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1Antes de la pandemia, la jornada de trabajo semanal de las mujeres, considerando tanto el trabajo remunerado como el no remunerado, era 10 horas más larga que la de los hombres (73 horas en el caso de las mujeres frente a 63 horas en el de los hombres). El trabajo no remunerado representaba el 41% de la jornada de los hombres y el 66% de la jornada de las mujeres.
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2Tras la primera ola de la pandemia y el confinamiento, la brecha de género en el total de horas trabajadas aumentó a 16 horas (62 horas en el caso de la población masculina vs. 78 horas en el de la población femenina), debido a la mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado (48 horas antes del confinamiento frente a 54 horas después de este).
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3La mayor flexibilidad laboral de las mujeres, junto con la presencia de modelos sociales tradicionales, podrían explicar el incremento en la brecha de género en la dedicación al trabajo no remunerado.
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4El reparto desigual de las responsabilidades familiares puede tener costes importantes para las oportunidades laborales de las mujeres.

Las restricciones por la covid-19 podrían estar afectando negativamente a la igualdad de género
La pandemia de la covid-19 podría haber representado un retroceso en materia de igualdad de género. Por un lado, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores con mayor interacción social, que son los que se han visto más afectados por el confinamiento y las restricciones. Entre estos sectores, cabe citar el sector de la restauración, el pequeño comercio no esencial y el turismo. Por otro lado, las medidas adoptadas para evitar los contagios han representado un importante aumento de horas dedicadas a las tareas domésticas y al cuidado de los menores. Así, por ejemplo, las familias se han visto obligadas a asumir las tareas de cuidado derivadas del cierre de grupos escolares o, incluso, de centros educativos. Han debido hacer frente, también, a las restricciones que se han mantenido durante y con posterioridad al confinamiento sobre las actividades extraescolares. Cabe recordar, en este sentido, la recomendación de no dejar a los menores a cargo de sus abuelos por cuestiones de salud. Por último, deben citarse, entre otros aspectos, la imposibilidad de externalizar tareas domésticas durante el estado de alarma o las restricciones sobre el sector de la restauración y otros servicios, que también han afectado a las familias.
Con el fin de estudiar los impactos sobre la igualdad de género en el seno de las familias, en el estudio llevado a cabo se ha recogido información para una muestra representativa de hombres y mujeres con menores de 13 años a cargo en dos momentos: el período inmediatamente anterior a la declaración del primer estado de alarma (que se extendió del 14 de marzo al 20 de junio del 2020) y el período posterior al confinamiento estricto y a la primera ola de la pandemia (noviembre y diciembre del 2020).
1. Antes de la pandemia, la jornada de trabajo semanal de las mujeres, incluyendo trabajo remunerado y no remunerado, era 10 horas más larga que la de los hombres
Antes de la declaración del primer estado de alarma existían importantes diferencias entre hombres y mujeres en el número de horas semanales dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado. Los hombres destinaban, de media, 37 horas semanales al trabajo remunerado, mientras que las mujeres le dedicaban 24 horas semanales. En cuanto al trabajo no remunerado, los hombres invertían en este 26 horas semanales (8 a las tareas domésticas y 18 al cuidado de los menores) y las mujeres, 48 horas (12 a las tareas domésticas y 36 al cuidado de los menores). De este modo, la jornada semanal de los hombres, incluyendo trabajo remunerado y no remunerado, era de 63 horas, mientras que la de las mujeres era de 73 horas. El trabajo no remunerado representaba el 41% de la jornada de los hombres y el 66% de la jornada de las mujeres. Esta situación se ha visto modificada tras la primera ola de la pandemia y el confinamiento, de modo que se ha agudizado la brecha entre ambas poblaciones.
Cabe indicar que, en el estudio llevado a cabo, las horas semanales dedicadas a tareas domésticas incluyen limpiar la casa, hacer la colada, ir a comprar al mercado o al supermercado, preparar la comida, efectuar gestiones y llevar a cabo reparaciones domésticas. Las horas dedicadas al cuidado de los menores incluyen cuidados físicos, cuidados emocionales (incluyendo ayuda en los deberes) y el tiempo dedicado al ocio con menores a cargo.
2. Se acentúa la doble jornada de las mujeres por el aumento del trabajo no remunerado en el hogar
Tras el primer estado de alarma (noviembre y diciembre del 2020), el total de horas de trabajo semanales de los hombres, incluyendo trabajo remunerado y no remunerado, disminuyó en 1 hora. Sin embargo, la dedicación semanal de las mujeres aumentó en 5 horas. Como consecuencia de ello, la brecha de género en la duración de la jornada semanal de trabajo pasó de 10 a 16 horas. Esto se debe a que, en comparación con la situación previa a la pandemia, el tiempo dedicado al trabajo remunerado entre las mujeres se redujo en 1 hora a la semana, mientras que el dedicado a las tareas domésticas y al cuidado de los menores aumentó en 3 horas semanales, en ambos casos. Por su parte, los hombres redujeron el tiempo dedicado al trabajo remunerado en 3 horas semanales, mientras que aumentaron en 1 hora semanal el destinado a las tareas domésticas y en otra hora más el destinado al cuidado de los menores.
