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Entrevista

“Haga lo que haga la economía, el arte y la cultura seguirán funcionando”

David Throsby, Especialista en economía del arte y la cultura, y profesor emérito en el Departamento de Economía,
Universidad Macquarie (Australia);

El economista David Throsby responde a cuestiones como el papel de las instituciones, tanto públicas como privadas, y su participación activa en el impulso de la cultura o el impacto de fenómenos como la globalización, la era digital y las nuevas tecnologías en el comportamiento económico de la cultura y el arte.

En su discurso, Throsby destaca el concepto desarrollo cultural sostenible, que se traduce en la utilización de los recursos culturales para satisfacer nuestras necesidades, de forma que el arte y la cultura puedan perpetuarse en futuras generaciones, un concepto especialmente relevante cuando pensamos en el patrimonio cultural, tangible o inmaterial. Algunos principios clave que fundamentan el desarrollo cultural sostenible, y que Throsby considera vitales e ineludibles para conservar manifestaciones culturales y artísticas de calidad, son los siguientes: la no discriminación en el acceso respetando la equidad, el acceso libre y la protección de su diversidad.

 

¿Cómo definirías el valor cultural creado por el sector del arte y la cultura?

Si hago una distinción entre valor cultural y valor económico, el valor cultural es algo que no se puede medir en términos monetarios, aunque puede estar relacionado con el factor económico. Yo planteo que la única manera para pensar realmente en el valor cultural es tratar de descomponerlo en distintos elementos. ¿Qué lo compone? Esto incluye cosas como el valor estético. Si hablamos de obras de arte, por ejemplo, una pintura: el valor estético, el valor social, el valor simbólico, tal vez el valor histórico, su valor como una auténtica obra. Todos estos son componentes de algo a lo que hemos denominado valor cultural, que es una forma de expresar la importancia cultural de un objeto artístico. O no solo de un objeto, sino del arte en general.

 

¿Cuáles son las diferencias entre el valor intrínseco y extrínseco de las expresiones culturales?

En la filosofía existe un largo debate sobre si los objetos culturales tienen o no un valor intrínseco. Si entrañan algo que realmente existe, independientemente de que alguien lo aprecie o no. Si pensamos en algunas de las grandes obras de arte de la música o las artes visuales o la literatura, que tienen su propio valor interno, cualidades estéticas, cualidades culturales, no es necesario que nadie las reconozca o las experimente para que existan, existen como tales. De lo contrario, se podría decir “esto solo entra en juego si alguna especie de fuerza externa, extrínseca, hace que los valores intrínsecos afloren”.

 

Entonces, ¿ambos tienen la misma importancia?

Es difícil de afirmar, porque el equilibrio depende del punto de vista de cada uno. Sí, supongo que tendría que decir que ambos tienen la misma importancia en el sentido de que los dos son importantes.

 

¿Deberían las instituciones públicas liderar la inversión en arte y cultura?

¿Las instituciones públicas? Sí, por supuesto, las instituciones públicas, como museos y galerías, lo hacen. En cuanto a otros tipos de instituciones públicas, ¿te refieres a edificios públicos que podrían haber encargado obras de arte para exponerlas en los vestíbulos o algo por el estilo? Entonces, sin duda, sí. Sabemos que las autoridades públicas pueden reservar lo que llamamos un porcentaje para el arte, es decir, en una nueva institución, en un edificio nuevo, destinar un porcentaje de los costes de construcción a obras de arte. Esto puede ser una importante fuente de ingresos no solo para los artistas y nuevos encargos, sino también para poner el arte a disposición del público.

 

¿Qué papel debe tener el sector privado en esta inversión?

