El autor de la investigación sobre la que se basa este artículo analizó datos procedentes del módulo sobre conciliación entre la vida laboral y familiar de la Encuesta de Población Activa (EPA, 2018), concretamente los relativos a trabajadores de entre 25 y 49 años.

El 22,9% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial en España tienen este tipo de jornada para dedicarse a cuidar de sus hijos o de otras personas dependientes adultas, mientras que, entre los hombres, solo el 2,7% de los que trabajan a tiempo parcial lo hacen por este motivo (Instituto Nacional de Estadística, 2018). Por otro lado, los hombres tienden a pedir excedencias laborales para el cuidado de sus hijos de menor duración que las de las mujeres: apenas el 13,1% de los hombres se acogen a una excedencia de más de seis meses, mientras que la mitad de las mujeres la extienden más allá de este período. Entre los años 2010 y 2018 se ha reducido levemente la cifra de mujeres que solicitaron excedencias laborales largas para el cuidado de hijos, pero lo cierto es que también entre los hombres se observa una tendencia a acortar los períodos de excedencia (gráfico 1). Desde ese punto de vista, los datos más recientes no permiten concluir que se esté reduciendo la brecha de género a este respecto.

El tiempo que los hombres y las mujeres dedican al cuidado de sus hijos es importante, tanto por las consecuencias que tiene en el desarrollo cognitivo y emocional de los hijos (Cano et al., 2019) como por los efectos que provoca en la posición laboral de hombres y mujeres. En este sentido, existe evidencia abundante (véase, por ejemplo, Kleven et al., 2019) que muestra cómo parte de la brecha salarial de género se explica porque las madres interrumpen con más frecuencia que los padres sus carreras laborales y solicitan, en mayor medida, la reducción de jornada para la conciliación familiar y laboral.

No obstante, las cifras generales sobre las excedencias que solicitan los hombres y las mujeres por el cuidado de sus hijos no permiten comprender el porqué de las diferencias de género en el ámbito de los cuidados. En este sentido, la investigación llevada a cabo arroja luz sobre un importante mecanismo generador de diferencias entre madres y padres empleados: el desigual tiempo que dedican al cuidado de sus hijos. Para ello, se analiza la evolución de las inversiones en tiempo que los padres y las madres destinan al cuidado de sus hijos, teniendo en cuenta no solo la situación laboral de los progenitores, sino también las diferentes franjas de edad de los niños.

Durante la Gran Recesión, iniciada en el 2008, aumentó el tiempo que los padres y las madres dedicaron al cuidado de sus hijos, tanto a los cuidados físicos (13 minutos más de media al día, los hombres; 4 minutos más al día, las mujeres) como a las tareas educativas (7 minutos más de media, los hombres; 9 minutos más, las mujeres). Es decir, aumentó tanto el tiempo empleado en dar de comer, vestir, cambiar o acostar a los niños (cuidados físicos) como el tiempo dedicado a jugar, leer con ellos o ayudarles con los deberes (cuidados educativos).

El tiempo que dedicaban los padres a los cuidados físicos de sus hijos creció más que el de las madres y, por lo tanto, se redujo la brecha de género en este tipo de cuidados. El incremento fue especialmente pronunciado entre los padres que no trabajaban, para quienes la brecha de género en los cuidados se redujo a la mitad.

Si antes de la crisis las madres sin empleo cuidaban una hora más al día a cuidar de sus hijos en comparación con los hombres en la misma situación, durante la crisis la diferencia fue solo de media hora de promedio. El cambio se debe, fundamentalmente, a los desempleados, no tanto a los inactivos, entre los que no hubo cambios de un año a otro.

La reducción de la brecha de género en el cuidado de los hijos fue más intensa entre los progenitores con niños menores de tres años. Los padres con hijos de esta franja de edad (0-3 años) aumentaron significativamente el tiempo medio de cuidados, mientras que las madres lo redujeron ligeramente. En conjunto, para las parejas con hijos menores de tres años, la brecha de género en el tiempo dedicado a las tareas de cuidados físicos se redujo en media hora al día.

En los cuidados educativos no se aprecia una brecha de género, por lo que no se puede hablar de desigualdad de género (véase el gráfico 2): padres y madres destinan casi el mismo tiempo a este tipo de cuidados, que en principio podrían requerir menos dedicación y ser más flexibles, desde el punto de vista temporal, que los cuidados físicos.

El incremento del tiempo que los hombres dedican al cuidado de sus hijos se explica por una combinación de factores que pueden tener que ver tanto con los cambios en sus características educativas y su situación laboral como con otros aspectos relacionados con la modificación de los comportamientos o las actitudes que tienen en relación con la paternidad. Distinguir qué parte del cambio se puede explicar por modificaciones de las características individuales y qué parte se puede atribuir a las actitudes es otro de los objetivos de la investigación sobre la que se basa este artículo.

La conclusión es que la mayor parte del aumento del tiempo que los padres dedican a los cuidados de sus hijos (entre el 58% y el 62%, según se analicen los cuidados físicos o los educativos) es atribuible a cambios en su comportamiento y actitud hacia los cuidados. El 38-42% restante se puede atribuir a cambios en sus características, es decir, a que tenían mayor nivel educativo y estaban más afectados por el desempleo.  

