Supongamos que vendemos todas nuestras propiedades y saldamos nuestras deudas ahora mismo. La cantidad total de dinero que obtendríamos tras estas operaciones es lo que podemos considerar nuestra riqueza o patrimonio. Más exactamente, la riqueza se refiere al valor de las posesiones (la casa, el dinero en el banco, los ahorros, las acciones y los negocios) menos cualquier dinero que se deba sobre estos activos. Estas deudas incluyen hipotecas, préstamos y la deuda de la tarjeta de crédito.

La riqueza es un recurso económico que puede utilizarse para afrontar dificultades financieras imprevistas, para invertir, para reducir los gastos mensuales del hogar o para ayudar a los demás. Sin embargo, no todos los beneficios son económicos. A pesar de que el dicho «cuanto más dinero, más problemas» puede ser cierto en algunos casos, los recursos económicos mejoran el bienestar. Las investigaciones muestran que las personas ricas gozan de mejor salud, tienen relaciones más estables y viven más años. Además, la percepción de los individuos de cuán ricos son resulta importante para la sensación de felicidad y de bienestar subjetivo.

Debido a que la riqueza es importante para muchas facetas de nuestra vida, la cuestión de quién la posee y cómo está repartida es igualmente importante. Hace algunos años, académicos de todo el mundo llamaron la atención sobre el hecho de que la distribución de la riqueza entre los hogares es cada vez más desigual. España no es una excepción a esta tendencia. El gráfico 1 muestra el porcentaje de riqueza total que posee el 10% de los hogares más ricos del país, un indicador de uso común para medir la desigualdad en el reparto de la riqueza. Como puede apreciarse, el porcentaje de riqueza acumulado por el 10% de los hogares más ricos de España aumentó del 43% al 54% en quince años (2002-2017).


La creciente desigualdad en el reparto de la riqueza es una preocupación común a todos los países ricos, pero en España hay motivos para estar especialmente preocupados. En primer lugar, España encabeza la ratio riqueza-ingresos documentada más elevada. Los investigadores han calculado las llamadas ratios riqueza-ingresos para mostrar la relación entre el valor total de la riqueza en la sociedad y la renta nacional. En España, por lo tanto, la riqueza es probable que desempeñe un papel comparativamente destacado en el bienestar económico de los hogares. Y en segundo lugar, la riqueza es un importante recurso económico para una proporción mucho mayor de la población, en comparación con muchos países de Europa occidental y septentrional, sobre todo porque la gran mayoría de la población española vive en una casa que es propiedad de uno de los miembros del hogar. Esto significa que los cambios en la riqueza podrían afectar a una proporción mayor de la población, incluyendo los hogares económicamente vulnerables.

La importancia de la riqueza para una proporción considerable de la población española plantea la cuestión de cómo les ha ido a los hogares con relativamente poca riqueza en los últimos años, especialmente durante la crisis financiera y después. El Banco de España ha ido recopilando información detallada sobre los ingresos y la riqueza de una muestra de hogares españoles que nos permite responder a esta pregunta. El gráfico 2 muestra el porcentaje de individuos que vivían en un hogar con un determinado nivel de riqueza durante el período 2002-2017 (precios ajustados al 2017).


En el 2002, una proporción relativamente pequeña de individuos vivía en hogares con más de un millón de euros de patrimonio, y también una proporción relativamente pequeña vivía en hogares sin patrimonio o con patrimonio negativo (es decir, hogares en los que el total de las deudas supera el valor de todos los activos que se poseen). El tamaño de ambos grupos fue aumentando hasta el 2008, y a partir de entonces la proporción de millonarios disminuyó, mientras que el grupo de individuos que vivían en hogares sin patrimonio o con patrimonio negativo siguió en aumento. Lamentablemente, este grupo no disminuyó tras la crisis. En el 2017, el 8,8% de la población española vivía en hogares con patrimonio negativo, y el 5,9% en hogares con un patrimonio inferior a 2.000 euros. Por lo tanto, la creciente desigualdad de la riqueza en España no solo se refleja en que los ricos sean más ricos, sino también en la creciente proporción de la población que carece de patrimonio.

¿Hasta qué punto los hogares sin patrimonio o con patrimonio negativo son económicamente vulnerables? Esto depende de los demás recursos que tengan a su alcance. Un hogar puede hallarse endeudado debido a que hizo una inversión muy importante gracias a unos ingresos elevados y constantes. No obstante, también podría haberse endeudado porque su casa perdió valor o porque una caída en los ingresos ha conllevado atrasos en el pago de la hipoteca o acumulación de otras deudas. Por desgracia, en España carecer de patrimonio o tenerlo negativo se convirtió en una situación mucho más común en la población de escasos recursos entre los años 2002 (gráfico 3) y 2017 (gráfico 4), como se reflejará en el escenario más preocupante que veremos más adelante.

