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Retos de la cultura de alto nivel para atraer nuevos públicos en el entorno digital
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1La participación en todas las actividades de cultura de alto nivel en sus espacios físicos habituales es mayoritariamente femenina. Esta tendencia -con excepción del ballet- se invierte en el entorno digital.
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2Tanto en la participación física como en la digital, existe un impacto inicialmente positivo relacionado con la edad (a más edad, más participación) que, tras alcanzar un máximo, empieza a decaer (a más edad, menos participación). Se observa, sin embargo, una diferencia en el punto de inflexión, que es mayor en el consumo tradicional (47-49 años) que en el digital (29-35 años). Esto puede apuntar, por un lado, a una diferencia generacional y de hábitos de consumo y, por otro, a la brecha digital, vinculada a la edad.
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3El consumo digital podría ser una oportunidad para aumentar la participación de las personas que tienen dificultades para acceder a ciertos contenidos culturales debido a su lugar de residencia. Sin embargo, se reproduce la misma tendencia observada en el consumo físico: la participación digital está sobrerrepresentada por los que viven en una capital e infrarrepresentada por los residentes en poblaciones más pequeñas.
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4Las decisiones sobre consumo cultural físico o digital son interdependientes, de manera que los individuos que participan en un ámbito, incrementan la probabilidad de participar en el otro.
El gráfico ofrece una visión moderadamente optimista del papel que desempeña el consumo digital. Así, del 6,2% de los individuos que manifiestan consumir cultura de alto nivel en línea, un 2,6% lo hace solamente por esta vía y, por tanto, suponen nueva audiencia. El 3,5% restante ya participan físicamente, por lo que internet es una vía complementaria para ellos.
El 2,6% de los que solo consumen en formato digital, podrían ser también consumidores físicos, si las barreras a las que se enfrentan perdieran relevancia.