El papel que tiene que ejercer el sector privado es sumamente importante, dado que vivimos en una economía que, en cierto modo, está dominada por el sector privado desde el punto de vista económico. Si las artes están floreciendo, es importante que el sector privado se involucre de alguna manera. Hay razones comerciales por las que el sector privado podría estar interesado en el arte, por ejemplo la adquisición de obras arte para salas de juntas, que podrían ser valiosas y formar parte de los activos de una empresa. Pero también está la cuestión más general sobre la participación del sector privado en la financiación del arte por medio de la filantropía, etc. Y esa es otra cuestión muy importante, e incluso podríamos decir que complementaria al apoyo público al arte y a la cultura, que sigue siendo fundamental. Aunque esto varía mucho entre distintos países, la noción de que existe una responsabilidad pública para financiar el arte y la cultura está ahí. La contribución privada en este sentido puede ser muy significativa, y de hecho lo es.

 

¿Qué significa el concepto “desarrollo culturalmente sostenible”?

Es un concepto relativamente nuevo y para entenderlo tenemos que pensar en cómo ha evolucionado el debate sobre del desarrollo sostenible desde una perspectiva global. Esto se remonta a la década de 1980, cuando la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, creada por las Naciones Unidas y presidida por la señora Brundtland y por ello conocida como la Comisión Brundtland, propuso la idea de un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible se definió como el desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. La propuesta se hizo en relación a cómo la humanidad utiliza el medio ambiente y los recursos naturales. Estaba muy inscrita en la década de 1980. Hoy en día todavía estamos explotando los recursos naturales y vamos a quedarnos sin petróleo, a contaminar el medio ambiente, a vivir un cambio climático mundial... Estas son todas las cuestiones que deben abordarse con procesos sostenibles para el medio ambiente. A raíz de esto surgió una preocupación por el concepto de sostenibilidad, cuyo alcance es muy amplio, y en este contexto, la cultura juega un papel importante. Se ha hablado de que el desarrollo sostenible tiene tres pilares: económico, social y medioambiental. Pero también está la idea de que hay un cuarto pilar, la cultura. La cultura es importante para el desarrollo, ya que proporciona el contexto en el que este se produce. Incluso puede ser un motor de desarrollo, las industrias culturales pueden contribuir al crecimiento económico, etc. Todo esto es una especie de preámbulo para responder a tu pregunta sobre el desarrollo culturalmente sostenible. Del mismo modo que existe el concepto de desarrollo medioambientalmente sostenible, también podemos hablar de desarrollo culturalmente sostenible, que significa utilizar los recursos culturales de una manera que satisfaga nuestras necesidades, pero no ponga en peligro la continuidad de la cultura para las generaciones futuras. Está muy relacionado con la creación del arte, la preservación y la protección del patrimonio cultural.

 

¿Cuáles son los principios más importantes que subyacen el desarrollo culturalmente sostenible?

Una de las cosas con la que nos encontramos en relación con el concepto de desarrollo sostenible es que no es fácil especificar los principios que lo definen. Siendo esto así, yo diría que los principios del desarrollo culturalmente sostenible son, en primer lugar, lo que llamamos la equidad intergeneracional, que es a lo que me he estado refiriendo: el cuidado de los recursos para que sigan estando disponibles para las generaciones futuras. De este modo, la preocupación por el futuro es esencialmente el primer principio. El segundo principio está relacionado con las formas en la que nuestra propia generación y nuestra propia gente recibe la cultura y accede a ella. No debe haber discriminación, debemos tener libre acceso a la participación cultural y debe haber libertad de expresión artística. El concepto de equidad para la generación actual abarca todas estas ideas. Luego, además de todo esto, hay otros principios que podríamos mencionar, pero el más importante es la protección de la diversidad. La diversidad cultural se entiende como algo que debe celebrarse y no algo a lo que se deba temer. Tenemos que aceptar, y lo hacemos, el hecho de que el mosaico humano, que como el término indica es una variedad de diferentes culturas, personas, colores de piel, etnias, religiones, etc., forma parte de lo que nos hace humanos. Podemos celebrar los diferentes aspectos de esta diversidad, pero creo que ante todo están la idea y el principio subyacente de que se debe hacer con tolerancia, aceptarla en lugar de temerla o reaccionar ante ella con agresividad o violencia.

 

¿Cómo pueden contribuir las industrias culturales al desarrollo sostenible?