Los gráficos dividen a la población en cinco grupos (quintiles) sobre la base del ingreso anual total del hogar. En otras palabras, la primera columna indica la riqueza del 20% de los hogares con los ingresos más bajos en España en aquel año (primer quintil). La quinta columna indica la riqueza del 20% de los hogares con los ingresos más altos (quinto quintil). Los aumentos en la proporción de individuos que viven en hogares endeudados han mayores en los hogares que también tienen los ingresos más bajos. Los individuos que viven en el grupo de hogares más ricos apenas experimentan aumentos en la proporción de hogares endeudados. Por lo tanto, se observa un considerable aumento en la proporción de individuos que viven en hogares de bajos ingresos que también están endeudados o tienen poco patrimonio. Esta observación resulta preocupante, sobre todo teniendo en cuenta el hecho de que muchos de estos hogares es probable que hayan experimentado una caída de ingresos durante la pandemia por la covid-19.

Si la comparamos con otros países ricos, la red de seguridad proporcionada por el Estado –a través de los subsidios de desempleo y las pensiones de jubilación, por ejemplo– es más limitada en España. Por otra parte, los niveles de desempleo han estado sistemáticamente por encima de la media europea en las últimas décadas. Por lo tanto, a pesar de que una proporción relativamente elevada de la población española tenga patrimonio, los hogares deben recurrir a él con mayor frecuencia cuando los ingresos no alcanzan. La observación de que la proporción de individuos que viven en hogares sin patrimonio en España está aumentando podría suponer que, para muchos individuos económicamente vulnerables, está desapareciendo un importante recurso para afrontar las pérdidas de ingresos.

¿Cómo ha evolucionado la capacidad de afrontar las pérdidas de ingresos? Aunque existen ventajas económicas relacionadas con todos los tipos de riqueza, no todos son de fácil acceso en tiempos de necesidad económica. Por ejemplo, acumular la riqueza comprando una vivienda y devolver la hipoteca a lo largo del tiempo puede ser una buena estrategia para reducir costes en la etapa final de la vida (sobre todo tras la jubilación), pero una vivienda no puede convertirse fácilmente en efectivo para pagar las facturas del próximo mes. El gráfico 5 muestra la evolución en el tiempo de los distintos indicadores de riqueza en España.


El gráfico 5 muestra que cada vez menos personas en los hogares de bajos ingresos tienen acceso a la forma de riqueza más fácilmente disponible: dinero en el banco. En el 2017, solo el 42% de los individuos que vivían en hogares de bajos ingresos tenía un mínimo de 1.000 euros disponibles para efectuar pagos, en comparación con el 95% de los individuos de hogares de altos ingresos. Se observan tendencias similares al considerar todas las formas de patrimonio financiero, lo que incluye todo el dinero en cuentas de ahorro, fondos de inversión y acciones, y excluye los bienes inmuebles tales como la vivienda y objetos de valor. Utilizar una vivienda en propiedad no hipotecada como garantía para un crédito o hipoteca es otra forma de acceder al efectivo, pero el gráfico 5 muestra que esta posibilidad está disminuyendo rápidamente tanto para los hogares de bajos ingresos como para los de altos ingresos. Por consiguiente, no solo la riqueza en general disminuye entre los hogares de bajos ingresos, sino que también disminuye la riqueza accesible.

La desigualdad de la riqueza ha ido en aumento en todos los países europeos. A pesar de que este fenómeno ha recibido considerable atención, hay buenas razones para preocuparse especialmente en el caso de España. A escala internacional, gran parte del debate se ha centrado en cómo los más ricos han acumulado aún más riqueza en las últimas décadas. Pero al trasladar el debate a España, surgen nuevos puntos de preocupación. Además de la creciente acumulación de riqueza entre los más ricos, cada vez son más los individuos de los hogares de bajos ingresos que carecen de patrimonio o están endeudados. Esto es especialmente problemático en el contexto español, en el que el bienestar de los hogares económicamente más débiles depende en gran medida de su patrimonio. Las elevadas tasas de desempleo, los bajos salarios y una seguridad social relativamente limitada traen consigo el que los hogares españoles tengan que acceder a su patrimonio para afrontar pérdidas de ingresos con relativa frecuencia (o depender de reducciones de costes vinculadas a la riqueza del hogar). Si una proporción creciente de hogares carece de riqueza para afrontar estas pérdidas de ingresos, lo más probable es que el resultado sea una privación severa. Las políticas orientadas a luchar contra la desigualdad económica, pues, deberán considerar cómo compensar este deterioro de la riqueza entre la población económicamente más débil.

Anghel, B., H. Basso, O. Bover et al. (2018): «Income, consumption and wealth inequality in Spain», SERIEs, 9(4).

Barceló, C., L. Crespo, S. García-Uribe, C. Gento, M. Gómez y A. de Quinto (2020): The Spanish Survey of Household Finances (EFF): description and methods of the 2017 wave, Documento Ocasional 2.033, Banco de España.

Artola Blanco, M., L. Bauluz y C. Martínez-Toledano (2021): «Wealth in Spain 1900-2017: A country of two lands», The Economic Journal, 131(633) .