El presente artículo explora la influencia del apego en el uso que los jóvenes hacen del móvil y de las redes sociales. Desde pequeños, establecemos vínculos con las personas que nos rodean, y vamos conformando nuestra manera de relacionarnos con los demás. El denominado estilo de apego es el modo predominante de vincularnos afectivamente con los demás, y este apego puede ser seguro o inseguro. El apego seguro se caracteriza por una relación confiada y estable con los demás, mientras que el apego inseguro viene determinado por el miedo al rechazo o al abandono por parte de otros. Este miedo se manifestará como apego evitativo temeroso si se busca protegerse de relaciones que puedan herir; para ello, se evita establecer vínculos afectivos. En el estilo evitativo rechazante de apego, se adopta una actitud de autosuficiencia y se rechaza por completo la interacción con los demás. Finalmente, cuando se busca excesivamente el afecto y la aprobación de otras personas, se genera el apego que se ha denominado ansioso. 

En el estudio llevado a cabo se exploró la relación entre el apego y el tiempo de uso del móvil. También, la intensidad con la que los jóvenes usan el móvil para dos actividades que pueden considerarse distintas en el ámbito relacional: comunicarse o evadirse. Asimismo, por último, se puso en relación todo lo anterior con la satisfacción relacional de los jóvenes, tanto con sus familiares como con sus amigos cercanos. Casi la mitad (el 47%) de los 1.200 jóvenes encuestados en el estudio, de entre 18 y 24 años, manifestaron un apego seguro. Entre los demás, prevalecía el apego evitativo temeroso (22%), seguido del apego evitativo rechazante (16%) y del ansioso (15%). Las mujeres presentaban un estilo seguro de apego con más frecuencia que los hombres. No obstante, cuando desarrollan algún tipo de apego inseguro, suelen hacerlo de un modo evitativo temeroso. Por otra parte, los estilos de apego evitativo rechazante y ansioso son más comunes entre los hombres.

Entre los jóvenes españoles, el móvil se utiliza mayoritariamente para comunicarse con los demás. Sin embargo, cerca de la mitad de los encuestados reconoce que utiliza el móvil bastante o mucho para evadirse de realidades que les incomodan. Determinadas motivaciones en el uso del móvil son inherentemente relacionales, es decir, se persigue la conexión con otras personas. En cambio, el móvil también puede utilizarse como instrumento de desconexión con los demás o de evasión de la realidad.

Entre los jóvenes se reduce ligeramente el uso comunicativo del móvil, mientras que entre las jóvenes este uso se mantiene bastante constante. Algo parecido sucede con el uso evasivo, pero en este caso, más mujeres que hombres reconocen la necesidad de olvidar realidades que les incomodan mediante el móvil.

La tendencia general entre los 18 y 24 años es de descenso en el uso de las redes sociales, desde cerca de tres horas al día a unas dos horas y media al día. Esta tendencia se advierte tanto entre los jóvenes con apego seguro como en aquellos con un apego inseguro.

Por lo general, los jóvenes con apego inseguro dedican algo más de tiempo diario a las redes sociales. De promedio, la diferencia es pequeña (de cinco minutos al día), aunque quizás es algo más pronunciada en las edades asociadas a transiciones: los 18 años (transición entre la formación en una escuela o instituto y los estudios universitarios o el acceso a un puesto de trabajo) y a partir de los 22 años (para muchos, el final de la etapa universitaria). En los años intermedios (20 y 21 años), los tiempos son prácticamente los mismos entre jóvenes con distintos estilos de apego. 

Por lo tanto, las diferencias en el tiempo de uso del móvil entre jóvenes con apego seguro e inseguro no son sustanciales. Los motivos por los que recurren al móvil son más relevantes que el tiempo de uso. 

Los estilos de apego inseguro denotan cierta dificultad para relacionarse con los demás. Por este motivo, no es sorprendente encontrar diferencias en el modo de usar la tecnología, sobre todo en cuanto a los usos que acercan y conectan con otros (comunicar o socializar) y los que implican distanciarse de otros o de la realidad (evadirse).

