En un escenario de envejecimiento demográfico y aumento de la longevidad, los cuidados de larga duración a las personas mayores plantean una serie de importantes retos a la Europa del Estado del Bienestar. Estos retos tienen que ver con la sostenibilidad del sistema de cuidado, la dualidad del entorno físico donde se produce (domiciliario o institucional), del entorno social (provisión formal por parte de profesionales o informal por parte de familiares, cuidadores inmigrantes y voluntariado) y la procedencia de la financiación (pública, privada, subvencionada). Todo ello en relación con la propia definición de estos cuidados, los elementos que los conforman (fragilidad, enfermedad, demencia, cronicidad, episodios agudos, etc.) y la necesidad de una coordinación adecuada entre los servicios de salud y los servicios sociales de atención a la dependencia. Este es el contexto que presentan las dos obras que nos ocupan.
La primera de ellas, Long-term Care in Europe (2013), se centra en la búsqueda de respuestas a los desafíos de los cuidados derivados del cambio demográfico, de las transformaciones en las estructuras sociales y familiares, y de la revolución tecnológica, así como en la necesidad de evaluar y, en su caso, asegurar o mejorar la calidad de la prestación del cuidado. La obra, de autoría multidisciplinar, define los principios fundamentales que caracterizan los cuidados de larga duración: considerar la prevención y rehabilitación en estos cuidados como un hecho básico y vital para las personas mayores y la importancia de abordar adecuadamente en el marco legislativo los derechos de los cuidadores informales o la ética familiar, incluyendo a los trabajadores inmigrantes. Otros temas recogidos en el libro tienen que ver con la necesidad de afrontar los problemas que aparecen en la relación que se establece entre cuidados formales e informales y entre salud y atención social. Y, finalmente, la utilidad de revisar las soluciones que se ofrecen a partir de la progresión y mejora de las políticas diseñadas a tal fin.
El libro plantea estos asuntos en capítulos temáticos transversales y comparados, como resultado de una aproximación a la cuestión de estudio desde un plan de trabajo fundamentado en un proyecto de investigación, financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea, con un consorcio formado por 13 países miembros de la UE. Este trabajo ha sido posible porque tanto los objetivos como los métodos se establecieron de antemano, y los efectos de los ejemplos prácticos se han evaluado siguiendo una plantilla estándar, todo ello coordinadamente desde una organización intergubernamental afiliada a Naciones Unidas (The European Centre for Social Welfare Policy and Research, www. euro.centre.org) con sede en Viena.
En cambio, Long-term Care for the Elderly in Europe (2017) se articula en una estructura de capítulos que responden a una selección de países siguiendo la tipología clásica de los estados del bienestar, con ejemplos de los modelos nórdico, centroeuropeo, liberal y del sur y este de Europa. Fruto también de una autoría multidisciplinar, en esta obra el objetivo es analizar cómo es la organización, estructura y provisión de los cuidados de larga duración, y la perspectiva de la inversión social, en cada país, examinando cómo han afrontado los desafíos y qué tipo de transformaciones han experimentado los Estados, sobre todo, tras la crisis económica. El incremento de población mayor y de ancianos frágiles se muestra como una presión de los gastos sobre el sector público, de manera que la privatización y mercantilización ha sido parte de la evolución del estado del bienestar, también en el caso de los cuidados de larga duración, y uno de los objetivos explícitos de las políticas sociales, sobre todo en los modelos nórdico y liberal. Así, hasta el momento, estos cuidados no han sido tan institucionalizados como otros servicios sociales porque, a pesar de las diferencias entre países, han sido asumidos en un alto grado por la sociedad civil, especialmente las familias.