Esto está estrechamente relacionado con la pregunta “¿cómo se perpetúa realmente la cultura?” o “¿qué hacemos para que suceda la cultura?”. Tenemos música, espectáculos, bienes culturales, escribimos literatura, creamos obras… Algunas de estas cosas son puramente artísticas, pero son realmente muy útiles y contribuyen en gran medida al bienestar de las personas. Actualmente, las industrias culturales se definen en términos bastante amplios como industrias que producen bienes y servicios culturales, es decir, bienes culturales que tienen algún tipo de significado, algún tipo de cualidades simbólicas. Esto no solo incluye obras de arte, sino también el cine, la televisión, la música, los videojuegos e incluso los medios de comunicación. Las industrias culturales son un conglomerado de industrias bastante extenso. La idea es que pueden contribuir al desarrollo económico, ya que generan empleo, producción, ingresos, etc. Al mismo tiempo, también contribuyen al desarrollo cultural, porque cada vez que hacemos una película u otra obra similar, hacemos algo por nuestra cultura. Tal vez algo innovador, fresco, interesante, nuevo... Las culturas nunca se estancan, evolucionan de manera constante. Y todo ello gracias a este proceso de participación y producción cultural. Es así como las industrias culturales contribuyen al desarrollo sostenible, ya que pueden hacer exactamente esto. Pueden enlazar el desarrollo económico con el desarrollo cultural.

 

¿Qué tipo de estrategias y medidas pueden poner en práctica los gobiernos y otras partes interesadas para facilitar la generación de beneficios sociales producidos por el sector cultural?

Hoy en día, lo que entendemos por política cultural se extiende sobre un lienzo muy amplio. Como iba diciendo, hay cosas que los gobiernos pueden hacer, pero, por supuesto, no son los únicos actores en el juego, aunque sí tienen un papel importante. La cuestión es que la política cultural ha crecido, por decirlo así, en los últimos 10, 20, 30 años, y ahora está mucho más definida en cuanto a qué constituye una política en referencia a la cultura. Y, en gran medida, esto es algo multidimensional, ya que no se trata únicamente de algo así como apoyar el arte o las industrias culturales, sino que se extiende a todos los ámbitos, como la educación. ¿Cómo utilizamos la cultura y la educación? ¿Cómo educamos a los niños para que sean creativos? ¿Cómo les damos oportunidades para este tipo de cosas? Implica comercio cultural. ¿Cómo comerciamos con productos culturales en el ámbito internacional? La clave está en el diálogo intercultural, el desarrollo regional, el desarrollo industrial, las políticas innovadoras... Casi todos los ministerios del gobierno tienen alguna relación con la política cultural y, aunque, por supuesto, la situación es distinta en cada país, en la mayoría de los países hay un ministerio de cultura, o un organismo similar, que tiene la función de aglutinar la política cultural. Pero también se extiende de manera generalizada a todos los demás ámbitos. En cada uno de estos ámbitos, se establecen estrategias específicas que se podrían utilizar. En la educación, por ejemplo, una estrategia para incluir más creatividad y comprensión cultural en los planes de estudios escolares. Me refiero a este tipo de cosas. En otro ámbito, podría ser el intercambio cultural con otros países, enviar artistas o compañías artísticas al extranjero. Son diferentes estrategias que se podrían poner en práctica en los distintos ámbitos de la política cultural.

 

¿Cuáles son los desafíos pendientes para la integración de una dimensión cultural en los marcos de desarrollo sostenible?

