El envejecimiento conlleva cambios que afectan al movimiento, a las funciones sensoriales y psicosociales y, en definitiva, a la capacidad de interaccionar con el entorno. Los mayores que viven en residencias necesitan cuidados a largo plazo que pueden variar, en función de la evolución del proceso de envejecimiento, en cuanto a la cantidad y al tipo de ayuda necesaria. 

La actitud del personal que atiende y cuida a las personas mayores juega un papel especial y determinante en la calidad de la asistencia, en la que hay que tener en cuenta aspectos como la empatía. Ésta es fundamental para implementar una práctica centrada en la persona, por lo que el objetivo de humanizar el trato al mayor conlleva un análisis de la empatía y de su implicación en el proceso asistencial. Es una habilidad general que permite entender el punto de vista, los sentimientos y emociones de la otra persona y comunicarle esa comprensión. La empatía conlleva, entre otros, comprensión, respeto y escucha activa, habilidades que deben de ser transmitidas correctamente al otro a través de la comunicación verbal (el contenido de lo que decimos) y no verbal (nuestros gestos, contacto ocular directo, expresión facial, tono de voz o distancia personal, entre otros). Tiene aspectos cognitivos y emocionales. Los primeros están asociados a actitudes y habilidades que consideran la capacidad para ponerse en la situación de otra persona, de sus circunstancias, de sus pensamientos, mientras que los aspectos emocionales se relacionan con las habilidades para considerar los aspectos personales mediante la identificación de las emociones de la otra persona.

La actitud y relación empática del profesional hacia el mayor reporta beneficios para ambos. Estudios previos reflejan que la empatía en los profesionales de la salud es un factor que influye significativamente en la satisfacción del mayor, ya que mejora los datos clínicos, repercutiendo//y repercute en su bienestar físico, social y emocional. 

Por su parte, en los profesionales sanitarios un incremento en los niveles de empatía ha demostrado la reducción de los niveles de ansiedad, depresión, hostilidad, así como un aumento en la satisfacción y una mejora del autoconcepto del mayor.

Dada la importancia que tiene la empatía en el trato humanizado, se hace necesario desarrollar métodos y estrategias de formación específica que incrementen la autoconciencia y las actitudes hacia el cuidado de los mayores que viven en instituciones entre los profesionales de residencias. El objetivo del proyecto pretende analizar el impacto que tiene experimentar, mediante un traje simulador de envejecimiento, las limitaciones y problemas asociados a la edad en relación con la empatía de los profesionales hacia la persona mayor.

La empatía es una habilidad inherente que se puede mejorar. Se ha demostrado que su entrenamiento en los profesionales sanitarios se relaciona con mejores resultados clínicos como reducción de la depresión y ansiedad, así como el incremento en los niveles de la calidad de vida de los usuarios.

Si bien es cierto que en la formación de los profesionales sanitarios cada vez más se están incorporando métodos docentes donde se contempla la empatía, actualmente no existen protocolos concretos para su entrenamiento. Entre los métodos más utilizados se encuentran las charlas educativas, la práctica de habilidades mediante role-playing (juegos de rol) o con pacientes reales, así como el análisis de grabaciones de las interacciones con los pacientes.

La simulación es un método ampliamente utilizado y reconocido en la formación sanitaria que permite replicar una gran variedad de situaciones. Imita experiencias de la vida real a través de diferentes medios o tecnologías. En este sentido, el traje simulador de edad permite experimentar las limitaciones de las personas mayores de manera personal y en el propio cuerpo. Con su uso, se puede lograr un efecto que se aproxima mucho a las limitaciones de las capacidades sensoriales y motoras de la vejez. También es posible vivenciar las dificultades en la marcha y la movilidad, comprendiendo mejor el comportamiento de las personas mayores. Sin embargo, hay escasa evidencia científica sobre la eficacia de los equipos de simulación de edad para aumentar la comprensión, la actitud y la empatía hacia los adultos mayores (Gholamzadeh et al., 2018; Reid-Searl et al., 2020).

En este proyecto se utilizó el traje simulador como método para aumentar el nivel de empatía entre los profesionales de atención directa a personas mayores institucionalizadas. Para ello, se contó con la participación de profesionales sanitarios de residencias de mayores del Principado de Asturias y de la Comunidad Autónoma de Madrid.  Todos recibieron una sesión educativa sobre empatía y, posteriormente, la mitad realizó adicionalmente diferentes actividades cotidianas con el traje de envejecimiento. Los componentes utilizados en este traje simulan restricciones de movilidad, debilidad muscular, limitaciones en la destreza y en la percepción sensorial para ofrecer una experiencia de envejecimiento «de cuerpo entero». Para medir el nivel de empatía se utilizó la escala de empatía médica de Jefferson (versión para profesionales sanitarios).

