La población nacida fuera de España ha crecido desde un 3% a finales de los noventa hasta el 14% en el 2018. En el 2015, el colectivo con mayor peso era el marroquí (13% del total de los inmigrantes), seguido de los colectivos rumano (11%), ecuatoriano (7%), colombiano (6%), británico (5%), argentino (4%), francés (3%) y peruano (3%). El gráfico 1 muestra, con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el peso de los cuatro colectivos de origen inmigrante en los que se centra este estudio en el conjunto de la población de origen inmigrante en España. 

Estos grupos varían tanto por sus trayectorias (una inmigración residencial para muchos de los ciudadanos de Europa occidental, frente al carácter laboral del resto) como por su desigualdad en el acceso a derechos políticos a escala local. La población inmigrante procedente de la UE y algunas nacionalidades extracomunitarias (en su mayoría, latinoamericanas) disfrutan del derecho a voto en las elecciones municipales en España, aunque muy pocos ejercen dicho derecho. En las elecciones del año 2011, 479.816 extranjeros se registraron en el censo electoral para poder votar: 289.629 inmigrantes eran de la UE-14 (principalmente británicos, italianos y franceses), 105.825, rumanos y 51.133 latinoamericanos (entre ellos, 25.668 ecuatorianos y 12.632 colombianos).

En el 2015 esta cifra se redujo: los extranjeros registrados en el censo electoral fueron 464.074, con una considerable disminución del número de latinoamericanos registrados (21.609). Por otra parte, solo los extranjeros procedentes de la UE tienen el derecho de presentarse como candidatos a las elecciones municipales. Todos los demás colectivos deben obtener, necesariamente, la ciudadanía española para poder presentar sus candidaturas, si bien las nacionalidades que tuvieron un vínculo colonial con España disfrutan de una vía privilegiada a la nacionalidad española (tras dos años de residencia), frente a los demás grupos (diez años de residencia). De hecho, el 87% de las adquisiciones de la nacionalidad española durante el periodo 2003-2015 ha sido de población inmigrante latinoamericana y el 11,5%, de origen marroquí (Pérez-Nievas et al., 2014). 

Los datos de representación política que se muestran en este artículo proceden de un cuestionario que se distribuyó a las organizaciones locales de partidos, en el que se preguntaba por el origen de los candidatos que se presentaron a las elecciones de los años 2011 y 2015. En el cuestionario se definían dos categorías para los candidatos de origen inmigrante: a) los nacidos en el extranjero de padres no españoles (inmigrantes de primera generación) y b) los nacidos en España de al menos un progenitor no español (hijos de inmigrantes). El cuestionario se envió a todos los partidos con representación a escala estatal o autonómica en municipios de más de mil habitantes, en los que los colectivos marroquí, rumano, latinoamericano o los comunitarios de la UE-14 constituían más del 10% de la población. La tasa de respuesta fue del 28%. 

Los resultados de esta encuesta confirman las grandes brechas de infrarrepresentación de la población de origen inmigrante ya identificadas en trabajos previos (Pérez-Nievas et al., 2014; Vintila y Morales, 2018). En la inmensa mayoría de los municipios analizados (el 98%), el porcentaje de candidatos y concejales de origen inmigrante queda muy por debajo de su peso demográfico. En el 40% de los municipios, las listas electorales solo incluyen candidatos españoles. El porcentaje de candidatos y concejales de origen inmigrante está muy por debajo del peso demográfico de la población de origen inmigrante en los municipios analizados.

Por colectivos, mientras que los ciudadanos de la UE-14 representaron el 2,9% de todas las candidaturas analizadas en el año 2015, los latinoamericanos fueron el 2%, por encima de los rumanos y marroquíes. Aunque el porcentaje de candidatos rumanos se redujo del 2011 al 2015, este grupo, junto con el colectivo marroquí, solo alcanzó puestos de representación en el 2015. En este año los candidatos inmigrantes procedieron principalmente del Reino Unido, Argentina, Francia, Rumanía, Alemania y Colombia (por este orden). 

La distribución de los candidatos y concejales por género resulta especialmente interesante, tal y como refleja el gráfico 3: las mujeres representan más de la mitad de la población nacida en España, así como más de la mitad del colectivo latinoamericano (el 56% son mujeres), mientras que están por debajo del 50% en los otros tres grupos, especialmente en el marroquí (el 59% son hombres). 

