Las variables que condicionan en gran parte la transición entre trimestres hacia la ocupación o la continuidad de las situaciones de ERTE o ERE son de distinta naturaleza. A partir de los datos analizados en la investigación sobre la que se basa este artículo, se advierte que los hombres tuvieron mayor probabilidad que las mujeres de abandonar la situación de regulación de empleo en cualquiera de los trimestres considerados. Así, entre el tercer y el cuarto trimestre del año 2020, los hombres presentaron un 29,82% más de probabilidad que las mujeres de regresar a la actividad normal.
La nacionalidad también es una variable significativa, si bien no presenta el mismo signo en todas las transiciones analizadas en la investigación. Concretamente, entre el primer y el segundo trimestre, y entre el tercero y el cuarto, fueron los trabajadores extranjeros los que tuvieron más probabilidades de recuperar su actividad normal, mientras que entre el segundo y el tercer trimestre esta característica se asoció en mayor medida a los trabajadores autóctonos. Entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, la población extranjera tenía un 9,79% más de probabilidad que la población autóctona de regresar a la actividad normal.
En cuanto a la edad de los trabajadores, los más jóvenes son los que tuvieron mayor probabilidad de abandonar la situación de ERE o ERTE, y los adultos de más de 46 años, los que tuvieron menor probabilidad. Por ejemplo, entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, los más jóvenes presentaban un 20,92% más de probabilidad que los mayores de 46 años de volver a la actividad normal.
Con respecto al nivel educativo, no se observa un patrón homogéneo a lo largo de las transiciones entre trimestres. Por ejemplo, entre el segundo y el tercer trimestre, fueron los trabajadores con menor nivel educativo los que tuvieron mayor probabilidad de recuperar su empleo. Sin embargo, entre el tercer y el cuarto trimestre, esta característica se correspondió con los trabajadores que habían estudiado hasta la primera etapa de secundaria y con los que habían cursado estudios superiores. Esto podría asociarse a la estacionalidad de la economía española y, más concretamente, al tipo de actividad que se desarrolla con mayor incidencia en cada uno de los trimestres. Entre los meses de junio y agosto, la actividad económica española está vinculada a los servicios de baja productividad, en contraposición a lo que ocurre en el último trimestre del año. Así, entre el tercer y el cuarto trimestre del año 2020, los trabajadores con menor nivel educativo tuvieron un 56,22% menos de probabilidad que los trabajadores con educación superior de regresar a la actividad habitual.
La distribución regional también fue heterogénea a lo largo del año 2020. Entre el primer y el segundo trimestre fue la zona noreste (País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón), junto con Madrid, donde hubo una mayor probabilidad de abandonar la situación de regulación de empleo. Entre el segundo y el tercer trimestre fueron la zona centro (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura) y la noroeste (Galicia, Asturias y Cantabria). Entre el tercer y el cuarto trimestre, de nuevo fueron la zona centro y Madrid. En esta última transición, los peores datos se corresponden con la zona noreste, la zona este (Cataluña y la Comunidad Valenciana) y las islas (Canarias y Baleares), independientemente del trimestre analizado. Esto puede deberse, en el caso de la primera zona, a la elevada incidencia de la covid-19 en esta área geográfica y, en el caso del resto de las zonas, al fuerte peso relativo de la hostelería y el comercio en estas regiones. En comparación con los trabajadores de la zona sur (Andalucía y Murcia), es posible afirmar que en la zona noreste y en la zona este y las islas hay un 31% y un 24,35% menos de probabilidad, respectivamente, de recuperar la actividad habitual.
En cuanto al tipo de sector de actividad, el sector servicios muestra menor potencial de recuperación de la actividad habitual, lo cual está muy influenciado por el peso que tienen el comercio y la hostelería en los ERE y los ERTE. Por otro lado, el sector de la construcción (un sector masculinizado) muestra una mayor probabilidad de recuperarse en cualquiera de los trimestres: por ejemplo, entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, los trabajadores de la construcción tenían un 45,79% más de probabilidad que los trabajadores del sector servicios de volver a la actividad que desarrollaban antes de la regulación de empleo.
Con respecto a la categoría ocupacional, no se observa un patrón homogéneo: entre el segundo y el tercer trimestre fueron los trabajadores con menor grado de responsabilidad laboral los que con mayor probabilidad abandonaron la situación de regulación de empleo. Por otro lado, entre el tercer y el cuarto trimestre del año, la mayor probabilidad se correspondió con los trabajadores de mayor cualificación en sus ocupaciones, con un 44,48% más de probabilidad de recuperar la actividad habitual que los trabajadores de menor cualificación y menor rango ocupacional.
En cuanto a los tipos de contrato y de jornada laboral, se advierten rasgos destacables. En concreto, tener un contrato temporal o una jornada laboral a tiempo parcial son características más propicias para abandonar una situación de regulación de empleo. Por ejemplo, para los trabajadores que cumplen estas características, entre el tercer y el cuarto trimestre se detecta un 60,98% y un 43,73% más de probabilidad, respectivamente, de abandonar las situaciones de ERE o ERTE en relación con los asalariados que tienen otro tipo de contrato o jornada. Este hecho tiene consecuencias importantes para la actividad económica española, ya que parece que las empresas mantienen en ERE o ERTE a los trabajadores con contrato indefinido y con jornada a tiempo completo. Estos, en cierta medida, pueden ser los trabajadores más productivos, aunque también son los que suponen mayores costes para la empresa. Por el contrario, regresan mayoritariamente a la actividad laboral normal los trabajadores que tienen contrato temporal y una jornada a tiempo parcial, que son los que representan menores costes para la empresa y, también, los que pueden tener una productividad menor.