
En 2006 la proporción de adultos españoles que habían visitado recientemente algún museo, galería o monumento histórico fue del 43%. Este porcentaje es similar al de otros grandes países europeos, pero es inferior al registrado en los países nórdicos. Las estimaciones basadas en una amplia base de datos comparables a escala internacional nos informan de que la participación cultural en España es significativamente mayor entre las clases sociales más altas, tanto si las medimos por ingresos como por nivel educativo o de empleo. Esta asociación la encontramos también en la mayoría de los países europeos, a excepción de los nórdicos, donde la clase social es menos relevante en la participación cultural. Las mujeres consumen más cultura que los hombres, mientras que los ciudadanos extracomunitarios y las personas mayores muestran menor interés en este tipo de actividades.
1. Introducción
La participación cultural no es solo un indicador del nivel social y la identidad grupal (Bourdieu, 1984), sino también una forma intensiva de participación social. Se ha demostrado que la participación cultural es más intensa entre los grupos sociales altos, definidos según el nivel de ingresos, la educación y el empleo (O’Hagan, 2016). Por ejemplo, una muestra representativa de España indica que, en el año 2015, el 30% de la población con educación superior visitó algún lugar de interés cultural, mientras que entre la población con educación primaria o inferior dicho porcentaje no alcanzó el 4% (tabla 1). De modo similar, entre el 20% de la población con ingresos más altos, la participación cultural fue del 32%, frente al 6% entre el 20% de la población con ingresos más bajos. No obstante, en los distintos países europeos existen grandes diferencias de participación cultural. En general, los índices de participación más elevados se registran en los países nórdicos, y los más bajos se dan en la Europa meridional y oriental.
El presente trabajo investiga estas cuestiones en el contexto español, así como hasta qué punto las características demográficas y socioeconómicas influyen en la decisión de visitar museos, galerías y monumentos históricos y arqueológicos (de ahora en adelante, «museos y monumentos históricos»). Gracias a una serie internacional de datos sobre participación cultural –el módulo de 2006 de la Encuesta sobre la Renta y las Condiciones de Vida de la UE, SILC– podemos establecer comparaciones entre distintos países.
España es un país interesante para el estudio de las características de la participación cultural: es un destino culturalmente rico, con una larga tradición, y el número de monumentos declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO es el segundo después de Italia. Aun así, el gasto público en servicios culturales se ha reducido significativamente, en particular tras la crisis económica y financiera, que ha conllevado mayores recortes que en cualquier otro país de la UE (Eurostat, 2015). De esto se deriva una necesidad apremiante de identificar las características demográficas y socioeconómicas de los visitantes a museos y monumentos históricos con el objeto de atraer a más público e informar a los responsables de tomar decisiones. Este trabajo se suma a los estudios sobre los determinantes de la participación cultural –una disciplina en auge– y complementa otras investigaciones sobre España usando datos comparables a escala internacional (Muñiz et al., 2017; Prieto-Rodríguez y Fernández-Blanco, 2000; Sintas y Álvarez, 2002, 2004).
2. ¿Quién visita los museos y monumentos históricos?
De acuerdo con los estudios sobre estratificación cultural, nuestra hipótesis es que la decisión de visitar (y la frecuencia con la que se visitan) los museos, galerías de arte y monumentos históricos o arqueológicos es el resultado de las características demográficas y socioeconómicas de las personas encuestadas. A mayor nivel educativo, nivel de ingresos del hogar y de empleo, mayor probabilidad de que el individuo visite museos y monumentos históricos con frecuencia. El efecto hipotético de la edad en la participación cultural no está claro; con la edad puede aumentar la frecuencia de las visitas, pero esta asociación podría no ser directa. Por último, podemos prever que las mujeres efectuarán más visitas que los hombres a museos y monumentos históricos.
Los datos empleados para estimar los factores determinantes de las visitas a museos y monumentos históricos proceden del módulo de participación social y cultural de la encuesta SILC de la Unión Europea. Llevada a cabo en 2006 en los 27 países miembros de la UE (Eurostat, 2010)1, esta encuesta es una muestra nacional representativa de hogares e individuos.
La encuesta proporciona información acerca de la asistencia de los individuos a museos, galerías, monumentos históricos y arqueológicos. Si consta alguna asistencia, se informa asimismo de la frecuencia de las visitas durante los 12 meses anteriores al segundo trimestre del año en que se realizó la encuesta (2006). La pregunta incluye cinco categorías de respuestas, desde ninguna visita en todo el año a 12 visitas o más.
