En la mayoría de los países de la Unión Europea, la educación obligatoria termina con la secundaria inferior, a los 16 años, como sucede en España. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes siguen formándose en distintos tipos de secundaria superior (equivalente al bachillerato o a los ciclos de grado medio), aunque con variaciones. Se utiliza el concepto «abandono escolar temprano» para referirse al colectivo de jóvenes de 18 a 24 años que ha alcanzado como máximo la ESO y no continúa estudiando o formándose en la educación secundaria postobligatoria. Esta definición pone de relieve que los estudios obligatorios no aportan las competencias necesarias para incorporarse con éxito al mercado laboral: en el 2017, más de la mitad de los jóvenes europeos sin estudios postobligatorios –y que no estaban estudiando para terminarlos– se encontraban en paro.

Por esta razón, la UE se fijó como objetivo reducir el abandono escolar temprano a un máximo del 10% –un 15% en el caso de España, a causa de la alta tasa de partida– y conseguir que al menos un 40% de los jóvenes alcanzaran estudios superiores. España supera el segundo objetivo, pero va a la cola en el primero, con un 18% de abandono escolar. El proyecto «Reducir el abandono escolar temprano en la Unión Europea» (RESL.eu, por sus siglas en inglés) ha analizado durante cinco años el problema en nueve países europeos, para determinar los factores que contribuyen al abandono escolar y que lo previenen, profundizando sobre entornos y grupos de riesgo específicos, como los alumnos de origen extranjero.

La media del abandono escolar temprano en España pasó del 30,8%, en el año 2007, al 18% diez años más tarde, en el 2017, cuando se ralentizó su caída. Su valor más alto, alcanzado en el 2008, coincidió con el final del periodo expansivo previo a la crisis económica, en el que algunos jóvenes prefirieron trabajar en vez de continuar sus estudios. El descenso posterior podría deberse a la reducción de oportunidades en el mercado laboral, que en el 2016 presentaba una tasa de paro juvenil del 44%.

El abandono temprano de la educación y la formación varía considerablemente en España por comunidades autónomas. El estudio sobre el que se basa este artículo se ha llevado a cabo en Cataluña, donde el abandono escolar tiene una incidencia de alrededor del 18%, similar a la media estatal. En la muestra se han incluido 35 centros de educación secundaria y distintos programas de formación ocupacional, con 3.700 jóvenes y 700 profesores.

La ya elevada cifra de abandono temprano de los estudios en España se dispara entre los nacidos en el extranjero (cabe señalar, en este sentido, que las distintas formas de identificar el estatus de origen extranjero ─extranjero o de nacionalidad extranjera, nacido en el extranjero y nacido fuera de la UE─ que se mencionan en este artículo tienen que ver con las fuentes de datos utilizadas en la investigación). Uno de cada tres jóvenes nacidos en el extranjero deja de estudiar tras finalizar la ESO o incluso antes de completarla, y este abandono presenta una mayor incidencia entre los hombres. Además, España muestra la mayor brecha de la UE tanto por origen familiar como por género. Con un 7,3% de diferencia en el abandono escolar temprano entre hombres y mujeres, supera la media europea del 3,2%, según datos de Eurostat para el 2017. El abandono temprano de la educación y la formación convierte a estos jóvenes en más vulnerables al desempleo y corren mayor riesgo de exclusión social que sus iguales autóctonos.

Se tiende a pensar que el éxito escolar de los alumnos de origen extranjero equivale a superar la ESO y, en este sentido, los limitados recursos existentes en la mayoría de los centros en los que se escolarizan se dirigen a conseguirlo. De esta forma, no se percibe realmente como un problema la falta de continuidad educativa de estos estudiantes más allá de la educación obligatoria. En secundaria, los alumnos de origen extranjero tienen más probabilidades de ser ubicados en grupos de nivel bajo y orientados hacia la formación profesional. Esta etapa educativa, con gran potencial, presenta, no obstante, una oferta insuficiente y desequilibrada en el territorio, y acumula el mayor porcentaje de abandono escolar de todo el sistema educativo.

