El segundo de los grandes instrumentos que ayuda a la población a que el derecho a la vivienda se materialice es la política de vivienda protegida. España se inclinó tradicionalmente por este tipo de políticas, en detrimento de las ayudas monetarias directas. Durante las últimas décadas, sin embargo, nuestro país se ha decantado más por los incentivos fiscales para la compra.
El fomento del acceso a la propiedad mediante este recurso —la vivienda protegida— ha tenido consecuencias importantes en otras formas de cobertura de la necesidad social de alojamiento, con un mercado de vivienda en alquiler más restringido y caro que en otros países por la debilidad de la oferta. A ello se suma la escasa tradición y gasto en políticas que tratan de favorecer el acceso a la vivienda por medio del alquiler. El resultado, en la práctica, junto a otros de los factores citados en apartados anteriores, es que España es el país de la Unión Europea donde el alquiler absorbe mayor porcentaje de la renta disponible de los hogares y es, además, uno de los tres países con mayor porcentaje de personas con sobrecarga de los gastos en vivienda en régimen de alquiler.

Trilla y Bosch (2018) distinguen cuatro etapas o períodos en la evolución de la vivienda protegida en España.
- En el primer período de crecimiento de la construcción en España, 1959-1965, la vivienda protegida llegó a alcanzar cuotas del 70% del total.
- En los años posteriores y hasta 1981, se registró una acusada reducción del peso de la vivienda protegida, que aun así todavía suponía una aportación de entre el 30% y el 40% del total de las viviendas construidas.
- En el período de ajuste de la primera mitad de los años ochenta, casi se equipararon las cuotas de vivienda libre y protegida.
- Desde mediados de los años ochenta, la gran expansión del sector de la construcción dio origen a una pérdida progresiva de peso de la vivienda protegida (por debajo del 20% del total). Este descenso tampoco fue ajeno a la creciente introducción de incentivos para la adquisición de vivienda a través del sistema fiscal, que pasó a ser la política dominante.
Las estadísticas de vivienda construida del Ministerio de Fomento permiten enlazar la evolución histórica con la situación más reciente. Los datos indican una caída continuada de la vivienda protegida desde el inicio de la crisis, hasta alcanzar niveles mínimos históricos. En los momentos más álgidos de la crisis, este tipo de vivienda volvió a suponer una cuota muy alta del total de las viviendas construidas, a pesar del descenso en la construcción de nuevas viviendas. El hundimiento del sector llevó a que la producción de vivienda libre pasara a tener un volumen siete veces inferior al que tenía antes del cambio de ciclo. En la etapa de recuperación económica parece haberse abandonado el recurso a la vivienda protegida como instrumento de la política de vivienda, con los niveles de construcción más bajos desde la década de los cincuenta.