Después de utilizar el traje de simulación de envejecimiento, la empatía general hacia los adultos mayores aumentó de manera significativa, en comparación con el grupo que solo recibió la formación teórica. 

Además, se observó un incremento adicional en las dimensiones que evalúan los aspectos cognitivos y emocionales. En cuanto a los primeros, se valora la capacidad para ponerse en la situación de otra persona, de sus circunstancias, de sus pensamientos (p. ej.: «Los pacientes se sienten mejor cuando el profesional comprende sus sentimientos»), mientras que los aspectos emocionales se relacionan con las habilidades del profesional para identificar las emociones de la otra persona, durante la atención a la persona mayor (p. ej.: «Prestar atención a las experiencias personales de los pacientes no influye en los resultados del tratamiento»).

Es importante resaltar que los niveles de empatía previos mostraron habilidades empáticas adecuadas en los profesionales sociosanitarios que desarrollan intervenciones asistenciales con personas mayores. Estos resultados han sido observados con anterioridad y coinciden con los publicados en literatura previa (Yu y Chen, 2012).

En este estudio se ha identificado una mejoría significativa de los niveles de empatía tras experimentar, mediante un traje de envejecimiento, el impacto del aumento de edad. En línea con nuestros resultados, la literatura actual (Bowden et al., 2020) ha identificado que la utilización de trajes de simulación se relaciona con una mejora en la actitud, conocimientos sobre el envejecimiento, confianza y disposición para atender a las personas mayores. Además, su naturaleza experimental y versatilidad facilita que el profesional se involucre en el aprendizaje activo y muestre resultados más positivos que los participantes que reciben únicamente formación didáctica teórica (Saleh et al., 2017). Sin embargo, a pesar de identificarse mejoras en las dimensiones cognitivas, emocionales y en la empatía general, no se identificaron diferencias estadísticamente significativas en la dimensión que evalúa comportamientos empáticos asociados a ponerse en el lugar del otro. Esta dimensión implica habilidades asociadas a poder mantener una distancia emocional y personal hacia la persona, para evitar que esto interfiera en su trato profesional hacia la misma. Estos resultados pueden deberse a que la gran mayoría de los profesionales desempeñan su labor asistencial con las mismas personas de manera prolongada, por lo que el trato y atención cercana pueden dificultar mantener una actitud empática. 

En el presente proyecto, la experimentación del envejecimiento permitió observar cambios significativos en las medidas de empatía cognitiva y empatía emocional en los profesionales. La utilización de una metodología de simulación como el traje simulador de envejecimiento puede ayudar a desarrollar mejores habilidades empáticas en los profesionales sociosanitarios que trabajan en centros de atención de personas mayores. Futuros estudios dirigidos a identificar las habilidades empáticas en profesionales de otros ámbitos asistenciales serían adecuados. Los resultados animan a seguir explorando la utilización de metodologías interactivas y vivenciales para mejorar el trato y la actitud de los profesionales sociosanitarios en diferentes poblaciones.

Bowden, A., H.R. Chang, V. Wilson y V. Traynor (2021): «The impact of ageing simulation education on healthcare professionals to promote person-centred care towards older people: A literature review», Nurse Education in Practice, 53 [doi: 10.1016/j.nepr.2021.103077].

Gholamzadeh, S., M. Khastavaneh, Z. Khademian y S. Ghadakpour (2018): «The effects of empathy skills training on nursing students’ empathy and attitudes toward elderly people», BMC Medical Education, 18(1) [doi: 10.1186/s12909-018-1297-9].

Reid-Searl, K., T. Levett-Jones, S. Lapkin, S. Jakimowicz, J. Hunter y K. Rawlings-Anderson (2020): «Evaluation of the ‘Empathic care of a vulnerable older person’ e-simulation», Nurse Education Today, 88 [doi: 10.1016/j.nedt.2020.104375].

Saleh, N., E. Meawad, H. Abd El-Aziz y A. El-Gilany (2017): «Effect of simulated aging game versus traditional lecture on nursing students’ knowledge and attitude towards elderly», Alexandria Scientific Nursing Journal, 19(1) [doi: 10.21608/asalexu.2017.208346].

Yu, C.Y., y K.M. Chen (2012): «Experiencing simulated aging improves knowledge of and attitudes toward aging», Journal of the American Geriatrics Society, 60(5) [doi: 10.1111/j.1532-5415.2012.03950.x].