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1Durante los seis primeros meses del año 2020, se produjo una reducción del 21,93% en el número de horas laborales efectivas de los asalariados del sector privado. Aunque en el segundo semestre del año se aprecia una recuperación, no se llegaron a alcanzar los niveles de horas laborales de finales del 2019.
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2En junio del año 2020, más de 3,1 millones de trabajadores asalariados del sector privado tenían una reducción de jornada o una suspensión de contrato.
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3Desde el punto de vista demográfico, los trabajadores más afectados por los procesos de regulación de empleo fueron los mayores de 30 años y con bajo nivel de formación. Si bien las mujeres se vieron más afectadas que los hombres en estos procesos, el género no se muestra como una variable determinante.
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4Desde el punto de vista laboral, los sectores del comercio y la hostelería fueron los más perjudicados, y los trabajadores con contrato indefinido y jornada a tiempo completo, los más afectados.
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5Según los datos disponibles, los procesos de regulación de empleo no parecen ser la puerta de entrada al desempleo, si bien en el cuarto trimestre del 2020 se ralentizó el proceso de vuelta a la actividad laboral habitual.
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6La recuperación del empleo se produjo mayoritariamente en el sector de la construcción, con contratos temporales y jornadas a tiempo parcial.

La covid-19 ha aumentado el número de trabajadores con expediente de regulación de empleo
A finales de marzo del 2020, la sociedad española se vio inmersa en la pandemia por el virus de la covid-19. Las autoridades pusieron en marcha una serie de medidas restrictivas para afrontar la situación sanitaria, entre ellas, la reducción de la movilidad. El mercado de trabajo no se vio exento de la afectación de la pandemia, ya que fueron muchas las empresas que se vieron abocadas a declarar un expediente de regulación de empleo (ERE) o un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Este contexto obligó al Gobierno a generar un marco normativo para regular la nueva situación. Todo ello conllevó que, en tan solo seis meses, se redujera la jornada laboral efectiva en el mercado de trabajo español en más de una quinta parte. El tercer y el cuarto trimestre del año 2020 propiciaron una recuperación de la jornada laboral efectiva, aunque no se llegaron a alcanzar los niveles del cuarto trimestre del año 2019.
El motivo principal de esta reducción de horas laborales efectivas fue el incremento exponencial del número de ERTE y de ERE, tanto mediante la suspensión de contratos como a través de la reducción de la jornada laboral. En junio del año 2020, había más de 2,4 millones de asalariados del sector privado afectados por una suspensión de contrato, mientras que en el mismo mes se superaban los 650.000 asalariados con reducción de jornada. De acuerdo con estas cifras, aproximadamente una sexta parte de la población ocupada se encontraba en situación de ERE o ERTE en el segundo trimestre del 2020.
1. Los trabajadores mayores de 30 años, con baja cualificación y del sector servicios fueron los más afectados por los ERTE y los ERE
El perfil demográfico y laboral de los asalariados del sector privado que se encontraban en ERE o ERTE en el período analizado es el siguiente: mayor de 30 años, con nivel de cualificación medio o bajo, perteneciente al sector servicios dentro del comercio y la hostelería, en la categoría ocupacional de trabajador de la restauración, con contrato indefinido y con jornada a tiempo completo.
En la investigación llevada a cabo no se muestra una clara diferenciación en cuanto a si eran los hombres o las mujeres los más afectados, aunque la evolución a lo largo del año 2020 fue desfavorable para el colectivo femenino.
Cerca del 80% de los trabajadores en situación de ERE o ERTE eran asalariados del sector privado mayores de 30 años, mientras que los expedientes afectaron en menor medida a los trabajadores más jóvenes.
El nivel de formación de los trabajadores y el nivel de protección frente a las situaciones de ERE o ERTE están directamente relacionados. De este modo, en la investigación llevada a cabo, los porcentajes más bajos respecto a la reducción de jornada o la suspensión de contrato se encuentran entre los doctorados, los licenciados y los diplomados. Por el contrario, el mayor nivel de incidencia se observa en los trabajadores que se formaron hasta la enseñanza obligatoria.
Los ERE y los ERTE se concentraron en un 80% en el sector servicios, y, dentro de este sector, el comercio y la hostelería fueron las ramas de actividad más perjudicadas. En relación con la hostelería, en el cuarto trimestre del 2020, uno de cada dos ERE o ERTE se produjo en este subsector.
En cuanto a la categoría ocupacional, los ERE y los ERTE se concentraron en los empleos de baja cualificación, principalmente los de los profesionales de apoyo, administrativos y trabajadores de la restauración, con un fuerte incremento porcentual sostenido a lo largo de los cuatro trimestres del 2020.
Con respecto al tipo de contrato, entre ocho y nueve de cada diez ERE o ERTE se vinculan a contratos indefinidos. En relación con la jornada laboral, más del 80% de ERE o ERTE se corresponden con jornadas laborales a tiempo completo.