A ciertas edades, se observa un distanciamiento notable entre jóvenes de apego seguro e inseguro, en relación con el uso del móvil para comunicarse o bien para evadirse. Esto sucede, sobre todo, entre los 18 y 20 años. En esta franja de edad, cerca de un 8% menos de jóvenes con apego inseguro usan el móvil frecuentemente para comunicarse, y cerca del 5% de ellos lo usan más para evadirse. 

En el estudio llevado a cabo, sobre el que se basa este artículo, la media de satisfacción de los jóvenes con apego seguro, entre los 18 y 24 años, es de 7,5 puntos sobre una escala de 10. Los jóvenes con apego inseguro presentan una satisfacción relacional algo menor, de 7,1 puntos sobre 10. Pero las diferencias son mayores cuando se considera cómo usan el móvil.

Entre los jóvenes con apego seguro, los que comunican mucho tienen niveles altos y estables de satisfacción relacional (por encima de 7,5 puntos sobre una escala de 10), independientemente de que también se evadan o no. Los que no comunican ni evaden pueden ser jóvenes que usan poco el móvil en general, por lo que su apego seguro los mantiene con una satisfacción aceptable.

En cambio, entre los jóvenes con apego inseguro, las líneas de tendencia son casi paralelas: comunicarse mucho (líneas gris oscuro y azul) es importante para ellos. La satisfacción es mayor si usan el móvil para comunicarse y no evadirse. Si se evaden y no se comunican, su satisfacción relacional es baja, aunque parece que con el paso del tiempo van logrando mayor satisfacción. 

El presente artículo ha presentado pequeñas diferencias cuantitativas entre el estilo de apego prevalente entre los jóvenes y su modo de usar el móvil. Por un lado, se ha observado que las diferencias principales no se dan en cuanto al tiempo de uso: aunque los jóvenes con apego inseguro pasan más tiempo al día en redes sociales que los que tienen un apego seguro, la diferencia no es nunca mayor de diez minutos al día, con una diferencia media de cinco minutos al día (entre los 18 y los 24 años). Por otra parte, las diferencias en cuanto al modo de usar el móvil son mayores. Un apego seguro está relacionado con un uso más comunicativo del móvil. Así, los motivos por los que los jóvenes usan el móvil y los tipos de apego se han asociado con la satisfacción relacional de estos jóvenes con sus familiares y amigos. Las relaciones son igual de satisfactorias entre los que tienen un apego seguro y los que tienen un apego inseguro si los últimos usan el móvil para comunicarse y no para evadirse. Es decir, el uso del móvil para comunicarse con los demás se asocia con una mayor satisfacción en las relaciones personales. Los resultados del estudio apuntan a que, más que la evasión, es la falta de comunicación la que se relaciona con peores niveles de satisfacción.

El estudio llevado a cabo se basa en encuestas telefónicas de 15 minutos, realizadas a un conjunto representativo de jóvenes españoles de entre 18 y 24 años, en los años 2020, 2021 y 2022. Los datos presentados en este artículo reflejan asociaciones no causales entre los aspectos analizados. Es decir: aunque, por ejemplo, un uso evasivo del móvil puede llevar a una menor satisfacción con las relaciones personales, el deterioro de estas también puede ser la causa (y no la consecuencia) de un uso más evasivo del móvil. Es más, ambos efectos pueden coexistir y retroalimentarse. Finalmente, cabe recordar que la primera oleada de recogida de datos tuvo lugar en el año 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia generada por la covid-19. Algunos de los efectos observados en años sucesivos pueden deberse, parcialmente, a la mejora en las condiciones vitales de los encuestados: el final del confinamiento y de las restricciones de movimiento, la mayor seguridad sanitaria que proporcionaron las vacunas, etc. Esto, aunque haya afectado a toda la sociedad en su conjunto, no se puede descartar ni ignorar al interpretar los resultados del estudio.

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