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1Dos años después de la irrupción de la pandemia de la covid-19, la brecha de género en el total de las horas semanales de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido debido a la mayor participación de los hombres en el trabajo no remunerado.
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2Tras la pandemia, los hombres dedican de media 3 horas más a la semana al cuidado de los menores, y las mujeres 3 horas menos. La mayor exposición a las responsabilidades familiares durante el confinamiento y la promoción de prácticas laborales más flexibles podrían ser responsables de la mayor implicación de los hombres en los cuidados domésticos.
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3En mayo de 2022, el 30% de los hombres y el 33% de las mujeres con hijos menores de 17 años teletrabajaban algún día de la semana. Entre los trabajadores sin hijos, esta cifra es del 26%, tanto para hombres como para mujeres. Ambos coinciden en que la mayor ventaja del teletrabajo es que facilita la conciliación de la vida familiar con la profesional.
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4Las jornadas laborales parecen haberse compactado. Mientras que hombres y mujeres han recuperado el nivel de dedicación al trabajo remunerado de antes de la pandemia, el porcentaje de hombres que trabaja después de las 5 de la tarde se ha reducido en un 9% (del 71% al 62% entre aquellos con hijos, y del 73% al 64% entre los que no tienen hijos), y el de mujeres en un 6% entre las que tienen hijos (del 61% al 55%) y en un 9% entre las que no tienen hijos (del 73% al 64%).
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5Los resultados de este estudio sugieren que reducir la importancia de la presencialidad en el puesto de trabajo y promover horarios laborales compatibles con las responsabilidades familiares podría favorecer la igualdad de género dentro y fuera del hogar.
Los efectos de la pandemia en la desigualdad de género a largo plazo podrían diferir de los observados a corto plazo
Diversos autores alertaban de que las medidas adoptadas para contener la expansión de la covid-19 podrían causar un retroceso en materia de igualdad de género (Alon et al. 2020a, Farré et al. 2021). En el mercado de trabajo, los empleos más afectados por dichas medidas fueron los que tienen mayores tasas de ocupación femenina: la restauración, el turismo, el pequeño comercio y los servicios personales. Dentro del hogar, el cierre de los centros educativos y la imposibilidad de externalizar los servicios domésticos representaron un incremento sin precedentes de los cuidados a menores y las tareas domésticas, que asumieron mayoritariamente las mujeres.
Farré y González (2021) muestran que en España las medidas adoptadas para frenar el nuevo virus produjeron un incremento inmediato de la brecha de género en el número total de las horas semanales de trabajo (incluyendo el remunerado y el no remunerado). Este aumento fue consecuencia de la mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado, que no fue compensada por una reducción equivalente en la dedicación al trabajo remunerado. De este modo, según datos recogidos a finales de 2020, la pandemia habría acentuado el fenómeno de la doble jornada entre las mujeres trabajadoras.
En el presente estudio analizamos la situación de la desigualdad de género dentro y fuera del hogar (trabajo remunerado y no remunerado) dos años después de la irrupción del virus. Para ello disponemos de un conjunto de datos de corte transversal con información socioeconómica para dos muestras representativas de la población española de entre 25 y 50 años, recogidas en mayo de 2020 (N=5.001) y mayo de 2022 (N=4.000).
El análisis de los datos indica que dos años después del primer confinamiento, iniciado el 13 de marzo de 2020, la brecha de género en el total de las horas semanales de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido. Esta disminución resulta principalmente de la mayor participación de los hombres en el cuidado de los menores. La mayor exposición a las necesidades familiares durante el confinamiento y la implantación de prácticas laborales más flexibles podrían haber promovido un reparto más igualitario de las tareas dentro del hogar.
1. Tras dos años de pandemia, la brecha de género en el número de horas semanales de trabajo, sumando el remunerado y el no remunerado, se ha reducido debido a la mayor dedicación de los hombres al cuidado de los menores
La llegada de la pandemia representó importantes cambios en la organización del trabajo tanto dentro como fuera del hogar, especialmente en las familias con menores a cargo. Durante el primer confinamiento declarado el 13 de marzo de 2020, los hogares se vieron forzados a compaginar sus compromisos laborales con la creciente demanda de responsabilidades familiares provocada por el cierre de los centros educativos y la imposibilidad de externalizar los servicios domésticos.