Es una pregunta interesante. Es muy fácil decir que debemos integrar la cultura en el desarrollo sostenible, pero es muy difícil saber qué debemos hacer. A este respecto, podría referirme a la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de la UNESCO del año 2005, probablemente el instrumento internacional más importante que proporciona un marco para la política cultural. Uno de los puntos claves de esta convención es que establece que los países deben hacer todos los esfuerzos posibles por integrar la cultura en sus políticas de desarrollo sostenible. He realizado numerosos estudios para la UNESCO sobre diferentes países en relación con estas políticas y lo que encontramos es que algunos países tienen un plan de desarrollo nacional de 5 o 10 años. Algunos tienen planes de desarrollo sostenible que tratan de abordar los problemas medioambientales y demás cuestiones. Lo que podemos hacer es pensar en las formas en las que la cultura, en general, y las industrias culturales, en concreto, se pueden incluir en un plan de desarrollo nacional. Creo que esto es posible a través del proceso de planificación. Es la respuesta a la pregunta. A través de los procesos de planificación podemos pararnos a pensar y preguntarnos qué es lo que realmente tenemos que hacer para entender cómo puede la cultura intervenir en el proceso de desarrollo y proporcionar el contexto para dicho desarrollo y cómo puede realmente impulsar este proceso. Esto se consigue a través de los mecanismos de planificación.

 

¿Cómo crees que contribuye la economía a una mejor comprensión del arte y la cultura?

Creo que se podría decir que el arte y la cultura tienen sus propios fundamentos y son bastante independientes de la economía. Tenemos arte en nuestras vidas porque el arte es importante para el alma humana, pero de la economía no se puede decir lo mismo. El arte es totalmente esencial para la existencia del ser humano. Nuestras culturas definen quiénes somos y nuestro arte es la forma en la que expresamos estas culturas. Es algo que no necesita ninguna justificación, se genera solo, de manera espontánea y continuará ocurriendo pase lo que pase. Dicho esto, también se puede decir que hay formas en las que todos estos procesos adquieren ciertas dimensiones económicas. Por ejemplo, puede que a un artista solamente le preocupe crear arte, pero tiene que vivir, necesita ganar dinero, vender sus obras... Cuando un artista empieza a vender sus obras está participando en un proceso económico. Hay procesos económicos en todo esto y la economía estudia cómo funcionan dichos procesos en el contexto de la economía general. En el arte y la cultura funcionan como en cualquier otro ámbito. Lo que vemos a menudo es que, debido a la naturaleza peculiar del arte y la cultura, algunas de las formas en las que se aplica la economía a los fenómenos del sector cultural son bastante diferentes a las formas en las que se aplica en otros sectores. Tomemos como ejemplo los artistas. Hoy en día, en general, pensamos en los trabajadores como personas que solo trabajan para ganar dinero, que cuanto menos trabajo hagan mejor, y que preferirían trabajar aún menos. Los artistas son exactamente lo contrario. Les gusta trabajar más porque es su vocación. Nos encontramos con que todos los aspectos económicos del mercado laboral, si se aplican a los artistas, se invierten porque los artistas son diferentes. Es algo que sucede muy a menudo en este ámbito. La economía es muy importante para ayudarnos a entenderlo y una de las cosas fascinantes de trabajar en la economía aplicada a la cultura y el arte es que nos encontramos constantemente con este tipo de peculiaridades del arte y la cultura. Esto hace que sea realmente interesante. La economía es una ciencia social, una filosofía. Tiene mucho que decir acerca de cómo se hace el arte y cómo podemos facilitar la producción de arte, pero no quiere decir que eso sea todo lo que hay al respecto. Partimos de la baswe de que obviamente el arte y la cultura son esenciales para la vida humana y así continuarán siéndolo. Haga lo que haga la economía, el arte y la cultura seguirán allí.

 

¿Qué temas crees que podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?