2. Los expedientes de regulación de empleo no son, de momento, un paso previo al desempleo
Cabe preguntarse qué ha sucedido desde el punto de vista laboral con los trabajadores que entraron en ERE o en ERTE a lo largo del 2020: ¿recuperaron su puesto de trabajo al trimestre siguiente?, ¿continuaron en la misma situación?, ¿pasaron al desempleo?, ¿pasaron a la inactividad? Todavía es pronto para obtener datos definitivos al respecto, ya que no se conoce cuándo finalizará la prórroga de los ERTE. Pese a ello, aparte del artículo que aquí se presenta, el Banco de España también ha puesto el foco en la dinámica que se está generando en el mercado laboral dentro de esta situación de pandemia (Izquierdo, Puente y Regil, 2021).
Entre el primer y el segundo trimestre del 2020 las cifras son poco representativas, ya que la mayor incidencia de la crisis sanitaria sobre el mercado laboral se produjo en el segundo trimestre. En cualquier caso, en esta primera transición, más de un 60% de los trabajadores que se encontraban en situación de ERE o ERTE recuperaron su puesto de trabajo habitual en el segundo trimestre, un 20% continuaron en la misma situación y el porcentaje restante se repartió de forma equitativa entre los que pasaron a la inactividad y los que pasaron a estar desempleados.
Entre el segundo y el tercer trimestre del año 2020 los datos son más representativos, ya que la crisis sanitaria ya afectaba de lleno al mercado de trabajo español. A priori, la evolución en las personas que se encontraban en situación de ERE o ERTE en el segundo trimestre parece ser muy favorable en el tercer trimestre, ya que más de un 70% recuperaron su actividad laboral habitual, y se redujeron al 15% los trabajadores que continuaron en ERTE o ERE.
No obstante, con respecto a la transición entre el tercer y el cuarto trimestre, únicamente el 45% de los trabajadores que se encontraban en ERE o ERTE retornaron a su puesto de trabajo habitual, y más de un 30% continuaron en la misma situación. También es destacable que más del 14% de los trabajadores pasaron a la inactividad y menos del 10% transitaron al desempleo.
3. Los hombres y los jóvenes tuvieron más probabilidad de regresar a su situación laboral habitual, y la recuperación se produjo principalmente en el sector de la construcción
Las variables que condicionan en gran parte la transición entre trimestres hacia la ocupación o la continuidad de las situaciones de ERTE o ERE son de distinta naturaleza. A partir de los datos analizados en la investigación sobre la que se basa este artículo, se advierte que los hombres tuvieron mayor probabilidad que las mujeres de abandonar la situación de regulación de empleo en cualquiera de los trimestres considerados. Así, entre el tercer y el cuarto trimestre del año 2020, los hombres presentaron un 29,82% más de probabilidad que las mujeres de regresar a la actividad normal.
La nacionalidad también es una variable significativa, si bien no presenta el mismo signo en todas las transiciones analizadas en la investigación. Concretamente, entre el primer y el segundo trimestre, y entre el tercero y el cuarto, fueron los trabajadores extranjeros los que tuvieron más probabilidades de recuperar su actividad normal, mientras que entre el segundo y el tercer trimestre esta característica se asoció en mayor medida a los trabajadores autóctonos. Entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, la población extranjera tenía un 9,79% más de probabilidad que la población autóctona de regresar a la actividad normal.
En cuanto a la edad de los trabajadores, los más jóvenes son los que tuvieron mayor probabilidad de abandonar la situación de ERE o ERTE, y los adultos de más de 46 años, los que tuvieron menor probabilidad. Por ejemplo, entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, los más jóvenes presentaban un 20,92% más de probabilidad que los mayores de 46 años de volver a la actividad normal.
Con respecto al nivel educativo, no se observa un patrón homogéneo a lo largo de las transiciones entre trimestres. Por ejemplo, entre el segundo y el tercer trimestre, fueron los trabajadores con menor nivel educativo los que tuvieron mayor probabilidad de recuperar su empleo. Sin embargo, entre el tercer y el cuarto trimestre, esta característica se correspondió con los trabajadores que habían estudiado hasta la primera etapa de secundaria y con los que habían cursado estudios superiores. Esto podría asociarse a la estacionalidad de la economía española y, más concretamente, al tipo de actividad que se desarrolla con mayor incidencia en cada uno de los trimestres. Entre los meses de junio y agosto, la actividad económica española está vinculada a los servicios de baja productividad, en contraposición a lo que ocurre en el último trimestre del año. Así, entre el tercer y el cuarto trimestre del año 2020, los trabajadores con menor nivel educativo tuvieron un 56,22% menos de probabilidad que los trabajadores con educación superior de regresar a la actividad habitual.
