Aroa Tejero, Fermín López Rodríguez y Rodolfo Gutiérrez, Universidad de Oviedo;
Proyecto seleccionado en la Convocatoria para apoyar proyectos de investigación sobre Desigualdad Social (LL2020_5)
La Gran Recesión cambió la pauta tradicional de riesgo de pobreza entre las personas en edad de trabajar y en edad potencialmente inactiva en España. Durante toda la última década, el primer grupo ha pasado a tener un riesgo de pobreza sensiblemente más alto que el segundo. El ciclo de recuperación posterior apenas corrigió ese diferencial, y todo indica que la crisis de la pandemia lo ha reforzado. Este trabajo analiza la pobreza del conjunto de individuos en edad de trabajar en España distinguiendo por su situación de actividad, y muestra que el nivel y la intensidad de la pobreza se asocian, principalmente, a dos factores: por un lado, la desocupación de los individuos (sobre todo, el desempleo) y la participación laboral incompleta de los hogares; por otro lado, la extensión de las transferencias sociales y su compatibilidad con las rentas de trabajo. Los resultados ofrecen evidencias de utilidad en la discusión sobre las políticas más adecuadas para reducir el riesgo de pobreza de las personas en edad de trabajar (en concreto, sobre la pertinencia de combinar rentas laborales con distintas transferencias sociales), y muestran cuáles son las más efectivas para la consecución de dicho objetivo.
Puntos clave
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1El riesgo de pobreza entre la población en edad de trabajar creció un 20% durante la Gran Recesión, mientras que entre las personas en edad potencialmente inactiva disminuyó un 35%.
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2En España, el riesgo de pobreza de los ocupados es moderadamente alto en el contexto europeo (11,5% entre los asalariados y 22% entre los autoempleados).
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3Aun así, por la extensión del desempleo, las personas desocupadas concentran más del 50% del riesgo de pobreza de la población en edad de trabajar en España.
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4Tener trabajo es más que una protección frente a los riesgos económicos: reduce la brecha de pobreza económica, y también reduce otros riesgos materiales y subjetivos.
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5El riesgo de pobreza se concentra en hogares con participación laboral incompleta: casi la mitad de los hogares pobres tienen una baja participación laboral, con una tasa del 64,3%.
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6El sistema de protección social español dificulta combinar rentas laborales y transferencias a nivel individual.
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7Los hogares con participación laboral incompleta se benefician de la combinación de rentas salariales y transferencias sociales: tienen menor riesgo y brecha de pobreza que aquellos que solo viven de rentas salariales.
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8Las transferencias sociales reducen el riesgo y la brecha de pobreza en los hogares con intensidad laboral baja en un 26% y un 46,5%, respectivamente.
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9Los hogares con intensidad laboral alta no pueden reducir su riesgo de pobreza a través de una mayor participación laboral.
Los hogares con intensidad laboral incompleta tienen menor riesgo y brecha de pobreza cuando combinan rentas salariales y transferencias sociales

Tasa de riesgo de pobreza y brecha de pobreza de los hogares con intensidad laboral media y baja según la composición de las rentas.