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¿Nos tomamos los medicamentos que nos recetan los médicos?
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1El estudio demuestra que la no iniciación es más frecuente en hombres jóvenes, en personas originarias de América y en aquellas que afrontan un tratamiento sintomático o agudo.
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2Una de cada cinco prescripciones de analgésicos no se recoge. En fármacos para la hipertensión o la insuficiencia cardiaca, que los pacientes consideran que son patologías severas, el porcentaje se reduce sensiblemente.
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3Los datos más alarmantes se encuentran en los medicamentos para el tratamiento de enfermedades crónicas, como la diabetes o la depresión. Una de cada diez de las prescripciones de insulina o antidepresivos nunca se llega a retirar de la farmacia.
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4La decisión del paciente también depende, en gran medida, de la relación y el nivel de confianza con su médico de familia. Haber sido visitado por un doctor que no era su médico habitual o en un centro de salud que forma a médicos residentes aumenta las posibilidades de que el paciente no inicie su tratamiento.
Según los resultados, los pacientes que no inician el tratamiento ahorran en medicamentos, acuden menos al centro de salud y se hacen menos pruebas médicas, y en este sentido generan un menor gasto sanitario. Pero el impacto económico total acaba siendo mayor debido, por ejemplo, al incremento de la duración de las bajas laborales (una diferencia media de 2,5 días) y de las visitas domiciliarias. Estos datos también indican un empeoramiento del estado de salud del paciente, lo que en última instancia podría causar tratamientos más largos que, probablemente, acaben con más recursos médicos consumidos y más días de baja laboral.
No se ha podido evaluar el impacto en las enfermedades crónicas, como la hipertensión, ya que las complicaciones en este tipo de enfermedades no aparecen hasta un plazo más largo, de entre cinco y diez años. Es por ello que, al estimar el impacto en los costes de la no iniciación de los tratamientos crónicos, no se aprecian diferencias.
A las pérdidas económicas del sistema sanitario por la utilización de servicios más caros se le tienen que sumar los gastos relacionados con la incapacidad laboral, a cargo de las empresas, las mutuas y la Seguridad Social, entre otros. Este estudio no pudo valorar el uso de servicios hospitalarios, como ingresos, tratamientos y visitas a urgencias. Si se tuviesen en cuenta estos datos, el coste económico de la decisión de los pacientes de no iniciar la medicación podría ser aún mayor. El impacto calculado también podría ser mayor si se dispusiera de datos sobre el efecto de la no iniciación del tratamiento entre la población sin contrato laboral, como muchos autónomos, y en población que realiza actividades sin ánimo de lucro, como los estudiantes o los jubilados.