
El papel de la selección de la información
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1El castigo electoral a la corrupción se ve reducido por la aversión de los ciudadanos a informarse de los casos de corrupción que afectan a su partido preferido.
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2En lugar de leer sobre un caso de corrupción que afecta a su partido, una mayoría de los encuestados prefieren leer una noticia sobre el buen desempeño de este partido o una noticia de entretenimiento.
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3Evitar leer sobre la corrupción hace que se castigue menos, particularmente entre las personas que optan por noticias de entretenimiento. Si estas personas se expusieran a información sobre la corrupción, el castigo electoral aumentaría considerablemente.
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4Entre los ciudadanos que tienen mayor conocimiento e interés por la política, y que prefieren estar informados sobre este tema, exponerse a la información de un escándalo de corrupción que afecta a su partido preferido no conlleva una reducción en la probabilidad de votarlo.

El castigo electoral de la corrupción
Las elecciones son el principal mecanismo para que los políticos rindan cuentas de sus acciones ante la ciudadanía. A su vez, la ciudadanía muestra un firme rechazo a la corrupción y, frecuentemente, la considera uno de los principales problemas de España (Pring, 2017). Por ello, siguiendo una lógica de «premio-castigo», esperaríamos que los políticos que abusan del poder y se ven involucrados en escándalos de corrupción recibieran un menor apoyo en las elecciones. ¿Es así?
Para abordar la pregunta, este estudio experimental se basa en una encuesta online realizada en 2020 a una muestra representativa de 2.540 españoles, de quienes se obtuvo, en primer lugar, información sobre su preferencia partidista. El experimento asignó aleatoriamente a 567 de los participantes la lectura de una noticia sobre un escándalo de corrupción que involucra a su partido preferido. Otro grupo (grupo de control) de 577 participantes leyó, en su lugar, noticias neutrales sobre política o entretenimiento sin relación alguna con la corrupción o los partidos políticos. A continuación, todos los encuestados respondieron una pregunta sobre su propensión a votar por su partido favorito.
El gráfico 1 refleja que, efectivamente, la propensión a votar por su partido favorito es inferior entre los expuestos a la información sobre corrupción. Entre estos encuestados, la propensión a votar por su partido preferido es, aproximadamente, un 5,5% inferior a la de los asignados al grupo de control, que no han leído esta información.
Este primer análisis sugiere que, una vez hechos públicos los escándalos de corrupción que involucran a ciertos partidos, estos deberían recibir un menor apoyo electoral. Sin embargo, esta evidencia se contradice con el hecho de que, frecuentemente, la corrupción no se castiga en las urnas (De Vries y Solaz, 2017).
La aparente contradicción puede deberse a que en el mundo real no todos los ciudadanos se exponen a información sobre los escándalos de corrupción que afectan a su partido preferido. De hecho, en los resultados presentados en el gráfico 1, así como en la mayoría de los estudios experimentales previos, se ha asignado aleatoriamente a algunos participantes a leer dicha información, sin tener en cuenta que en la realidad muchos de ellos evitarían leerla. Esto ignora que uno de los prerrequisitos para el castigo electoral de la corrupción es que los individuos reciban información sobre la misma. Si los ciudadanos no están informados de las irregularidades cometidas por sus representantes, no podemos esperar que estas tengan un impacto en su voto.
1. Selección y exposición a información sobre la corrupción
¿Qué sucede cuando los ciudadanos sí pueden elegir las noticias que consumen? Cabe esperar que, en estas circunstancias, no todos los ciudadanos opten por leer sobre los casos de corrupción que afectan a su partido preferido.
Las actitudes y creencias políticas de los ciudadanos son fundamentales a la hora de seleccionar información. Así, algunos individuos tienden a evitar exponerse a la información que cuestiona o contradice sus preferencias políticas. Otros optan por evitar completamente las noticias políticas y únicamente consumen contenidos de entretenimiento. Por otra parte, es probable que los individuos que sí quieren leer sobre corrupción tengan características sociopolíticas distintas de los que optan por leer otro tipo de noticias. Múltiples estudios indican que los individuos con más conocimiento político, mayor interés en la política y mayor identificación partidista consumen más información política, pero, a su vez, suelen ser menos proclives a modificar sus actitudes y comportamientos en función de la nueva información que reciben (Zaller, 1992). Todo ello tiene implicaciones relevantes para el castigo electoral de la corrupción. Sin embargo, la proporción de individuos que se exponen a la información sobre corrupción y cómo estos se diferencian de otros ciudadanos son dos aspectos que no se han tenido en cuenta en estudios previos.
