El Servicio de Emergencias 112 ofrece información de gran interés para analizar el fenómeno del suicidio desde un punto de vista comunitario: muchos de los actos de suicidio son comunicados al 112, bien por parte de las propias víctimas o por parte de familiares, conocidos o personas ajenas a ellas que se encuentran presentes en el momento en que se comete el suicidio. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones se centran en datos de mortalidad y registros sanitarios, siendo escasos los estudios que profundizan en los registros de llamadas de emergencia al 112 (Marco et al., 2017, 2018). Además, la pandemia de covid-19 ha provocado un aumento de la preocupación por la salud mental, y en algunos sectores de la población se advierte una tendencia creciente de la conducta suicida (Jollant et al., 2022; Zalsman et al., 2021). Este estudio analiza la distribución de las llamadas por suicidio en la ciudad de Valencia durante un periodo de seis años (2017-2022) y explora la relación entre una alta incidencia de llamadas y las variables sociodemográficas del vecindario. 

Durante el periodo 2017-2022, el Servicio de Emergencias 112 de la ciudad de Valencia atendió 10.030 llamadas relacionadas con una conducta suicida. Estas comprenden desde casos de ideación suicida hasta intentos autolíticos y amenazas o fallecimientos por suicidio. Destacan las llamadas (60%) en que la persona en crisis era mujer. El gráfico 1 recoge la evolución de las llamadas, por trimestres, durante los seis años de estudio. En general, se observan unos valores que oscilan entre las 315 y las 425 llamadas por trimestre en los primeros tres años, lo que supone entre 3 y 5 llamadas al día por suicidio en la ciudad de Valencia. Sin embargo, estas cifras aumentaron progresivamente, hasta rebasar las 600 llamadas por trimestre en 2022. En particular, en 2021 se produjo un cambio de trayectoria y la tasa de aumento se intensificó. Antes de 2021, el tercer trimestre (julio-septiembre) era el que registraba sistemáticamente el mayor número de llamadas. Sin embargo, en el 2022, el segundo trimestre (abril-junio) fue el que presentó la mayor incidencia durante todo el periodo de estudio. A lo largo de 2017 se atendieron 1.334 llamadas de emergencia por suicidio o relacionadas con este, mientras que en 2022 la cifra aumentó hasta las 2.404 llamadas, lo que representa un incremento del 80%. Como referencia, cabe destacar que el número total de llamadas al 112 de la Comunidad Valenciana (no solamente las relacionadas con el suicidio, sino con cualquier emergencia sociosanitaria) se mantuvo estable durante ese periodo, con un aumento de apenas el 3% entre los años 2017 y 2022. 

También se estudió la distribución anual de las llamadas en los diferentes grupos de edad, según se observa en el gráfico 2. En los dos primeros años del periodo de estudio (2017 y 2018), el grupo de mediana edad fue el que mostró el mayor número de llamadas. Sin embargo, a partir de 2019 se registró un aumento sustancial del número de llamadas de personas en crisis de entre 15 y 20 años, convirtiéndose finalmente en el grupo de edad con el mayor volumen de llamadas durante todo el periodo. Asimismo, se analizaron las llamadas por grupos de edad teniendo en cuenta el género de la persona en crisis (gráf. 3). Los resultados revelan un patrón distinto según el género: en las mujeres se observa un aumento de las llamadas en el grupo de 15 a 20 años, lo que concuerda con los hallazgos sobre las llamadas generales. Sin embargo, este patrón no se observa en el caso de los hombres. Si bien se ha producido un aumento del número de llamadas en el grupo de 15 a 20 años, el grupo de mediana edad todavía presenta una incidencia mayor, en particular entre los 50 y 55 años. Curiosamente, en 2020 (año de inicio de la pandemia), el grupo de hombres de 15 a 20 años fue el que realizó el mayor número de llamadas.