La pandemia ha dejado jornadas de trabajo más largas entre las mujeres. En noviembre y diciembre del 2020, la dedicación al trabajo remunerado de hombres y mujeres era similar a la de antes de la pandemia. Sin embargo, tras la irrupción de la pandemia, las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado (48 horas antes del estado de alarma y el confinamiento frente a las 54 horas dedicadas después de este). Por lo tanto, la pandemia ha aumentado la desigualdad de género en el trabajo no remunerado y ha acentuado el fenómeno de lo que se denomina doble jornada o doble turno, según el cual las mujeres, tras finalizar su jornada laboral remunerada, asumen la mayor parte del trabajo no remunerado en el hogar.
El estudio sobre el que se basa el presente artículo corrobora estos resultados y confirma que el aumento de la brecha de género en la duración de la jornada semanal de trabajo responde al incremento de la dedicación por parte de las mujeres al trabajo no remunerado.
3. La mayor flexibilidad laboral de las mujeres y su mayor participación en el trabajo no remunerado durante la pandemia podría ralentizar los avances hacia la igualdad de género
Antes de la pandemia, el 56% de los hombres y el 57% de las mujeres consideraban que su horario laboral era flexible y facilitaba la conciliación de la vida personal y laboral. Después del primer estado de alarma y el confinamiento, este porcentaje ha aumentado mucho más entre las mujeres que entre los hombres (59% en los hombres frente al 68% en las mujeres). En el otro extremo, antes de la pandemia, el 23% de los hombres y el 24% de las mujeres opinaban que su trabajo no era flexible. Este porcentaje se ha reducido significativamente entre las mujeres, hasta el 16%, y menos entre los hombres, hasta el 21%.
Se revelan, además, importantes diferencias en el horario laboral de hombres y mujeres con menores a cargo. Mientras que antes de la pandemia el 70% de los hombres y el 61% de las mujeres trabajaban después de las 5 de la tarde, lo que representa una diferencia de 9 puntos porcentuales, esta diferencia ha aumentado hasta 15 puntos porcentuales (61% en el caso de los hombres frente al 46% en el de las mujeres). La presencialidad en el puesto de trabajo también se ha reducido significativamente desde el inicio de la pandemia. No obstante, más mujeres que hombres han optado por teletrabajar todos los días de la semana (20% de mujeres frente al 15% de hombres) y más hombres que mujeres no trabajan nunca desde casa (69% en el caso de los hombres y 64% en el de las mujeres).
La mayor flexibilidad laboral de las mujeres, tanto temporal como espacial, podría explicar su mayor contribución al trabajo no remunerado durante la pandemia. Distintos estudios han alertado de que la participación desproporcionada de las mujeres en el trabajo no remunerado limitaría sus oportunidades laborales. Por lo tanto, la mayor flexibilidad laboral de las mujeres y su mayor participación en el trabajo no remunerado durante la pandemia podría ralentizar los avances hacia la igualdad de género.
4. Cuando los menores no pueden asistir a sus centros educativos, son las mujeres las que mayoritariamente asumen su cuidado
La pandemia ha generado una responsabilidad familiar adicional: el cuidado de los menores cuando no pueden acudir a sus centros educativos. Esto se puede deber a haber contraído covid-19, presentar síntomas compatibles con la enfermedad, tener que guardar cuarentena por haber estado en contacto con algún positivo o por el cierre parcial o total del centro educativo al detectarse algún caso positivo entre el personal docente o el alumnado. De entre los encuestados para el estudio llevado a cabo, el 28% de las personas indicaron que los menores que tenían a su cargo se habían ausentado del centro educativo en algún momento, desde el inicio del curso escolar (en septiembre del 2020), por algún motivo relacionado con el virus SARS-CoV-2. En el 49% de los casos fueron las madres las que se quedaron al cuidado de los menores. En el resto de los casos, esta tarea se repartió entre los padres (27%) o los abuelos (13%), o se buscaron otras alternativas (11%).
En general, los trabajadores disponen de dos opciones para hacer frente a esta nueva responsabilidad familiar: flexibilizar su horario o lugar físico de trabajo, o ausentarse temporalmente del puesto de trabajo tomando unos días de vacaciones o un permiso no retribuido. Los datos recogidos indican que la primera opción es más común entre las mujeres, y la segunda, entre los hombres.
