Durante los últimos años, los gobiernos de España y de Portugal han impulsado nuevos instrumentos de política para aumentar el número de doctorados que se incorporan a empresas privadas.
ESPAÑA
En España, el programa Torres Quevedo ofrece, desde el 2001, incentivos a las empresas privadas que contratan a doctorados. Las empresas seleccionadas reciben subvenciones para pagar sus salarios y las contribuciones a la Seguridad Social durante un periodo máximo de tres años, con algunas variaciones según el tipo de empresa y la clase de proyecto (investigación industrial, desarrollo experimental o estudios de viabilidad). En el 2020, el programa Torres Quevedo contaba con un presupuesto anual de 15 millones de euros, similar al del año anterior, cuando se adjudicaron 176 contratos.
En España, las recientes iniciativas políticas se centran en la etapa predoctoral, de modo que se conceden subvenciones destinadas al desarrollo de los «doctorados industriales». En el 2014, se implantó un programa de ámbito estatal, pero, además, muchos gobiernos autonómicos, como los de Andalucía, País Vasco, Cataluña, Madrid, Navarra, Murcia y la Comunidad Valenciana, también cuentan con sus propios programas. Su finalidad es cofinanciar la contratación de estudiantes de doctorado por parte de las empresas y su inscripción en estudios doctorales, así como las becas para las estancias de investigación durante la realización de la tesis, que debe estar codirigida por tutores del ámbito empresarial y académico. El presupuesto anual del programa estatal fue de 4 millones de euros en el 2020, y en el año 2019 se adjudicaron 61 contratos.
PORTUGAL
En lugar de ofrecer ayudas para pagar los salarios de los doctorados, el país luso ha optado por conceder beneficios fiscales. Los incentivos fiscales para promover iniciativas de I+D en las empresas fomentan explícitamente la contratación de doctorados en el ámbito de la investigación y el desarrollo mediante la concesión de créditos equivalentes al 120% de su salario. Desde el 2015, las empresas se han beneficiado de estas ventajas a un ritmo cada vez mayor, con un incremento del 30% en la cifra de doctorados contratados por empresas entre los años 2016 y 2018.
Portugal también ha hecho hincapié en la etapa predoctoral, aunque con un enfoque diferente. Las Colaboraciones Internacionales en Ciencia, Tecnología y Educación Superior, que se iniciaron en el 2006, ponen en contacto a diversas universidades portuguesas con universidades internacionales de prestigio —como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad Carnegie Mellon y la Universidad de Texas en Austin— con miras a desarrollar programas de estudios avanzados y de doctorado en sectores clave y así mejorar la empleabilidad y la orientación empresarial de quienes obtienen el título de doctor. Las empresas portuguesas se implican cada vez más en estos programas de doctorado mediante un programa de «afiliación industrial» que les permite participar en actividades de investigación y en la formación de graduados especializados. Ello ha facilitado la creación de redes temáticas eficaces mediante proyectos orientados a promover nuevos conocimientos y a explotar nuevas ideas en colaboración con las empresas. El programa MIT-Portugal, por ejemplo, se centra en el ámbito de los «sistemas de ingeniería» y hace hincapié en los complejos procesos asociados a la producción industrial, la energía sostenible, la bioingeniería y los sistemas de transporte, y desarrolla iniciativas de I+D en estrecha colaboración con sus socios empresariales.
Además de potenciar las colaboraciones con instituciones extranjeras, se podría explotar en mayor medida tanto la movilidad del profesorado como las dobles afiliaciones con empresas, lo que permitiría aprovechar el potencial de los investigadores españoles y portugueses que residen en el extranjero y de sus redes internacionales.