Durante la crisis sanitaria de la covid-19, el Gobierno de España ha tomado severas medidas en todos los ámbitos. Durante el estado de alarma, entre estas se incluía la obligación de quedarse en casa, salvo en los casos de empleo esencial. Esta situación ha conducido a un aumento repentino y sin precedentes de las necesidades de cuidados infantiles en los hogares con hijos. Si se llevara a cabo una encuesta de empleo del tiempo durante el 2020, no cabe duda de que se advertiría un aumento sin precedentes del tiempo que tanto padres como madres han dedicado a sus hijos. La cuestión es si esta crisis, como ocurrió durante los años de la Gran Recesión, traerá consigo una mayor igualdad de género en el ámbito de los cuidados. Es decir, la pregunta clave es hasta qué punto durante la crisis sanitaria del coronavirus los padres han incrementado su dedicación a los cuidados, y si este cambio ha venido para quedarse.

No existen datos actuales representativos, de ámbito estatal, que permitan medir el impacto de la crisis de la covid-19 sobre el tiempo dedicado a los hijos, pero se pueden adelantar un par de hipótesis. En primer lugar, en cuanto a los cuidados de los hijos, el mayor potencial de equiparación de género que se habrá producido en esta crisis se advertirá en aquellas parejas en las que la mujer era trabajadora esencial (por ejemplo, personal sanitario) y ha debido acudir a su puesto de trabajo durante el confinamiento, mientras que el hombre ha debido permanecer en casa. En estas parejas se puede asumir que el padre ha pasado a ser el principal responsable de los cuidados (al menos, durante la jornada laboral de su pareja). La segunda hipótesis es que, en dichas parejas, los hijos habrán estado expuestos a un aumento de la implicación paterna en las tareas de cuidados, lo que puede haber modificado sus percepciones y roles de género actuales y futuros hacia una mayor igualdad. Cuál es la magnitud de este incremento «forzado» del tiempo paterno en los cuidados, y si este ha llegado para quedarse, será algo que se conocerá con certeza en los próximos años.

Las encuestas de empleo del tiempo sobre las que se basa la investigación (llevadas a cabo en los años 2002-2003 y 2009-2010) proporcionan una información muy rica sobre el tiempo dedicado a diferentes actividades. En ambos casos, el organismo encargado de realizarlas ha sido el Instituto Nacional de Estadística, siguiendo un diseño armonizado por Eurostat en toda la Unión Europea (para más detalles, véase INE, 2011). El tiempo dedicado a cada actividad se registra en un exhaustivo diario de actividades (o diario de tiempo) que cada persona va rellenando cronológicamente según la secuencia y la duración de todas las actividades que lleva a cabo a lo largo del día. El análisis de esta investigación se restringe a parejas heterosexuales que conviven junto, al menos, un hijo de hasta 13 años de edad, lo que representa una muestra total de 5.566 parejas.

Los cuidados físicos de los hijos incluyen actividades como darles de comer, cambiarlos de ropa, vestirlos, bañarlos, acostarlos, acunarlos, levantarlos o cuidar de ellos cuando están enfermos. Los cuidados educativos se refieren a actividades como ayudar a los niños con los deberes, leer, jugar, hablar o conversar con ellos.

Esta investigación analiza las tendencias sobre el tiempo dedicado a los cuidados de los hijos por padres y madres comparando años de bonanza económica (2002) con años de recesión económica (2010). Se distingue entre dos tipos de cuidados (físicos y educativos) y se analizan los cambios en la brecha de género según la situación laboral de la pareja y la edad de los hijos.

Los resultados muestran que con respecto al 2002, en el 2010 se produjo, por un lado, un importante aumento del tiempo que las madres y, más aún, los padres, dedicaron a sus hijos. Como consecuencia de ello, por otro lado, se advierte una marcada reducción, en este período, de la brecha de género en los cuidados en parejas con hijos menores de tres años. Este incremento del tiempo de cuidados por parte de los hombres se debe a una combinación de factores: en primer lugar, a cambios en las características de los propios padres (con mayor nivel educativo y más afectados por el desempleo); en segundo lugar, en mucha mayor medida, se atribuye a cambios en el comportamiento y las actitudes de los hombres hacia las tareas de cuidados. No obstante, cabe remarcar que la brecha de género en los cuidados físicos (tareas que no admiten flexibilidad temporal, por lo que afectan más negativamente al desarrollo de carreras laborales) todavía continúa abierta.

CANO, T. (2019): «Changes in fathers’ and mothers’ time with children: Spain: 2002−2010», European Sociological Review, 35, 616-635.

CANO, T., F. PERALES y J. BAXTER (2019): «A matter of time: Father involvement and child cognitive outcomes», Journal of Marriage and Family, 81, 164-184.

INE (2011): Encuesta de Empleo del Tiempo. Metodología. Madrid: Instituto Nacional de Estadística.

KLEVEN, H., C. LANDAIS, J. POSCH, A. STEINHAUER y J. ZWEIMULLER (2019): «Child penalties across countries: Evidence and explanations», AEA Papers and Proceedings, 109, 122-126.