La exposición temprana a las sustancias tóxicas del tabaco supone una amenaza significativa durante los primeros años de vida, pudiendo afectar significativamente al desarrollo de la infancia y repercutir en su salud a largo plazo. Pese a ello, en la Región Europea ‒tal y como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS)‒ sigue habiendo una elevada prevalencia de tabaquismo, lo que conlleva una amplia exposición de la infancia a las sustancias tóxicas del humo del tabaco, tanto en casa como en lugares públicos. La aplicación, en las últimas décadas, de políticas para un entorno sin humo en los lugares públicos y centros de trabajo se ha traducido en un descenso en la exposición al humo del tabaco (EHT), y muchos hogares han optado por la prohibición voluntaria de fumar en ellos. Sin embargo, la infancia no solo está expuesta al humo del tabaco en casa, sino también al de diversos espacios al aire libre, como las entradas de los colegios, los eventos deportivos, las terrazas de bares y restaurantes y los automóviles particulares.

Los investigadores multidisciplinarios del proyecto ECHOES tenían por objeto examinar hasta qué punto los niños y niñas de España están expuestos al humo del tabaco, además de explorar las posibles desigualdades sociales subyacentes a dicha exposición. En el proyecto participaron 390 niños y niñas de entre 4 y 11 años residentes en la región de Tarragona. La cohorte presentaba una distribución equilibrada entre géneros y era representativa del nivel socioeconómico español, con inclusión de la renta del hogar y el nivel educativo de los progenitores. Los objetivos del estudio se abordaron recabando datos de las encuestas cumplimentadas por las personas a cargo de los niños sobre los hábitos diarios de estos e informes de su exposición al humo del tabaco, y también mediante un análisis de los marcadores de exposición en una submuestra de la orina de los pequeños. Este enfoque exhaustivo permitió determinar, de forma inequívoca, hasta qué punto la infancia está expuesta al humo del tabaco, además de evaluar la concienciación de los progenitores con respecto a esta cuestión.
 

En España, el grado de exposición al humo del tabaco (EHT) al que están sujetos los niños y niñas sigue siendo una preocupación social y sanitaria acuciante. Resulta alarmante comprobar que, según los datos declarados, casi uno de cada tres niños (31%) vive con un adulto fumador, lo que le expone a las sustancias tóxicas del tabaco en casa. Además, dos de cada cinco progenitores fumadores admitieron que fuman en casa en presencia de sus hijos (12% de todos los participantes). Ello indica que la concienciación de los progenitores fumadores con respecto a los peligros de una exposición temprana a las sustancias tóxicas del humo del tabaco sigue siendo muy baja, lo cual es preocupante.

Además, el porcentaje de niños que, según lo declarado, están expuestos al humo del tabaco fuera de sus hogares es más elevado cuando viven con fumadores (se declaró que más de uno de cada tres niños que viven con progenitores que fuman también están expuestos al humo del tabaco fuera de casa), frente a la exposición declarada con respecto a aquellos que viven con progenitores que no fuman (se declaró que en torno a uno de cada diez niños está expuesto al humo del tabaco fuera de casa). Sin embargo, según los datos declarados, la exposición global al humo del tabaco ‒es decir, dentro y fuera de casa‒ afecta al 39% de los participantes en el estudio. Teniendo en cuenta los riesgos que conlleva una EHT en los primeros años de vida, este porcentaje no puede ignorarse.

Se halló una correlación entre la exposición declarada de los niños participantes en el estudio al humo del tabaco y el nivel socioeconómico de sus progenitores. El estudio reveló una asociación negativa entre dicha exposición y tres factores socioeconómicos: residir con ambos progenitores, el nivel educativo de estos y la renta del hogar. Así, quienes vivían con ambos progenitores tenían menos probabilidades de estar expuestos al humo del tabaco (28% frente al 44% de los que vivían con un único progenitor). Se observó un patrón similar con relación al nivel educativo, dado que quienes vivían con progenitores que tenían un título universitario estaban menos expuestos al humo del tabaco. En concreto, el 56% de los participantes cuyos progenitores tenían un nivel educativo inferior (educación primaria incompleta, educación primaria completa, o primer ciclo de enseñanza secundaria) estaban expuestos al humo del tabaco, frente al 34% de los participantes cuyos progenitores tenían un nivel educativo medio (educación secundaria superior) y al 25% de aquellos cuyos progenitores eran licenciados universitarios. Se observó una tendencia similar con respecto a la renta del hogar, de modo que se declararon tasas de exposición al humo del tabaco más elevadas en los niños de hogares con una renta inferior (32% y 41% para los grupos de ingresos de 1.000-2.000 euros y de 2.000 euros, respectivamente), mientras que las tasas más bajas correspondieron a los grupos con una renta del hogar superior (26% y 23% para los grupos de ingresos de 3.000-4.000 euros y de >4.000 euros, respectivamente).