5. La presencia de modelos sociales tradicionales ha acentuado el efecto de la pandemia sobre la desigualdad de género
Estudios recientes destacan la importancia de los modelos sociales a la hora de determinar la distribución del trabajo no remunerado dentro del hogar. A partir de los datos recogidos para el estudio sobre el que se basa este artículo, se puede analizar el efecto que tiene la pandemia sobre las brechas de género entre dos tipos de familias. Las primeras, que se denominarían familias tradicionales, son aquellas en las que, antes de la pandemia, el cuidado de los menores recaía mayoritariamente sobre las mujeres. En las segundas, que podrían denominarse familias no tradicionales, el cuidado de los menores se repartía de forma más igualitaria. Esta división entre familias se ha llevado a cabo a partir de las respuestas a la pregunta de la encuesta «Antes de la declaración del estado de alarma, ¿cómo se repartía el cuidado de los hijos entre usted y su pareja o cónyuge?». Las opciones de respuesta eran las siguientes: «Siempre me ocupo yo»; «Yo hago mucho más»; «Yo hago algo más»; «A partes iguales»; «Mi pareja hace algo más»; «Mi pareja hace mucho más»; «Siempre se ocupa mi pareja». Las familias tradicionales son aquellas en las que, si la persona entrevistada era una mujer, respondía: «Siempre me ocupo yo», «Yo hago mucho más» o «Yo hago algo más»; en cambio, si el entrevistado era un hombre, respondía: «Mi pareja hace algo más», «Mi pareja hace mucho más» o «Siempre se ocupa mi pareja».
A partir de los datos obtenidos se observa que, a raíz de la pandemia, la brecha de género en el trabajo no remunerado ha aumentado más entre las parejas tradicionales que entre las no tradicionales (6 horas frente a 3 horas, respectivamente). Además, la brecha de género en el trabajo remunerado también ha aumentado entre las familias tradicionales (6 horas), mientras que se ha reducido entre las no tradicionales (1 hora). Este resultado sugiere que, para las mujeres que asumen la mayor parte de las tareas en el hogar, el impacto negativo de la pandemia sobre sus oportunidades laborales puede haber sido mayor.
6. Conclusiones
Los resultados del estudio sobre el que se basa este artículo apuntan a que la pandemia ha acentuado el fenómeno de la denominada doble jornada. Las medidas adoptadas para contener la expansión del virus SARS-CoV-2 han representado un incremento sin precedentes en el tiempo dedicado a las tareas domésticas y al cuidado de los menores. La mayor flexibilidad laboral entre las mujeres podría estar relacionada con su mayor dedicación a estas tareas.
En un contexto donde las normas sociales continúan atribuyendo a la mujer el papel de cuidadoras principales del hogar, la flexibilidad laboral puede representar un arma de doble filo para la igualdad de género. Por un lado, los trabajos más flexibles promoverían la participación de la mujer en el mercado de trabajo, al facilitar la conciliación con la vida familiar. Sin embargo, por otro lado, la mayor flexibilidad laboral también se asocia a menores salarios y podría representar una limitación importante para el desarrollo profesional de las mujeres.
Para fomentar una distribución más equitativa de la flexibilidad laboral y promover la igualdad de género tanto dentro como fuera del hogar, es necesario aplicar políticas que faciliten la conciliación de la vida laboral, personal y familiar entre todos los trabajadores. Todo ello, con el fin de evitar que sean mayoritariamente las mujeres las que asuman el grueso de las responsabilidades familiares, y vean limitadas sus aspiraciones y oportunidades laborales.
7. Características del estudio
El estudio sobre el que se basa este artículo evalúa el impacto que ha tenido la pandemia sobre la desigualdad de género en el trabajo remunerado y no remunerado en España. Para ello, se ha recabado información para una muestra representativa de hombres y mujeres con menores de 13 años a cargo en dos momentos: el período inmediatamente anterior a la declaración del primer estado de alarma (14 de marzo del 2020) y el período posterior al confinamiento estricto y la primera ola de la pandemia (noviembre y diciembre del 2020). Este ejercicio es de carácter descriptivo y el objetivo es ofrecer una aproximación a la incidencia de la pandemia sobre la desigualdad de género. A este fin, se ha llevado a cabo una comparación de las variables de interés para hombres y mujeres, antes y después de la declaración del primer estado de alarma.
8. Referencias
ALON, T., M. DOEPKE, J. OLMSTEAD-RUMSEY y M. TERTILT (2020): «This time it’s different: The role of women’s employment in a pandemic recession», National Bureau of Economic Research, 27660.
BERTRAND, M., E. KAMENICA y J. PAN (2015): «Gender identity and relative income within households», The Quarterly Journal of Economics, 130(2): 571-614.
FARRÉ, L., Y. FAWAZ, L. GONZÁLEZ y J. GRAVES (2020): «How the COVID-19 lockdown affected gender inequality in paid and unpaid work in Spain», IZA, 13434.
KLEVEN, H., C. LANDAIS y J. EGHOLT SØGAARD (2019): «Children and gender inequality: Evidence from Denmark», American Economic Journal: Applied Economics, 11(4): 181-209.
PETRONGOLO, B. y M. RONCHI (2020). «Gender gaps and the structure of local labor markets», Labour Economics, 64: 101819.
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