Entre marzo y mayo de 2020, los hombres redujeron su dedicación al trabajo remunerado en 14 horas a la semana, pasando de 37 a 23; y las mujeres en 11 horas, pasando de 25 a 14. En cuanto al trabajo no remunerado, los hombres aumentaron la dedicación semanal en 10 horas, pasando de 24 a 34; y las mujeres en 12, pasando de 45 a 57 (gráfico 1). La mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado no fue compensada por una reducción equivalente en las horas de trabajo remunerado. De esta manera, los hombres redujeron el número total de las horas de trabajo en 4, y las mujeres las aumentaron en una. Como consecuencia, el diferencial de género en el total de las horas de trabajo aumentó en 5 horas, pasando de 9 a 14 horas. Es decir, durante el primer confinamiento las mujeres pasaron a trabajar 14 horas de media más que los hombres.
Si bien los datos muestran que durante el primer confinamiento las mujeres dedicaron más horas que los hombres al trabajo no remunerado (57 y 34 horas semanales respectivamente), también ponen de manifiesto un importante aumento de la dedicación de los hombres al cuidado de menores (de 16 a 23 horas semanales). Dos años después de la irrupción del virus, se observa que, a pesar de que los hombres han reducido su dedicación al trabajo no remunerado, continúan dedicando más tiempo al cuidado de los menores que antes de la pandemia (3 horas más a la semana), aunque las mujeres siguen dedicando más tiempo que los hombres a esta tarea. Sin embargo, su implicación en estos cuidados se ha reducido en 3 horas semanales respecto al período anterior a la irrupción del virus (de 33 a 30 horas semanales).
En cuanto al trabajo remunerado, tanto hombres como mujeres han recuperado un nivel similar al de antes de la pandemia. En mayo de 2022, los hombres le dedicaban 36 horas semanales, una hora menos que antes del 13 de marzo de 2020, y las mujeres 26 horas, una hora más.
Como consecuencia de estos cambios, la brecha de género en el total de las horas de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido, pasando de un diferencial de 9 horas semanales antes de la pandemia (61 horas los hombres y 70 las mujeres), a un diferencial de 5 horas dos años después (64 horas los hombres y 69 horas las mujeres). De esta manera, después de la pandemia los hombres trabajan en total 3 horas más, dedicando 36 horas al trabajo remunerado y 28 al trabajo no remunerado, y las mujeres 1 hora menos, dedicando 26 al trabajo remunerado y 43 al trabajo no remunerado.
2. La mayor participación de los hombres en el cuidado de los menores durante el confinamiento podría contribuir a una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares a largo plazo
En mayo de 2022, las mujeres continúan siendo las principales responsables de las tareas y los cuidados domésticos, dedicándoles de media un 62% de su jornada en comparación con el 43% dedicado por los hombres. Sin embargo, se observan algunos cambios en la organización del trabajo dentro y fuera del hogar que sugieren un reparto ligeramente más igualitario de las responsabilidades familiares.
Las medidas de contención adoptadas durante el primer confinamiento en la primavera de 2020 pueden ser en parte responsables de los cambios en el comportamiento de los hogares. El primer confinamiento supuso el cierre de los centros educativos entre marzo y septiembre de 2020, la promoción del teletrabajo y la pérdida temporal de muchos puestos de trabajo. Según datos recogidos en la encuesta que llevamos a cabo en mayo de 2020, los hogares donde solo la mujer teletrabajaba aumentaron del 5% al 12%; aquellos donde ambos teletrabajaban pasaron del 5% al 33%, y aquellos en que solo el hombre teletrabajaba aumentaron del 6 al 14%. Por tanto, el confinamiento podría haber aumentado la exposición de algunos hombres a las demandas familiares.
Se ha argumentado que el confinamiento podría representar para algunos hombres una experiencia similar a la de una prestación por paternidad prolongada (Alon et al. 2020b). Varios estudios han demostrado que la prestación por paternidad aumenta la participación de los hombres en el cuidado de los menores, no solo tras el nacimiento sino también varios años después (Farré y González 2019 analizan el caso español). Una razón que explicaría el cambio en la conducta de los hombres es que la prestación por paternidad aumenta la exposición a los cuidados y fomenta la participación. Así pues, la experiencia vivida por algunos hombres durante el confinamiento podría tener implicaciones a largo plazo.