Para obtener información de estas cuestiones, introducimos aquí dos elementos innovadores respecto a estudios previos de referencia sobre los efectos de la corrupción (Anduiza et al., 2013; Winters y Weitz-Shapiro, 2013). En primer lugar, al principio de la encuesta y conociendo el partido político preferido de los encuestados, se mostró a todos ellos diferentes titulares y se les preguntó qué noticia preferirían leer, siendo estas las opciones: una noticia sobre un caso de corrupción que afecta a su partido preferido, una noticia sobre el buen desempeño de su partido preferido, una noticia política neutral (que no hacía referencia a ningún partido político) y dos noticias de entretenimiento.
A continuación, 819 personas de las 2.540 encuestadas fueron asignadas aleatoriamente a leer aquella información seleccionada por ellos mismos de acuerdo con sus preferencias. Este escenario, en el que cada individuo selecciona por sí mismo la información que desea leer, es más realista que aquel en el que se expone de manera aleatoria a todos los encuestados a una información que quizá no leerían en el mundo real.
El gráfico 2 pone de manifiesto que solo un 15,5% de los encuestados elige leer sobre un caso de corrupción que involucra a su partido preferido. La mayoría (un 48,2%) prefiere leer sobre el buen desempeño de su partido preferido. Además, un 33,2% de los encuestados evita leer sobre política y se decanta, en su lugar, por noticias de entretenimiento. Finalmente, solo un 3,1% escoge informarse de asuntos políticos neutrales, que no hacen referencia a ningún partido político. El hecho de que solo una minoría de los ciudadanos decidan exponerse a información sobre la corrupción que afecta a su partido preferido puede suponer una seria limitación para el castigo electoral de la corrupción.
Además, como revela el gráfico 3, el perfil de los encuestados que prefieren leer cada uno de estos tipos de noticias es diferente. Los que leen sobre corrupción o el buen desempeño de su partido preferido son políticamente más sofisticados: tienen mayor interés y conocimientos sobre política. Estos encuestados también se identifican más intensamente con su partido preferido, en especial los que prefieren leer sobre el buen desempeño del partido. En cambio, los que optan por leer sobre temas políticos neutrales o relacionados con el entretenimiento se identifican de un modo mucho más débil con su partido preferido. Estos últimos constituyen de manera clara el grupo con menor interés y conocimiento políticos. En cuanto al perfil ideológico de cada grupo, las personas que prefieren leer sobre corrupción son ligeramente más de izquierdas; mientras que los que optan por temas políticos neutrales son más de derechas.
Las diferencias en el perfil de los individuos que seleccionan cada uno de estos tipos de noticias pueden tener consecuencias para el castigo electoral de la corrupción. Esto es así ya que estudios previos han demostrado que los individuos con mayor sofisticación política y con una identificación partidista más definida son más reacios a modificar sus actitudes y opiniones políticas (Zaller, 1992). El conocimiento y las preferencias previas les llevan a seleccionar y procesar nueva información, de tal manera que puedan evitar disonancias cognitivas. Por lo tanto, aun cuando se expongan a información sobre casos de corrupción que involucran a su partido político preferido, es posible que los individuos con mayor interés y conocimiento político, y fuertemente identificados con el mismo, sean menos proclives a modificar sus opiniones sobre este partido. En cambio, los individuos menos sofisticados y débilmente identificados con su partido preferido pueden ser más receptivos a esta información y modificar sus opiniones en mayor medida.
2. Selección de información y castigo de la corrupción
El gráfico 4 relaciona el tipo de noticia que los encuestados desearían leer con la propensión a votar por su partido preferido. Las barras naranjas corresponden al grupo asignado a leer una noticia sobre corrupción, independientemente de sus preferencias informativas. Así, la columna naranja situada más a la derecha del gráfico muestra la propensión a votar por su partido preferido entre los encuestados con una preferencia a leer noticias de entretenimiento pero que, finalmente, fueron asignados aleatoriamente a leer sobre la corrupción de su partido preferido. Las barras azules corresponden al grupo al que se le permitió elegir la noticia que deseaban leer y que, por tanto, pudieron leer una noticia acorde con sus preferencias. Por ejemplo, en este grupo, aquellos con una preferencia a leer noticias sobre el buen desempeño de su partido pudieron efectivamente leer dicha noticia.
