¿Cómo ha afectado el crecimiento económico experimentado en España, desde 1980 al 2017, en la participación laboral femenina y en la brecha de género en el empleo?

El crecimiento económico tiene distintos impactos en las brechas de género. En España, la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral desde 1980 ha provocado una reducción de la brecha de empleo entre mujeres y hombres. Sin embargo, esta brecha todavía persiste.

La incorporación de España a la Unión Europea a mediados de la década de 1980 fue, sin duda, uno de los motores más importantes de transformación económica para el país. Intensificó el proceso de apertura económica iniciado con la llegada del periodo democrático, atrajo inversión extranjera e impulsó la innovación. Además, esta apertura se acompañó de un crecimiento del sector turístico con importantes efectos en los sectores de servicios asociados, lo que incidió especialmente en el empleo femenino.
La importante transformación producida en el mercado laboral de los sectores industrial y de servicios estuvo acompañada de una mayor escolarización y de un incremento en la obtención de diplomas de estudios secundarios y titulaciones universitarias por parte de la población. Esta evolución del sistema educativo permitió que las mujeres, en particular, se fueran incorporando a sectores y ocupaciones de cualificación media y alta.

Por niveles educativos y sexo, el aumento del empleo se relaciona, principalmente, con tres factores. En primer lugar, la significativa incorporación al entorno laboral de trabajadores de cualificación media, tanto hombres como mujeres. En segundo lugar, un incremento en la disponibilidad de empleos de mayor cualificación, en los que la participación de las mujeres aumentó significativamente. Y, en tercer lugar, una paulatina disminución de los trabajos poco cualificados para los hombres. Esta última tendencia decreciente es mucho más moderada en el caso del empleo femenino, ya que las mujeres han seguido vinculadas a empleos poco cualificados, básicamente concentrados en el sector servicios.

La transformación del mercado laboral español estuvo marcada por un incremento de la participación laboral femenina, debido al efecto conjunto del crecimiento de la demanda de mercado y del cambio hacia una economía más orientada a los servicios, que contribuyó a reducir la brecha de género en el empleo.

Una aproximación a la distribución del empleo por sectores de actividad económica entre mujeres y hombres permite analizar, en profundidad, el impacto que el ciclo económico tiene en la participación de mujeres y hombres en el mercado laboral.
Hasta el 2007, el crecimiento del empleo se explicó mayoritariamente por los sectores de servicios tradicionales (casi el 75%), junto con el sector de la construcción y el resto de los servicios.

Por el contrario, la reducción del empleo se concentró principalmente en el sector primario. Durante la crisis económica y en los años posteriores (periodo 2008-2017), el empleo siguió reduciéndose en los sectores primario e industrial (del 31,7% al 24,4%), entre los que destacó la fuerte caída de la construcción (del 12,7% al 6,5%). La creación de empleo, por otra parte, continuó concentrándose en los sectores relacionados con los servicios (del 68,3% al 75,6%).

¿Cuáles son los sectores están más feminizados? Como se muestra en el gráfico 2.1, a lo largo de todo el periodo analizado (1980-2017), la participación femenina se mantuvo estable en los sectores relacionados con el comercio (alrededor del 20%), mientras que se produjo una fuerte caída en la agricultura y el resto del sector primario (del 15,3% al 2,5%), y una caída más moderada, aunque no menos importante, en el sector manufacturero (del 15,1% al 6,7%). También se produjo un fuerte incremento en servicios cualificados, como los servicios de intermediación financiera, servicios inmobiliarios y empresariales (del 4,8% al 16,5%), el sector de transportes y comunicación (del 2% al 9%) y el sector de la salud y el trabajo social (del 7,8% al 11,7%).
 

En el mercado laboral masculino, según se observa en el gráfico 2.2, los principales cambios siguieron la evolución de la economía en general; es decir, las mayores reducciones de empleo se produjeron en la agricultura y las manufacturas, mientras que en los sectores de servicios aumentó la participación en el mercado laboral. En el sector agrícola y primario, el empleo cayó del 17,8% al 6,3%; pasó, así, de ser el segundo sector con más empleo masculino de la economía española en 1980 al octavo en el 2017. En el caso del sector manufacturero, la reducción fue del 23,7% al 16%, por lo que dejó de ocupar la primera posición. Los sectores de servicios en los que se produjo un mayor incremento del empleo son el sector de actividades inmobiliarias y profesionales (del 2,8% al 10,8%) y el sector de hoteles y restaurantes (del 4,7% al 10,1%).

Durante los primeros años de la crisis, la evolución de la participación de mujeres y hombres en el mercado laboral, en general, mantuvo la tendencia decreciente de la brecha de género en el empleo observada durante los primeros veintisiete años analizados (desde 1980 hasta el 2007). No obstante, a partir del 2012, se produjo una estabilización de la histórica tendencia decreciente de la brecha de género en el empleo. Desde entonces se ha constatado una preocupante persistencia de esta brecha.



La disminución de la brecha de género en el empleo durante los primeros años de la crisis se debió principalmente a la fuerte caída de empleo en los sectores más masculinizados (manufacturero y el de la construcción), que sufrieron los primeros efectos, más directos, de la crisis. Sin embargo, cuando la crisis comenzó a atenuarse, a partir del 2012, la brecha de género en el empleo dejó de reducirse y se estabilizó, en parte debido a las consecuencias a medio y largo plazo de la crisis en los sectores de servicios más feminizados, como los sectores de salud y trabajo social o el de educación (en el 2017, del total de horas remuneradas en estos dos sectores, el 72,5% corresponden a empleo femenino, frente al 27,5% del masculino).
 

Desde 1980, en la economía española se ha producido un crecimiento del empleo y, especialmente, del empleo femenino. El crecimiento económico permitió un cambio estructural que propició una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral y una creciente incorporación de esta población en sectores y ocupaciones de alta y media cualificación. Asimismo, este crecimiento económico estuvo acompañado por una mayor demanda en la que cada vez más los sectores de servicios tuvieron más peso. Todos estos aspectos contribuyeron a que, a largo plazo, desde 1980 hasta el inicio de la crisis económica, la brecha de género en el empleo presentara una clara tendencia decreciente.
 
La reducción de la brecha de género en el empleo se mantuvo durante los primeros años de crisis económica. Sin embargo, las consecuencias de la crisis en los sectores de servicios más feminizados detuvieron esta tendencia histórica decreciente, para dar paso a un periodo en el que la brecha de género en el empleo persiste de forma significativa e importante.

Los resultados de este artículo se han basado en información sobre el total de horas de trabajo remunerado por sectores, sin tener en cuenta aspectos adicionales como la temporalidad de los empleos ni la tipología contractual, en los que la diferencia por sexo es relevante. Del mismo modo, en el presente artículo no se consideran las horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, llevado a cabo, mayoritariamente, por mujeres. Cabe destacar, en este sentido, que su realización y organización repercute en la participación laboral y en las condiciones del mercado laboral de mujeres y hombres.

DUARTE, R., C. SARASA y M. SERRANO (2019): «Structural change and female participation in recent economic growth: a multisectoral analysis for the Spanish economy», Economic Systems Research, 31(4), 574-593, DOI: 10.1080/09535314.2019.1589425.