3. Principales resultados sobre la participación cultural en España
En España el porcentaje de adultos (mayores de 16 años) que habían visitado museos, galerías y monumentos históricos en los últimos 12 meses en 2006 fue del 43% (gráfico 1).
Esta cifra es ligeramente superior a la media correspondiente de la UE-27 (más Islandia), que era del 39%, y es similar a la de otros países europeos grandes (45%). Los índices de asistencia más elevados se dan en los países nórdicos (59%). Desglosando los datos por el número de visitas, aproximadamente el 25% de la población española mayor de 16 años indicó haber realizado entre 1 y 3 visitas, el 10% entre 4 y 6, y aproximadamente el 4% en las dos categorías siguientes (7-12 y más de 12 visitas). Las significativas diferencias en participación cultural entre España y los países nórdicos de la UE persisten cuando tenemos en cuenta factores individuales y del hogar (Falk y Katz-Gerro, 2016).
Las estimaciones muestran que la probabilidad y la frecuencia de asistir a museos y monumentos históricos depende significativamente de los ingresos del hogar, el nivel educativo, la edad, el estado civil, la nacionalidad (UE o no), la situación laboral, el tamaño del hogar y el lugar de residencia (Falk y Katz-Gerro, 2016). En particular, las visitas culturales aumentan paralelamente al nivel educativo y de ingresos para todas las categorías. En cuanto a la edad, los mayores de 64 años y, en menor medida, el grupo entre 25 y 34 años son menos propensos a las visitas culturales. Las mujeres presentan una probabilidad significativamente mayor a realizarlas. Estos datos concuerdan con los de otros países grandes de la UE. Los nacidos fuera de la UE es menos probable que efectúen visitas culturales. Por lo que respecta a la situación laboral, los desempleados y las personas con discapacidad muestran menos probabilidad de asistencia, mientras que la de los estudiantes es significativamente mayor. El número de personas que forman parte del hogar presenta un efecto negativo en la participación cultural, ya que los costes de oportunidad de visitar los lugares culturales aumentan rápidamente si el tamaño de la familia es mayor.
Los efectos del nivel educativo, la edad, los ingresos y algunas variables de la situación laboral tienen su importancia. Por ejemplo, la educación superior reduce la probabilidad de no efectuar ninguna visita en 33 puntos porcentuales, en comparación con las personas con un nivel de instrucción menor. Un aumento de los ingresos del hogar (ajustados al tamaño de este) del 10% (de 8.200 a 9.300 euros) hace disminuir la probabilidad de no efectuar visitas culturales en un punto porcentual, y aumenta la probabilidad de realizarlas de 1 a 3 veces por año en 0,4 puntos porcentuales.
Entre los visitantes ocasionales (de 1 a 3 visitas), la relación del nivel educativo y de ingresos con la participación cultural es similar a la de otros países europeos grandes, pero es más elevada que en los países nórdicos. Entre los visitantes frecuentes (4-6, 7-12 y más de 12 visitas), la influencia de los ingresos y el nivel educativo no difiere de la que hallamos en otros países europeos o en los países nórdicos.
Si medimos la clase social más alta con las ocupaciones, además de tener en cuenta los ingresos y el nivel educativo, comprobamos que la participación cultural aumenta cuando el nivel de empleo también es más elevado (Falk y Katz-Gerro, 2016). Aquí los resultados se limitan a las personas ocupadas. En particular, cuando los ingresos y el nivel educativo son similares, es significativamente más probable que los directivos y profesionales visiten museos y monumentos históricos. Entre las categorías profesionales, las personas con ocupaciones relacionadas con los negocios, las ciencias sociales, las letras y las artes creativas e interpretativas son las que efectúan más visitas culturales, en línea con los resultados de otros países europeos grandes. En cambio, los empleados de menor cualificación son menos propensos a visitar museos y monumentos históricos. Esto ocurre en todos los países de la UE y no es un rasgo específico de España.
