Algunos de los problemas expuestos en el análisis de las necesidades sociales ligadas a la vivienda, tanto en lo que se refiere al acceso como a las condiciones de la misma, no son exclusivos de España. Es difícil, sin embargo, identificar las diferencias y las similitudes con otros países debido a que las formas de acceder a la vivienda en cada país y la naturaleza de las políticas difieren considerablemente, por lo que nos econtramos con una gran variedad de experiencias dentro de la UE en esta dimensión de las necesidades sociales.

Una primera fuente de heterogeneidad en los países europeos son las acusadas diferencias en las formas de tenencia de la vivienda. Según los datos de Eurostat, el 70% de la población residente en la UE-28 vive en casas de su propiedad, aunque hay gran variación por países, con porcentajes cercanos al 50% en Austria y Alemania, y superiores al 90% en Croacia, Eslovaquia y Rumanía. Existen también diferencias en el porcentaje de población con vivienda en propiedad pero con hipotecas pendientes de pago. Siendo esta la situación de uno de cada cuatro ciudadanos en la UE, los porcentajes van desde menos del 15% en los países del Este y en los mediterráneos, con la excepción de Portugal (37%) y España (30%), a cerca del 50% de la población en los países nórdicos.
El indicador seleccionado para la comparativa en el reto del acceso a la vivienda es el coste del alquiler de la vivienda. Un primer rasgo relevante al observar los valores de este indicador en cada país es que no parece haber una relación nítida entre el nivel de riqueza y la incidencia de este problema, con varios países, entre ellos España, con una posición en el ranking peor que la que le correspondería según su nivel de PIB per cápita. El caso de España es especialmente llamativo en el marco europeo: ocupa la peor posición del ranking, tanto antes de la crisis como en el período reciente.
