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La equidad entre generaciones como garantía del bienestar social
Las transferencias de recursos entre generaciones permiten satisfacer necesidades de las personas a lo largo de su ciclo vital
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1Los individuos, durante su edad activa, generan superávit en relación con los recursos, mientras que en las etapas de la infancia y la vejez priman las necesidades de consumo; esto es lo que se denomina el déficit del ciclo de vida.
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2Para financiar este déficit, los principales mecanismos de reasignación de recursos provienen de las familias (que directamente se hacen cargo de financiar las necesidades de sus hijos y, en parte, de sus mayores) y del sector público (en lo que respecta a pensiones, desempleo, salud y educación).
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3Según el desarrollo del estado del bienestar en los diferentes países, estos organizan de modo distinto las transferencias de recursos. En los países en que se pagan más impuestos, los niños y mayores reciben más recursos.
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4Mención aparte del trabajo remunerado, también se producen recursos mediante el trabajo del hogar y de cuidado de las personas dependientes (hijos y progenitores). Este tipo de trabajo lo desarrollan, en mayor medida, las mujeres.
Durante la infancia, hasta el momento de la incorporación de los individuos al mercado laboral, las necesidades de los niños se satisfacen con los recursos económicos aportados directamente por las familias y por el conjunto de la sociedad. En la vida activa de la población se producen, mediante las rentas laborales, más recursos de los que se consumen, que sirven para sufragar los costes de las necesidades de las otras generaciones. Al llegar a la vejez, los mayores dejan de realizar actividades productivas económicamente y sus necesidades de consumo pasan a ser financiadas por las transferencias de recursos provenientes del sector público y de sus familias.