En relación con el género, cabría esperar que las brechas de infrarrepresentación sean todavía mayores en las mujeres de origen inmigrante por la «doble barrera» a la que se enfrentan (género y origen inmigrante). Sin embargo, también es posible que las mujeres de origen inmigrante sean más fácilmente nominadas como candidatas que los hombres, si los partidos las seleccionan estratégicamente para cubrir dos subgrupos con un único puesto en la lista (Mügge, 2016).

Los datos señalan que, efectivamente, las candidatas de la UE-14 y, en menor medida, las rumanas y las latinoamericanas están sobrerrepresentadas en las listas con respecto al peso de su colectivo (lo que no ocurre con las candidatas de origen español o marroquí). Sin embargo, esta selección estratégica puede implicar puestos «poco seguros», ya que, por lo que se refiere a concejales electos, solo las latinoamericanas mantienen una leve sobrerrepresentación con respecto a su peso poblacional. 

Algunas investigaciones previas (Fieldhouse y Cutts, 2008) señalan que una alta concentración demográfica de minorías de origen inmigrante en circunscripciones electorales favorece su visibilidad e incentiva a los partidos a incluir candidatos de origen inmigrante como reclamo electoral.

Los datos en el gráfico 4 parecen confirmar esta expectativa: en municipios en los que la población de origen inmigrante se sitúa por debajo del 20%, el porcentaje de candidatos de origen inmigrante es, de media, tan solo del 2,1%. La cifra aumenta hasta el 3,9% en municipios en los que las personas de origen inmigrante representan entre el 20% y el 30% de la población, y alcanza el 7,3% en los municipios con más del 30% de la población de origen inmigrante. Sin embargo, dicho efecto puede deberse, fundamentalmente, a la concentración de personas de origen inmigrante procedentes de la UE-14, ya que el efecto no se mantiene en los demás colectivos cuando se examinan por separado. 

La distribución de candidatos y concejales de origen inmigrante por partidos arroja, también, resultados interesantes. En muchos países europeos los partidos de izquierda suelen ser más inclusivos que los de la derecha. Los resultados que se ofrecen en el presente artículo confirman esta pauta, aunque este efecto parece atribuible a las candidaturas de Unidad Popular que se formaron específicamente para las elecciones del año 2015 (frecuentemente con la participación de Podemos, Equo e Izquierda Unida). El 11% de los candidatos de estas coaliciones y el 15% de los concejales electos de sus listas eran de origen inmigrante, lo que indica que las personas de origen inmigrante incluidas en estas candidaturas iban en posiciones relativamente más seguras, con mayor probabilidad de salir electas que en otros partidos. 

Mención aparte de este caso, hay pocas diferencias por ideología de partido. El PSOE parece algo más inclusivo que el PP, especialmente en lo relativo a concejales electos. Entre los partidos nacionalistas destaca Coalición Canaria con un 6,6% y un 4,2%, respectivamente, de candidatos y concejales de origen inmigrante (en particular, latinoamericanos y marroquíes, posiblemente reflejo de las conexiones geográficas e históricas de Canarias con estas regiones). 

Por colectivos específicos, el 59% de los candidatos de origen inmigrante del PP y el 53% de los del PSOE proceden de la UE-14. El PP destaca, además, por una mayor inclusión de rumanos (un 15% de sus candidatos de origen inmigrante), mientras que los latinoamericanos entran más frecuentemente nominados en listas de izquierdas (un 50% en las confluencias de Unidad Popular y un 28% en el PSOE) y en las de Cs (un 50%). Esquerra Republicana de Catalunya y Coalición Canaria presentan los porcentajes más altos de candidatos de origen marroquí, seguidos de los partidos de izquierda de ámbito estatal; en cambio, las candidaturas de marroquíes en las listas del PP y de Cs son residuales o inexistentes. 

Los resultados que se ofrecen en el presente artículo confirman que los ayuntamientos españoles raramente reflejan la diversidad de origen de la población de sus municipios, si bien algunos colectivos de inmigrantes tienen un mayor potencial electoral y más fácil acceso a cargos representativos que otros.

FIELDHOUSE, E., y D. CUTTS (2008): «Mobilisation or marginalisation? Neighbourhood effects on Muslim electoral registration in Britain in 2001», Political Studies, 56 (2).

MÜGGE, L. (2016): «Intersectionality, recruitment and selection: ethnic minority candidates in Dutch parties», Parliamentary Affairs, 69(3). 

PÉREZ-NIEVAS, S., D. VINTILA, L. MORALES y M. PARADÉS (2014): La representación política de los inmigrantes en España: un análisis empírico, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

VINTILA, D., y L. MORALES (2018): «La representación política de las personas de origen inmigrante en España e Italia», Papers. Revista de Sociologia, 103(4).