Durante el primer confinamiento, tanto hombres como mujeres dedicaron más tiempo al cuidado de los menores. Esta dedicación aumentó de 16 a 23 horas semanales entre los hombres y de 33 a 42 entre las mujeres (gráfico 1). Aunque la dedicación de las mujeres seguía siendo mayor que la de los hombres, el incremento en términos porcentuales fue mayor en los hombres (un 44% y un 27% respectivamente). Esta mayor implicación de los hombres en el cuidado de los menores podría tener efectos permanentes. En mayo de 2022, hombres y mujeres habían reducido el tiempo de cuidados. Sin embargo, los hombres les dedicaban todavía 3 horas más a la semana y las mujeres 3 horas menos que antes de la irrupción de la pandemia.
En cuanto al reparto del resto de las tareas domésticas, el gráfico 2 también pone de manifiesto una distribución ligeramente más igualitaria. En relación con el período anterior a la pandemia, el diferencial en el porcentaje de mujeres y hombres a cargo de las tareas domésticas se ha reducido del 22 al 17%. Hacer la colada y limpiar el hogar son las tareas en las que la brecha de género ha disminuido de manera más significativa. En el gráfico 2 también se observa una mayor participación de las mujeres en pequeñas reparaciones, una tarea que antes de la pandemia era asumida mayoritariamente por los hombres.
Por tanto, una posibilidad es que la mayor exposición de los hombres a las demandas y necesidades familiares, resultado de las medidas de contención del virus, habría fomentado su participación más activa en el trabajo no remunerado, participación que se mantiene todavía dos años después.
3. La implantación de prácticas laborales flexibles como el teletrabajo y la compactación de jornada facilitan la conciliación
Las medidas de contención de la pandemia también representaron cambios importantes en la organización del trabajo remunerado. Según nuestros datos recogidos en marzo de 2020, antes del primer confinamiento, el 13% de los trabajadores con hijos menores a cargo trabajaban más de la mitad del tiempo desde casa. Este porcentaje era el mismo en hombres que en mujeres. Durante el confinamiento, el porcentaje pasó a ser del 50% entre los hombres y del 59% entre las mujeres.
El gráfico 3 muestra más detalles sobre la incidencia del teletrabajo en los trabajadores con hijos a cargo dos años después de la irrupción del virus. En mayo de 2022, el 33% de las mujeres y el 30% de los hombres trabajan como mínimo un día a la semana desde casa; y el 14% de los hombres y el 17% de las mujeres lo hacen la mayoría de los días de la semana (tres o más). La incidencia del teletrabajo es ligeramente inferior entre los trabajadores sin hijos: el 26%, tanto de hombres como de mujeres, trabaja como mínimo un día a la semana desde casa; y el 15% de los hombres y el 16% de las mujeres lo hacen la mayoría de los días de la semana (tres o más).
Según los datos recogidos en mayo de 2022, la mayor ventaja que los trabajadores perciben del teletrabajo es la conciliación de la vida personal con la laboral. El 90% de las mujeres y el 87% de los hombres que teletrabajan más del 10% de su tiempo están de acuerdo en que esta manera de trabajar facilita la conciliación. Los encuestados también destacan otras ventajas asociadas al teletrabajo, como la reducción de los costes monetarios y de tiempo de desplazarse hasta el lugar de trabajo, la mejora del bienestar emocional asociada a una reducción del estrés y un aumento de la satisfacción por la vida laboral y personal, una mayor productividad laboral, que se traduce en hacer más trabajo en menos tiempo o mejorar la calidad del trabajo dedicando el mismo tiempo que desde el lugar de trabajo, y, por último, la posibilidad de tener más tiempo libre.
La promoción del teletrabajo es quizá uno de los cambios más importantes que ha experimentado el mercado de trabajo a raíz de la pandemia, y la posibilidad de trabajar desde casa todos o algunos días de la semana podría haber contribuido a fomentar la participación de los hombres en el trabajo no remunerado.
Los datos de mayo de 2022 indican que hombres y mujeres dedican al trabajo remunerado un tiempo similar al de antes de la pandemia (gráfico 1). Sin embargo, el gráfico 4 muestra que el porcentaje que trabaja pasadas las 5 de la tarde se ha reducido en un 9% en los hombres (del 71% al 62%) y un 6% en las mujeres (del 61% al 55%). Entre los trabajadores sin hijos, esta reducción ha sido del 9%, tanto entre los hombres (del 73% al 64%) como entre las mujeres (del 73% al 64%). Por tanto, parece que las jornadas de trabajo son ahora más compactas y compatibles con las demandas familiares. Esta tendencia también podría facilitar la conciliación y promover una distribución menos desigual de las responsabilidades familiares.