Supongo que podría decir que cualquier cosa. Una de las cosas buenas de la conferencia bienal sobre cultura y economía, es que siempre resulta increíble la cantidad de trabajo que se está haciendo, que acapara el interés de la gente, y lo interesante y útil que es. Sin embargo, si tengo que precisar, creo que una de las cosas que está influyendo en el arte, al igual que en toda la economía, son los fenómenos como la globalización, el énfasis en las nuevas tecnologías y el crecimiento de la economía digital, la forma en la que la economía digital está repercutiendo en el arte y la cultura. Esto implica el planteamiento de nuevos temas, muchos de los cuales ya se han abordado, pero todavía quedan muchos más de los que no sabemos nada. Creo que es algo que está sucediendo muy rápidamente, los cambios tecnológicos de los últimos 5, 10, 15 años han sido muchísimos. En estos años se han producido tantos acontecimientos como en toda la Revolución industrial, o en todo el siglo xix. Es un momento muy interesante para vivir, se están planteando todo tipo de preguntas sobre el arte, la cultura, la forma en la que producimos el arte, la forma en la que consumimos arte, en particular, y casi todos los días surgen nuevas preguntas. Cuando se habla de los jóvenes investigadores, estos tienden a ser usuarios de Twitter o Facebook. Utilizan mucho las redes sociales o juegan a videojuegos, por ejemplo. Ellos son los que utilizan este tipo de nuevas tecnologías. Ellos son los mejor posicionados para estudiar las cuestiones que derivan de esto. Dicho esto, creo que hay ciertas cuestiones que se plantean indefinidamente. ¿En qué medida se involucrará el Estado en la producción de arte y cultura? ¿Cómo valoramos el arte? Yo mismo estoy muy interesado en los temas relacionados con la valoración, ¿cómo valoramos las cosas? Estas son preguntas que continúan planteándose y lo que las hace interesantes es que en realidad nunca las resolvemos. Allí siguen, y si las resolviéramos dejarían de interesarnos. Supongo que es algo que nos ayudará a seguir adelante siempre.

 

¿Qué temas crees que todavía no se han desarrollado en la literatura académica?

Creo que justo lo que estaba diciendo, porque es un tema que todavía está evolucionando. Por lo demás, no estoy seguro de poder afirmar que haya algún tema específico que no se haya desarrollado en la literatura académica. Hoy en día las publicaciones son muy amplias y mantenerse al día es realmente difícil. En todos los ámbitos pasan muchas cosas. Por supuesto, ahora es más fácil, ya que Google y otras formas de búsqueda en Internet nos ayudan a realizar un seguimiento de los contenidos mucho más rápido que antes. Cuando yo era estudiante, si quería saber qué estaba pasando tenía que ir a la biblioteca, coger las revistas y ojearlas. Hoy en día podemos hacerlo todo en Google y otros motores de búsqueda, bases de datos, etc. Por lo tanto, este sería uno de los temas. Creo que la cuestión de los datos, cómo utilizamos los datos, cómo utilizamos las grandes cantidades de datos, por ejemplo, son temas que todavía no se han explorado adecuadamente, pero todo está relacionado con el tema de las nuevas tecnologías y los nuevos avances.

 

¿Los legisladores y otras partes interesadas tienen en cuenta la investigación realizada por las universidades y los centros de investigación?

Sí, pero probablemente no lo suficiente. Bien, por supuesto pienso que tienen en cuenta lo que hacemos en las universidades y los centros de investigación. Pero creo que, como hace la ciencia, hay que hacer una distinción entre la investigación pura y la investigación aplicada. En la ciencia se dice que la investigación pura se desarrolla sin saber necesariamente para qué será útil, pero de ello se deriva algo que hará la transición a la investigación aplicada y se convertirá en algo realmente importante en el ámbito científico. Creo que se puede decir lo mismo en el caso de la economía y la economía aplicada al arte. Es decir, hay una especie de investigación teórica pura que se está llevando a cabo y que no tiene una aplicación o una importancia inmediata, pero que puede proporcionar herramientas metodológicas o analíticas seguras que en un futuro serán de utilidad. Después tenemos la materia aplicada, que está más orientada a los problemas específicos y está concebida para dar respuestas. Una gran parte de la materia aplicada se acaba adaptando. No creo que haya muchas dudas sobre esto. Siempre existe la posibilidad de que haya más. Siempre se puede afirmar que las decisiones políticas están motivadas tanto por la política como por la economía u otras consideraciones. A veces podemos dar muy buenas razones por las que una decisión podría hacerse de una determinada manera, pero luego se llevará a cabo de manera diferente debido a razones puramente políticas, sobre las cuales no tenemos ningún control. A menudo se trata simplemente del estado de la vida. Continuamos haciéndolo, pero creo que la investigación en este ámbito ha sido eficaz y seguirá siéndolo.

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