La distribución regional también fue heterogénea a lo largo del año 2020. Entre el primer y el segundo trimestre fue la zona noreste (País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón), junto con Madrid, donde hubo una mayor probabilidad de abandonar la situación de regulación de empleo. Entre el segundo y el tercer trimestre fueron la zona centro (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura) y la noroeste (Galicia, Asturias y Cantabria). Entre el tercer y el cuarto trimestre, de nuevo fueron la zona centro y Madrid. En esta última transición, los peores datos se corresponden con la zona noreste, la zona este (Cataluña y la Comunidad Valenciana) y las islas (Canarias y Baleares), independientemente del trimestre analizado. Esto puede deberse, en el caso de la primera zona, a la elevada incidencia de la covid-19 en esta área geográfica y, en el caso del resto de las zonas, al fuerte peso relativo de la hostelería y el comercio en estas regiones. En comparación con los trabajadores de la zona sur (Andalucía y Murcia), es posible afirmar que en la zona noreste y en la zona este y las islas hay un 31% y un 24,35% menos de probabilidad, respectivamente, de recuperar la actividad habitual.
En cuanto al tipo de sector de actividad, el sector servicios muestra menor potencial de recuperación de la actividad habitual, lo cual está muy influenciado por el peso que tienen el comercio y la hostelería en los ERE y los ERTE. Por otro lado, el sector de la construcción (un sector masculinizado) muestra una mayor probabilidad de recuperarse en cualquiera de los trimestres: por ejemplo, entre el tercer y el cuarto trimestre del 2020, los trabajadores de la construcción tenían un 45,79% más de probabilidad que los trabajadores del sector servicios de volver a la actividad que desarrollaban antes de la regulación de empleo.
Con respecto a la categoría ocupacional, no se observa un patrón homogéneo: entre el segundo y el tercer trimestre fueron los trabajadores con menor grado de responsabilidad laboral los que con mayor probabilidad abandonaron la situación de regulación de empleo. Por otro lado, entre el tercer y el cuarto trimestre del año, la mayor probabilidad se correspondió con los trabajadores de mayor cualificación en sus ocupaciones, con un 44,48% más de probabilidad de recuperar la actividad habitual que los trabajadores de menor cualificación y menor rango ocupacional.
En cuanto a los tipos de contrato y de jornada laboral, se advierten rasgos destacables. En concreto, tener un contrato temporal o una jornada laboral a tiempo parcial son características más propicias para abandonar una situación de regulación de empleo. Por ejemplo, para los trabajadores que cumplen estas características, entre el tercer y el cuarto trimestre se detecta un 60,98% y un 43,73% más de probabilidad, respectivamente, de abandonar las situaciones de ERE o ERTE en relación con los asalariados que tienen otro tipo de contrato o jornada. Este hecho tiene consecuencias importantes para la actividad económica española, ya que parece que las empresas mantienen en ERE o ERTE a los trabajadores con contrato indefinido y con jornada a tiempo completo. Estos, en cierta medida, pueden ser los trabajadores más productivos, aunque también son los que suponen mayores costes para la empresa. Por el contrario, regresan mayoritariamente a la actividad laboral normal los trabajadores que tienen contrato temporal y una jornada a tiempo parcial, que son los que representan menores costes para la empresa y, también, los que pueden tener una productividad menor.
4. Conclusiones
El análisis presentado sobre la que se podría denominar pandemia laboral, en la que está inmersa la economía española, deja hasta el momento más sombras que luces. La considerable reducción en el número de horas laborales efectivas y el fuerte aumento de los ERE y los ERTE todavía no han desaparecido. El perfil sociodemográfico de los trabajadores afectados pone de manifiesto que la crisis ha afectado profundamente a uno de los pilares económicos de la actividad productiva en España: el comercio y la hostelería. Además, se ha visto perjudicada la parte más estable del tejido laboral: los trabajadores con contrato indefinido y con jornada a tiempo completo. Por otra parte, los trabajadores que consiguen recuperar su empleo habitual no parecen ser los de mayor productividad: estos suelen ser menores de 30 años, con contrato temporal y jornada a tiempo parcial o con un bajo nivel educativo.
5. Referencias
BRUN, L. (2020): «Respuestas fiscales asimétricas frente al COVID-19 en Europa», Información Comercial Española, 916, 37-75.
GÓMEZ, A. L. y J. M. MONTERO (2020): «El impacto del confinamiento sobre el mercado de trabajo del área del euro durante la primera mitad de 2020», Boletín Económico del Banco de España, 4/2020.
IZQUIERDO, M., S. PUENTE y A. REGIL (2021): «Los ERTE en la crisis del COVID-19: un primer análisis de la reincorporación al empleo de los trabajadores afectados», Boletín Económico del Banco de España, 2/2021.
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