4. La adopción de prácticas laborales flexibles por hombres y mujeres podría favorecer la igualdad de género dentro y fuera del hogar
Dos años después de la llegada de la pandemia covid-19, observamos una ligera tendencia a una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres. La mayor participación de los hombres en los cuidados a menores durante el confinamiento y la implantación de prácticas laborales más flexibles podrían ser en parte responsables de esta asignación más equitativa.
Tradicionalmente las mujeres han sido las principales responsables de los cuidados domésticos. El papel de la mujer como cuidadora principal del hogar es uno de los obstáculos que las mujeres encuentran para promocionar en el mercado laboral. Una distribución más igualitaria de las tareas dentro del hogar podría contribuir a la convergencia de género en el mercado de trabajo.
Desde hace décadas, diversos países han adoptado políticas para fomentar la participación de los hombres en el cuidado de los menores, por ejemplo las prestaciones por paternidad. Sin embargo, en los países donde estas políticas están activas desde hace ya tiempo, los diferenciales de género, aunque menores, siguen persistiendo.
La adopción generalizada de prácticas laborales más flexibles como el teletrabajo, la compactación de la jornada o una mayor discrecionalidad por parte del trabajador en la fijación del horario laboral podrían complementar los efectos sobre la igualdad de género de las políticas públicas ya existentes. Sin embargo, como ha ocurrido con otras medidas para facilitar la conciliación como el trabajo a tiempo parcial, existe el riesgo de que sean mayoritariamente las mujeres las que se acojan a esta manera más flexible de organizar la vida laboral. En este caso, los trabajos flexibles podrían convertirse en un enclave de mujeres que concilian a costa de salarios más bajos.
Para conseguir que la flexibilidad laboral tenga un efecto real en la igualdad de género dentro y fuera del hogar es necesario adoptar medidas para que tanto hombres como mujeres participen de estas prácticas laborales más flexibles. Por ejemplo, establecer un número de días de teletrabajo igual para todos los empleados evitaría la irrupción de un diferencial de género en presencialidad. Esta medida debería ir acompañada de una mayor confianza en el trabajo realizado fuera de la oficina. Por otro lado, fomentar la compactación de la jornada reduciendo las pausas al mediodía sería otra alternativa para facilitar la conciliación.
5. Conclusiones
En muchos hogares, la pandemia y las medidas para contenerla representaron un incremento sin precedentes de las responsabilidades familiares. Estas fueron acompañadas de la adopción de prácticas laborales más flexibles, que favorecieron la conciliación de la vida personal con la profesional. Durante el primer confinamiento de 2020, las mujeres asumieron gran parte de las crecientes responsabilidades familiares. Sin embargo, los hombres también incrementaron su participación en el trabajo no remunerado, especialmente en el cuidado a los menores. Dos años después de la irrupción del virus, documentamos que tanto hombres como mujeres han recuperado los niveles de actividad laboral previos a la pandemia. No obstante, observamos una mayor participación de los hombres en el cuidado a los menores y una distribución ligeramente más igualitaria de las tareas domésticas.
En este informe se argumenta que la mayor exposición de los hombres a las tareas y cuidados domésticos durante el confinamiento, junto con la implantación de prácticas laborales más flexibles como el teletrabajo y la compactación de la jornada laboral, podrían ser en parte responsables de los cambios observados en el comportamiento de los hogares.
Para mantener esta tendencia a una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares, nos parece recomendable impulsar cambios en la organización de la vida laboral. Medidas que redujeran la importancia de la presencialidad en el lugar de trabajo y desincentivaran las largas jornadas laborales podrían contribuir a avanzar hacia la igualdad de género.
6. Referencias
ALON, TITAN, et al. (2020a): The impact of covid-19 on gender equality, Working Paper 26947, National Bureau of Economic Research.
ALON, TITAN, et al. (2020b): This time it's different: The role of women's employment in a pandemic recession, Working Paper27660, National Bureau of Economic Research.
FARRÉ, LÍDIA, YARINE FAWAZ, LIBERTAD GONZÁLEZ y JENNIFER GRAVES (2021): «Gender Inequality in Paid and Unpaid Work During Covid-19», Review of Income and Wealth, 68(2).
FARRÉ, LÍDIA y LIBERTAD GONZÁLEZ. 2021. Trabajo remunerado y no remunerado: la pandemia acentúa el fenómeno de la doble jornada entre las mujeres. Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.
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