconómico alto. De hecho, atendiendo a los resultados de ese grupo España se colocaría como el segundo país más segregado de Europa, sólo por detrás de Hungría, mientras que por nivel de segregación del grupo de origen socioeconómico bajo nuestro país es más similar a Francia y estaría menos segregado que Bélgica.
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