Estos resultados sugieren la presencia de desigualdades sociales en el acceso de la infancia a un aire limpio, lo que indica que los hogares socioeconómicamente estables tienen más probabilidades de que los niños residentes en ellos estén menos expuestos a las sustancias tóxicas del humo del tabaco.

La exposición al humo del tabaco (EHT) va más allá de la inhalación directa del humo durante la combustión de los cigarrillos, ya que las sustancias tóxicas y las partículas del tabaco pueden adherirse a distintas superficies del hogar ‒como el polvo, las cortinas, los muebles y la ropa de los progenitores‒, y permanecer en ellas durante meses. Esta novedosa vía de exposición a las sustancias tóxicas del tabaco, que a menudo se pasa por alto, se conoce como humo de tercera mano (HTM). Es frecuente tanto en entornos exteriores como interiores y ejerce un impacto especialmente significativo en los niños menores de 5 años.

Para evaluar el alcance de la EHT en los primeros años de vida, los autores del estudio examinaron la presencia de biomarcadores urinarios de EHT en los participantes de 4 años (n = 149). Es importante resaltar que detectaron tales biomarcadores en el 90% de las muestras de orina de los niños de 4 años. Estos resultados contrastan sustancialmente con la EHT declarada por los progenitores de los pequeños, ya que, según lo declarado, solo el 35% de ellos vivían con fumadores. Además, el 30% de los niños que en casa no estaban expuestos al humo del tabaco (según los cuestionarios cumplimentados por los progenitores) presentaban una concentración relativa de biomarcadores de EHT superior a la media de aquellos que vivían con fumadores. Ello indica que se está produciendo una EHT significativa fuera de sus hogares. Estos resultados subrayan tanto una subestimación notable de la exposición a las sustancias tóxicas del tabaco en los primeros años de vida como de la presencia generalizada de estas sustancias en el medio ambiente.
 

Para investigar las posibles desigualdades sociales en la exposición al humo del tabaco (EHT) durante los primeros años de vida, los investigadores examinaron la correlación entre los biomarcadores urinarios de EHT en los participantes de 4 años y diversos parámetros sociodemográficos. El estudio reveló una correlación negativa con el nivel educativo de los progenitores, de modo que los niveles bajos y medios se asociaron con concentraciones más elevadas de biomarcadores urinarios de EHT. Este patrón persistió al analizar por separado el nivel educativo de los padres y las madres. Los niños cuyos progenitores tenían un nivel educativo alto (poseían un título universitario) mostraron una EHT menor, con concentraciones en torno a un 40% y un 60% más bajas asociadas con la educación de la madre y la del padre, respectivamente. 

Este estudio pone de relieve la amplia exposición de la infancia al humo del tabaco y subraya la necesidad de aumentar la concienciación de los progenitores con respecto a esta cuestión. Se apreció un escepticismo más acentuado en los progenitores, en especial en el caso de los fumadores, lo que provoca que uno de cada tres niños esté expuesto al humo del tabaco fuera de casa. El estudio también pone de manifiesto las desigualdades sociales en materia de EHT en los primeros años de vida, dado que un menor nivel educativo de los progenitores se asocia con mayores biomarcadores urinarios de EHT en los hijos. Estos resultados hacen hincapié en la necesidad de dar una nueva orientación a las políticas para un entorno sin humo a fin de prevenir y reducir el consumo de tabaco, al tiempo que subrayan la importancia de aumentar la concienciación general sobre la ubicuidad de las sustancias tóxicas del humo de tabaco, en especial entre quienes fuman.

CONTINENTE, X., E. HENDERSON, L. LÓPEZ-GONZÁLEZ, et al. (2023): «Exposure to secondhand and thirdhand smoke in private vehicles: Measurements in air and dust samples», Environmental Research, 235, 116681.

JACOB, P., N. L. BENOWITZ, H. DESTAILLATS, et al. (2017): «Thirdhand Smoke: New Evidence, Challenges, and Future Directions», Chemical Research in Toxicology, 30, 270-294.

RAMÍREZ, N., M. Z. ÖZEL, A. C. LEWIS, et al. (2014): «Exposure to nitrosamines in thirdhand tobacco smoke increases cancer risk in non-smokers», Environment International, 71, 139-147.     

TACKSHS PROJECT INVESTIGATORS, E. HENDERSON, A. LUGO, et al. (2021): «Secondhand smoke presence in outdoor areas in 12 European countries», Environmental Research, 195.  

WILLEMSEN, M. C., U. MONS, y E. FERNÁNDEZ (2022): «Tobacco control in Europe: progress and key challenges», Tobacco Control, 31, 160-163.