El título del libro rinde homenaje a la influyente obra de Adam Smith La riqueza de las naciones, de 1776. Una referencia similar a una gran obra del pasado se encuentra en el título de Michael Hutter, que es una evocación irónica de The Joyless Economy [“La economía sin alegría”, traducida al español como Frustraciones de la riqueza. La satisfacción humana y la insatisfacción del consumidor] de Tibor Scitovsky, publicada en 1976. Pero mientras el libro de Scitovsky dibujaba una imagen sombría de una población demasiado estúpida para dedicar las crecientes cantidades de tiempo libre a disfrutar del arte, Hutter interpreta el comportamiento de los consumidores desde una perspectiva algo más optimista. Considera que obtienen placer de experiencias de consumo en forma de literatura, música, representaciones o imágenes, entre otras, y de expandir su consumo gracias al aprendizaje de nuevos gustos y a la adquisición de nuevos productos para proporcionarse nuevas sorpresas y una alegría renovada.
En The Rise of the Joyful Economy [El ascenso de la economía feliz], Michael Hutter busca identificar las formas en las que la innovación artística tiene efectos económicos, y el proceso inverso, en el que el contexto económico influye en la naturaleza y el contenido del arte. Encuentra pruebas de estos dos efectos en la historia del arte y la sociedad occidentales en los últimos seiscientos años. En su ambicioso proyecto, señala tres períodos de crecimiento evolutivo que muestran una complejidad creciente en los mercados de bienes «felices».
El primer período comenzó en el siglo XV con el descubrimiento de la perspectiva en las artes visuales, lo que permitió a los artistas crear el efecto de la ilusión espacial, una innovación que tuvo ramificaciones generalizadas y estimuló el desarrollo comercial, incluido el crecimiento del comercio en el arte. El segundo período, que el autor denomina «período de explotación de las relaciones sociales», se prolongó desde principios del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX. A lo largo de este tiempo, el tema en la pintura pasó a ser las personas vivas y sus entornos sociales, lo cual influyó en los gustos y condujo a su debido tiempo a cambios en los hábitos de consumo. Finalmente, en el tercer período, que comenzó en la década de 1920 y continúa en la actualidad, se ha hecho posible explotar las «variaciones en serie», la capacidad de las obras de arte para reproducirse en cantidades y variedades infinitas, generando mercados para los bienes experimentados (esto es, productos que solo se pueden valorar después de haber sido comprados y consumidos) en las artes visuales, el cine, la televisión, la música popular, etcétera. Hutter proporciona numerosas ilustraciones para cada uno de los tres períodos basadas principalmente en la historia de la pintura, pero también incluye muchos ejemplos procedentes de la arquitectura, la planificación urbana, la fotografía, la música y el diseño. El libro contiene imágenes de muchas de las obras a las que se refiere dispersas en las páginas, algunas en blanco y negro, y un grupo espléndidamente reproducido en color.
No se trata de un libro fácil de leer. La exposición es densa y está copiosamente referenciada. De principio a fin, el análisis interpreta el comportamiento, los acontecimientos, la interacción social, la creatividad artística y otros fenómenos como los juegos en los cuales la acción se realiza como una serie ordenada de movimientos sujetos a varias reglas. El avance se produce gracias a sorpresas, malentendidos, accidentes y otros hechos que generan una creciente complejidad. Los lectores pueden tener algunas dificultades para aceptar la implacable reinterpretación de la historia social y cultural en estos términos, pero la amplitud y profundidad intelectual de los estudios de Hutter son innegables, y la originalidad de sus ideas impresiona. A pesar de los desafíos a los que se enfrenta, gran parte del libro interesa tanto al lector corriente como al especialista.
En conjunto, estas dos obras ofrecen enfoques que contrastan, pero son igualmente gratificantes en la fascinante área situada en los campos del arte y la economía, y entre ambos. Desde sus distintas perspectivas, ambos autores presentan argumentos convincentes sobre la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, y el efecto que la cultura en su sentido más amplio tiene en la vida económica.
