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¿Responde la investigación a las necesidades de salud?
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1Los actuales sistemas de evaluación de la investigación privilegian la visibilidad científica (por ejemplo, la publicación en revistas especializadas de primer nivel), lo cual puede estar evitando que el conocimiento resultante sea socialmente útil.
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2A nivel mundial, el cáncer representa más del 22% de las publicaciones médicas globales, aunque su carga de enfermedad no llega al 10% del total. Las enfermedades cardiovasculares, infecciosas y parasitarias representan más del 16% de la carga de enfermedad, pero menos del 10% de las publicaciones.
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3En España, enfermedades como el ictus, la depresión, los cánceres de colon y pulmón o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica se investigan menos de lo que cabría esperar de la incidencia que tienen.
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4Para ser más sensibles a las necesidades sociales, las prioridades de investigación deben basarse en la evidencia sobre las necesidades sanitarias, en la información de otros sectores afectados por la I+D sanitaria y en el diálogo con los pacientes.

Este gráfico representa el impacto de diferentes enfermedades (como porcentaje de la carga total de todas las enfermedades) frente a la proporción de publicaciones científicas (como porcentaje del total de publicaciones científicas sobre enfermedades). Aquellas que se sitúan por debajo de la línea de 45º tienen un nivel de publicaciones proporcionalmente menor a su carga de enfermedad, por lo que podrían calificarse de “infra-estudiadas”. En aquellas que se encuentran por encima de esta línea, las publicaciones superan relativamente su carga de enfermedad. Las patologías con elevada carga de enfermedad a nivel mundial pero escasa carga a nivel nacional se suelen investigar más de lo que necesita el país, y constituyen una aportación de la investigación local a la salud global.
Podemos tomar como ejemplo el caso de la obesidad. Dado que los recursos son limitados, muchos de los sectores afectados coinciden en que habría que investigar con mayor intensidad los factores sociales y psicológicos relacionados con la industria alimentaria, las pautas de consumo y el sedentarismo, en lugar de priorizar el conocimiento biológico o mejorar enfoques terapéuticos, como la cirugía.
En todo el mundo se considera que la equidad sanitaria es un valor común, y se puede fomentar apoyando investigaciones en salud global. Además, la globalización hace que los hábitos de vida y las enfermedades infecciosas tengan consecuencias sanitarias globales.