4. Conclusiones
El presente estudio ha investigado las características de los visitantes españoles a los museos, galerías y monumentos históricos y arqueológicos. Los resultados muestran que los ingresos del hogar (ajustados al tamaño de este), el nivel educativo y la categoría ocupacional son los principales determinantes de la participación cultural. La relación entre participación cultural y nivel educativo y de ingresos es similar a la de otros grandes países europeos, pero mayor que en los países nórdicos. No obstante, esto solo es así para los visitantes ocasionales. Entre los asiduos, los ingresos y el nivel educativo no no juegan un papel especialmente diferente en España y los demás países europeos. Por otra parte, la participación cultural es más intensa entre las mujeres y más moderada entre los extracomunitarios y las personas mayores.
Estos datos proporcionan información de utilidad para los gestores culturales y artísticos, urbanistas y profesionales del marketing turístico y museístico, así como para las personas y organizaciones que promueven la participación cultural de los grupos desfavorecidos. Y para los museos y galerías de arte privados, el conocimiento de las características de los visitantes es de suma importancia a la hora de fijar precios y diseñar promociones.
Desde una perspectiva comparativa, nuestra segunda conclusión principal es que la probabilidad de que se produzcan visitas a museos y monumentos históricos en España es menor que en los países nórdicos y el Reino Unido, similar a la de Alemania, Francia y los Países Bajos y mayor que la de otros países del sur de Europa. Estas diferencias entre países siguen siendo significativas cuando se tienen en cuenta las características individuales y del hogar. Una posible interpretación de estos resultados es que las diferencias en la probabilidad de visitar sitios culturales en los países europeos están relacionadas con diferencias nacionales en materia de política cultural y en inversión pública per cápita destinada a incentivar las visitas a museos y monumentos históricos.
El menor índice de participación cultural de España comparado con el de los países nórdicos indica que aún no se ha llegado a la saturación de la demanda de bienes culturales, de modo que la cuestión es cómo estimular dicha participación. Una vía para hacerlo sería incrementar el gasto público en servicios culturales. En España, el gasto público per cápita en cultura era de 135 euros en 2006, según la Encuesta de Presupuestos Familiares, y por lo tanto inferior al del grupo de grandes países europeos (fuente: Eurostat, 2010). Además, el gasto público general en sitios culturales ha experimentado una fuerte caída en los últimos años, pasando de 384 millones de euros en 2006 a 261 millones en 2014 (véase la tabla 2). El descenso de este gasto público está estrechamente relacionado con la caída del gasto cultural privado. Entre 2006 y 2015, la participación cultural disminuyó del 18 al 15% (tabla 1).
Por el contrario, algunos otros países europeos como Alemania y los países nórdicos aumentaron el gasto en servicios culturales (fuente: Eurostat, 2015). Una de las prioridades de los responsables políticos de dichos países, por lo tanto, es aumentar el nivel de gasto público en servicios culturales. Los precios de entrada, por otra parte, también influyen en la participación cultural. En Europa se dan grandes diferencias en dichos precios, desde las políticas de entrada gratuita del Reino Unido y algunos países nórdicos a entradas muy caras en Italia y Grecia. En España, los precios de entrada de los principales museos (por ejemplo, el Museo del Prado) se encuentran en la franja intermedia. No obstante, no está claro que una rebaja de los precios de entrada se traduzca en una mayor participación cultural.
5. Referencias
Bourdieu, P. (1984): Distinction: a social critique of the judgment of taste, Londres: Routledge.
Eurostat (2010): EU-SILC module 2006 on social participation. Assessment of the implementation, Luxemburgo.
Eurostat (2015): Government expenditure by function according to the Classification of the Functions of Government.
Falk, M., y T. Katz-Gerro (2016): «Cultural participation in Europe: can we identify common determinants?», Journal of Cultural Economics, 40(2).
Muñiz, C., P. Rodríguez y M.J. Suárez (2017): «Participation in cultural activities: specification issues», Journal of Cultural Economics, 41(1).
O’Hagan, J. W. (2016): «La asistencia a actividades artísticas y culturales financiadas con fondos públicos», Observatorio Social de ”la Caixa”.
Prieto-Rodríguez, J., y V. Fernández-Blanco (2000): «Are popular and classical music listeners the same people?», Journal of Cultural Economics, 24(2).
Sintas, J.L., y E. García-Álvarez (2004): «Omnivore versus univore consumption and its symbolic properties: evidence from Spaniards’ performing arts attendance», Poetics, 32(6).
Sintas, J.L., y E. García-Álvarez (2002): «The consumption of cultural products: an analysis of the Spanish social space», Journal of Cultural Economics, 26(2).
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