Buenas prácticas
Herramientas y recursos para salvaguardar la ética y mejorar la integridad en la investigación científica
La confianza pública en la ciencia es fundamental. En los últimos años se ha observado un aumento creciente de problemas relacionados con la integridad científica y la confiabilidad de los resultados científicos, en parte derivados de la hipercompetitividad y la falta de formación específica. Instituciones de investigación y organismos financiadores de todo el mundo están trabajando para afrontar estos problemas y mejorar la integridad de la investigación.
Datos básicos
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Ámbito geográfico: internacional.
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Fuentes:
MEJLGAARD, N., et al. (2020): «Research integrity: nine ways to move from talk to walk», Nature, 586.
Proyecto Standard Operating Procedures for Research Integrity (SOPs4RI).
Plataforma The Embassy of Good Science.
1. Contexto
En los últimos años, la comunidad científica ha empezado a reconocer el papel crucial de la cultura de la investigación –promovida desde las propias instituciones– en el mantenimiento de la integridad científica. Universidades, centros de investigación y organismos financiadores están analizando cómo efectuar los procesos de evaluación, formación, supervisión y tutoría, colaboración, participación pública y de gestión de datos y publicación de resultados, para atajar posibles disfunciones estructurales.
2. Debate
A lo largo de los últimos veinte años se ha identificado un número creciente de problemas relacionados con la integridad científica. Así, se han publicado múltiples artículos e informes sobre casos muy impactantes de fraude científico, tasas alarmantes de prácticas de investigación cuestionables y problemas de confiabilidad de los resultados científicos. Ante la gravedad de la situación, se han creado organizaciones y redes internacionales, se han emitido declaraciones y se han elaborado códigos de conducta que describen lo que se consideran buenas prácticas en la investigación, basadas en los principios fundamentales de integridad científica. Entre estos códigos y declaraciones, cabe citar la Declaración de Singapur (2010), la Declaración de Montreal (2013), los Principios de Hong Kong (2019) y el Código Europeo de Conducta para la Integridad en la Investigación (2011), revisado y actualizado en el 2017.
Los principios abstractos de estas declaraciones deben traducirse en áreas de acción concretas en las que las instituciones que llevan a cabo investigación y los organismos financiadores deberán centrar sus esfuerzos. En este contexto, se ha manifestado la necesidad de contar con instrumentos y herramientas que contribuyan a impulsar este proceso. En los últimos años han surgido múltiples iniciativas y proyectos que están desarrollando numerosos recursos dirigidos tanto a organismos como a los propios investigadores. Los organismos financiadores, las universidades y los centros de investigación suelen tener dificultades para determinar por dónde empezar para concebir de forma integral y elaborar políticas y procedimientos de acción concretos.
El proyecto europeo SOPs4RI ha desarrollado varias herramientas de apoyo a las instituciones en este proceso: una colección estructurada de procedimientos estandarizados y de guías que los organismos pueden utilizar para definir sus propios planes de integridad, adaptados a sus necesidades y características específicas. Asimismo, los proyectos europeos EnTIRE y VIRT2UE han creado una plataforma en línea –The Embassy of Good Science– que ofrece información detallada sobre cómo desarrollar la actividad científica de forma responsable e íntegra. Contiene numerosos recursos que ayudan a quienes buscan apoyo para manejar las prácticas de investigación y abordar los dilemas que surgen en este ámbito: desde consejos, directrices y guías hasta múltiples ejemplos de buenas prácticas y materiales de formación.
3. Conclusiones
La creciente atención suscitada por los problemas derivados de la integridad científica y la confiabilidad de los resultados está generando un proceso de reformas en este ámbito. Los organismos financiadores impulsan dicho proceso estableciendo nuevos requisitos, según ilustra el nuevo programa marco de investigación e innovación de la Unión Europea (2021-2027) –Horizonte Europa–, que exige que las instituciones que reciban financiación cuenten con planes claros de integridad científica.