En otras palabras, las barras azules estiman qué sucede entre individuos con diferentes preferencias informativas cuando, como en la vida real, pueden seleccionar la información a la que se exponen; mientras que las barras naranjas reflejan qué sucedería en un mundo paralelo en el que pudiéramos asegurar que estos mismos individuos se expusieran a información sobre la corrupción de su partido preferido. Por tanto, la diferencia entre cada una de las barras azules y naranjas nos permite estimar cómo cambiaría el castigo electoral de la corrupción si se expusiera a información sobre esta cuestión a personas con diferentes preferencias informativas.
Entre quienes prefieren leer la noticia sobre la corrupción de su partido preferido la propensión a votar por el mismo es muy similar en los dos grupos. Ello es esperable puesto que tanto los asignados aleatoriamente a leer la noticia sobre corrupción (barra naranja) como los que eligieron esta noticia de acuerdo con sus preferencias (barra azul) estuvieron expuestos a la misma información.
En cambio, la ausencia de diferencias entre los dos grupos que desean leer sobre el buen desempeño de ese partido es a priori sorprendente. La propensión a votar por su partido preferido es muy similar entre quienes querrían leer una noticia sobre el buen desempeño de su partido preferido, pero fueron expuestos a la noticia de corrupción, y los que, en efecto, pudieron optar por leer sobre el buen desempeño de su partido. Esto puede deberse al elevado interés y conocimientos políticos e intensidad de la identificación partidista de estos ciudadanos, que los hace más reacios a modificar las opiniones sobre su partido preferido, incluso si reciben información negativa del mismo. Ello sugiere que en el caso de estos individuos la selección de información no limita el castigo de la corrupción, ya que, aunque recibieran información sobre la corrupción de su partido preferido, no modificarían su apoyo al mismo en gran medida.
La situación es claramente diferente entre aquellos con una preferencia a informarse de temas políticos neutrales o que simplemente optan por el entretenimiento. En ambos casos, los encuestados que, de acuerdo con sus preferencias, leyeron información política neutral o de entretenimiento se mostraron sustancialmente más propensos a votar por el partido preferido que aquellos que compartían las mismas preferencias informativas, pero fueron expuestos a una noticia sobre la corrupción del partido. Cabe destacar que el resultado es más robusto en aquellos con una preferencia por el entretenimiento. Entre estos, el estudio demuestra claramente que su exposición a la información de corrupción sí se traduciría en una mayor sanción electoral a este comportamiento.
3. Conclusiones
Los resultados indican que el hecho de que los ciudadanos se expongan selectivamente a la información política y eviten las noticias relacionadas con la corrupción de su partido preferido limita el castigo electoral de este comportamiento. Ello se explicaría, especialmente, por la presencia de ciudadanos que no se exponen a esta información y optan por el entretenimiento en lugar de la información política. Entre estos ciudadanos observaríamos un mayor aumento del castigo de la corrupción si recibieran información sobre este grave problema. Tomando como referencia la proporción de encuestados que optan por noticias de entretenimiento (resultados presentados en el gráfico 2) y el cambio del sentido del voto observado entre estos cuando se exponen a noticias sobre la corrupción de su partido preferido (gráfico 4), este estudio estima que si estos ciudadanos se expusieran a este tipo de noticias, el apoyo a dicho partido en las elecciones se reduciría en un 4,6%.
Los resultados también arrojan una conclusión pesimista. Entre las personas con mayor interés y conocimiento político, que sí optan por leer sobre política (aunque en gran medida sobre el buen desempeño de su partido), el margen para aumentar la rendición de cuentas es limitado. Entre estos individuos, exponerse a una noticia sobre un escándalo de corrupción que afecta a su partido preferido apenas afecta a su propensión a votar por el mismo, lo que sugiere que sus actitudes y comportamientos son menos maleables.
Por tanto, las campañas de información para aumentar la rendición de cuentas y el castigo electoral de la corrupción que se puedan diseñar serán más efectivas si se dirigen a personas que normalmente no se exponen a la información política y optan, en su lugar, por contenidos de entretenimiento.
4. Referencias
ANDUIZA, E., A. GALLEGO y J. MUÑOZ (2013): «Turning a blind eye: experimental evidence of partisan bias in attitudes toward corruption», Comparative Political Studies, 46.
DE VRIES, C.E., y H. SOLAZ (2017): «The electoral consequences of corruption», Annual Review of Political Science, 20.
PRING, C. 2017. People and Corruption: Europe and Central Asia Global Corruption Barometer. Berlin: Transparency International.
WINTERS, M.S., y R. WEITZ-SHAPIRO (2013): «Lacking information or condoning corruption: when do voters support corrupt politicians?», Comparative Politics, 45.
ZALLER, J. (2014): La naturaleza y los orígenes de la opinión pública, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas (ed. or. 1992)
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