Para evaluar si las llamadas siguieron un patrón geográfico determinado o si, por el contrario, se produjeron de forma aleatoria en los vecindarios de la ciudad, se llevó a cabo un estudio espaciotemporal en el que se tuvieron en cuenta distintas variables del vecindario que podían guardar relación con el suicidio. Los resultados muestran que este tipo de llamadas no se dieron de forma aleatoria, sino que se produjeron en mayor medida en lugares con unas características sociodemográficas concretas. En concreto, las áreas con menor nivel educativo, mayor movilidad residencial, menor densidad de población y envejecimiento poblacional, y mayor concentración de inmigrantes mostraron una incidencia de llamadas más elevada. El nivel de renta y el porcentaje de personas que viven solas no fueron relevantes.

Estos resultados difieren según el género. En el caso de las mujeres en crisis, las zonas con menor densidad de población, mayor movilidad y envejecimiento de la población, y más población extranjera experimentaron más llamadas por suicidio. Asimismo, las llamadas aumentaron durante el segundo trimestre del año (abril-junio). En el caso de los hombres, las zonas que registraron más llamadas fueron aquellas con menor nivel educativo, menor densidad de población, mayor movilidad, mayor proporción de personas que viven solas, y mayor nivel de envejecimiento. En el tercer trimestre del año (julio-septiembre) se produjeron más llamadas que en el resto de los trimestres. El gráfico 4 recoge las variables del vecindario que mostraron una relación positiva o negativa con las llamadas vinculadas con el suicidio según el género.

 

Los resultados muestran una tendencia al alza en el número de llamadas por suicidio al 112 en la ciudad de Valencia durante el periodo 2017-2022. También se registró una mayor incidencia de llamadas cuando la persona en crisis era mujer, a pesar de que los estudios muestran una mayor tasa de muertes por suicidio en hombres (INE, 2022). Dado que muchas de las llamadas se efectúan para solicitar ayuda a los servicios de emergencia ante una tentativa de suicidio, y no porque se trate de fallecimientos ya efectivos, estos resultados pueden indicar una mayor búsqueda de ayuda por parte de las mujeres que de los hombres, los cuales pueden recurrir a métodos de suicidio más extremos. Además, se ha producido un incremento drástico de las llamadas en el grupo de edad de 15 a 20 años, especialmente en las mujeres. Es importante profundizar en lo que está ocurriendo con el colectivo de jóvenes y menores de edad, así como en los aspectos psicosociales que explican este aumento de llamadas; de este modo, se podrán implementar estrategias de prevención adaptadas a sus necesidades.

Por otro lado, los resultados muestran que las llamadas por suicidio no se producen de forma aleatoria en la ciudad, sino que existen ciertas características del vecindario que se relacionan con la incidencia de llamadas por suicidio. Así, los barrios más envejecidos y con menor densidad de población, en los que hay más movilidad residencial, presentan a su vez más llamadas de emergencia por suicidio. No obstante, existen ciertas diferencias de género, de modo que las zonas con un nivel educativo inferior y mayor número de personas que viven solas registran más llamadas de hombres en crisis, pero no de mujeres. En cambio, en el caso de las mujeres en crisis, la concentración de inmigrantes en el vecindario constituye un factor de riesgo. Estos resultados subrayan la importancia de tener en cuenta las diferencias de género a la hora de plantear programas comunitarios de prevención e intervención de la conducta suicida.

Los autores de este estudio desean manifestar su agradecimiento al Servicio 1·1·2 Comunitat Valenciana (Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat Valenciana) por los datos facilitados. 

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (2022): Defunciones por suicidio. 

JOLLANT, F., I. BLANC-BRISSET, M. CELLIER, et al. (2022): «Temporal trends in calls for suicide attempts to poison control centers in France during the COVID-19 pandemic: a nationwide study», European Journal of Epidemiology, 37(9), 901-913.  

MARCO, M., E. GRACIA, A. LÓPEZ-QUÍLEZ, et al. (2018): «What calls for service tell us about suicide: A 7-year spatio-temporal analysis of neighborhood correlates of suicide-related calls», Scientific Reports, 8(1), 6746.  

MARCO, M., A. LÓPEZ-QUÍLEZ, D. CONESA, et al. (2017): «Spatio-Temporal Analysis of Suicide-Related Emergency Calls», International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(7), 735.   

ZALSMAN, G., Y. LEVY, E. SOMMERFELD, et al. (2021): «Suicide-related calls to a national crisis chat hotline service during the COVID-19 pandemic and lockdown», Journal of Psychiatric Research, 139, 193-196.