Históricamente, la emancipación de los jóvenes en nuestro país ha sido muy dificultosa por la combinación entre el precio de la compra o alquiler de vivienda y los bajos salarios.

En el 2018, el 54,8 % de los empleados de entre 20 y 29 años tenían un contrato temporal, frente al 26,8 % de la población total.

En España, el porcentaje de individuos de entre 18 y 29 años que tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas es superior a la media del contexto europeo.

España se sitúa por encima de la media europea en cuanto al porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y las políticas de empleo para jóvenes son insuficientes para favorecer el acceso al empleo de este colectivo.