A pesar de completar la ESO en una proporción mucho menor que los alumnos autóctonos, las aspiraciones educativas de los propios alumnos y las expectativas de las familias juegan un papel muy importante en el caso del alumnado de origen extranjero para permanecer en sistema educativo cuando se logra superar la ESO.

Según se deriva del estudio, disponer del título de ESO, para los alumnos de origen extranjero, es un indicador de mayor protección frente al abandono temprano de los estudios. En el gráfico se advierte que el porcentaje de abandono entre los alumnos de origen autóctono con titulación superior fue más elevado que el que presentaron los estudiantes extranjeros con la misma titulación.

Más del 90% del total del alumnado de la muestra española expresó el deseo de estudiar más allá del nivel obligatorio, porcentaje que llegó al 80% entre los alumnos de origen extranjero. En ambos casos, estas aspiraciones fueron las más altas del conjunto de la muestra de todos los países del estudio, a pesar del elevado nivel de abandono escolar temprano en España. Para los alumnos, contar con un horizonte en sus aspiraciones de estudio supone un importante factor de protección frente al abandono escolar, en especial si se combina con la percepción de altas expectativas por parte del profesorado y las familias, según los resultados de la investigación.

La mayoría de alumnos perciben un alto nivel de apoyo por parte de sus familias y les atribuyen altas expectativas con relación a su futura trayectoria educativa, a pesar de que la mayoría de los profesores atribuyen el abandono escolar de los estudiantes, principalmente, a una falta de apoyo familiar.

El estudio ha revelado que los profesores no siempre son conscientes de su gran influencia y capacidad de intervención ante el riesgo de abandono escolar. En este sentido, se confirman y amplían investigaciones anteriores sobre los efectos de las expectativas de los profesores en la confianza que tienen los alumnos en sí mismos y en el sistema educativo. Los alumnos atribuyen, en relación con sus estudios, bajas expectativas educativas a sus profesores, más bajas que las que atribuyen a sus familias y muy inferiores a sus propias expectativas. Las diferencias se agudizan, nuevamente, en el caso de los alumnos de origen extranjero. Por ejemplo, el 28,2% de los alumnos de la ESO nacidos fuera de la Unión Europea no creen que sus profesores tengan expectativas respecto a la continuidad de sus estudios, mientras que los alumnos de nacionalidad española que perciben bajas expectativas por parte de sus profesores son el 13,7% .

El proyecto RESL.eu ha identificado la importancia crucial de la percepción de apoyo docente por parte de los alumnos, además de una buena vinculación escolar, como factores clave que protegen ante el riesgo de abandono escolar temprano. Estos factores son aún más importantes que los factores no escolares, como las propias aspiraciones y expectativas educativas, o la percepción de apoyo familiar para lograrlas. Sin embargo, en España, como se muestra en este artículo, los factores escolares (vinculación escolar y percepción de apoyo del profesorado) obtienen puntuaciones más bajas que los factores individuales y familiares (aspiraciones y percepción de apoyo social).

El estudio también ha analizado las diferencias entre los alumnos por origen social. La situación frente a los factores de protección de los alumnos de origen español y los de origen extranjero escolarizados en centros con presencia única o mayoritaria de familias de rentas bajas prácticamente no difiere.

Para combatir el abandono escolar temprano es imprescindible que el profesorado tome conciencia de su papel, que resulta fundamental. Para ello, se debe poder contar, además, con los recursos adecuados para crear itinerarios inclusivos hacia la educación secundaria superior y para acompañar activamente a los alumnos a través de una orientación personalizada en todos los centros educativos. Solo así será posible afrontar el problema del abandono escolar temprano y se aprovechará el potencial de la educación como herramienta para la integración social.

CARRASCO, S., J. PÀMIES, L. NARCISO y A. SÁNCHEZ (2018): «Abandono escolar prematuro y alumnado de origen extranjero en España: ¿un problema invisible?», Anuario CIDOB de la Inmigración, noviembre del 2018, pp. 212-236