La incidencia del autoempleo en España, excluido el sector agrícola, fue de cerca del 15% en el año 2017 (por la propia naturaleza del autoempleo en la agricultura, el presente estudio no considera este sector). Este porcentaje, por encima de la media europea (11,9%), se había mantenido prácticamente estable en los diez años anteriores.

Sin embargo, esta aparente estabilidad puede esconder situaciones muy diversas, ya que el autoempleo se asocia a grupos de trabajadores muy heterogéneos. Este estudio ha analizado dos categorías de trabajadores por cuenta propia: en primer lugar, los autónomos económicamente dependientes, incluidos los que dependían de un solo cliente en el último año, y, en segundo lugar, los que declararon ser autónomos involuntarios, ya fuera por necesidad o porque las personas que los empleaban anteriormente se lo pidieron. Finalmente, se observa con más detalle la interacción entre ambos grupos.

Es muy importante identificar estos tipos particulares de autónomos. Aunque la mayoría de sistemas legales distinguen entre trabajadores asalariados y trabajadores por cuenta propia, existe una zona difusa entre ambos grupos. En los últimos años se ha incrementado la externalización, que ha comportado un crecimiento en el número de falsos autónomos; a los empresarios les resulta más barato trabajar con autónomos que contratar empleados. Por ello, conviene identificar a estos autónomos por separado, ya que resulta razonable que sus características y los efectos de las condiciones económicas y de las acciones institucionales del mercado laboral sean diferentes para los autónomos voluntarios o económicamente no dependientes. Esto podría ser relevante a la hora de diseñar políticas económicas concebidas para cada grupo de trabajadores.

Si se analizan las razones que conducen al autoempleo, este paso es una elección voluntaria para la mayoría de los trabajadores autónomos en Europa, ya que solo el 16,9% de ellos declaran que lo son de forma involuntaria. En España, el porcentaje es del 21,7%, por encima de la media europea, pero por debajo de la incidencia observada en la mayoría de los países de Europa del Este. Con respecto a los autónomos económicamente dependientes, únicamente el 3,6% de los autónomos en España manifiestan que tienen un solo cliente, por debajo de la media europea (8,4%), pero a un nivel similar que en países como Francia o Portugal.

A escala estatal, en relación con las diferencias entre comunidades autónomas, los autónomos involuntarios representan más del 30% del total de autoempleo en Galicia y en torno al 25% en otras comunidades, como Asturias, Andalucía y Cantabria. En cambio, la incidencia es del 15,7% en La Rioja e inferior al 20% en otras comunidades autónomas, como Aragón, las Islas Baleares y Castilla-La Mancha. De forma similar, la dispersión del autoempleo dependiente es elevada en todas las comunidades y, mientras que el 7% de los autónomos son dependientes en Madrid, el porcentaje es especialmente bajo en el País Vasco (1,1%).

Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) de la Unión Europea del 2017 permiten analizar qué perfiles tienen más probabilidades de convertirse en autónomos involuntarios y dependientes. La incidencia del autoempleo involuntario es especialmente elevada entre los trabajadores con menos de treinta años, con un nivel educativo más bajo y que trabajan en el sector de la construcción. Se observan mayores diferencias entre las categorías laborales, ya que la incidencia del autoempleo involuntario alcanza el 51% en las profesiones elementales, mientras que en las profesiones más cualificadas (especialmente en las de dirección) la incidencia es tan solo del 12,2%.

En cuanto al autoempleo dependiente, los hombres, los inmigrantes y los jóvenes tienen más probabilidades de ser autónomos dependientes. Como en el caso del autoempleo involuntario, la incidencia es mayor en el sector de la construcción y en las profesiones menos cualificadas (conductores, operarios de maquinaria y profesiones elementales). En relación con el autoempleo involuntario, se detecta una incidencia algo más alta entre las mujeres. Sin embargo, en el caso del autoempleo dependiente, las diferencias de género son más notables: los hombres duplican la tendencia, respecto a las mujeres, a convertirse en autónomos dependientes. Se observa un patrón similar en cuanto a las diferencias entre inmigrantes y autóctonos. Prácticamente no existen diferencias en el autoempleo involuntario, pero la proporción de autónomos dependientes entre los inmigrantes casi duplica la incidencia entre los autóctonos.

A fin de analizar con mayor detalle los efectos del PIB y otras variables según la comunidad, como la estructura de producción y una serie de variables institucionales, se han estimado distintos modelos econométricos. El objetivo principal de este estudio es comprender si estas variables tienen efectos diferentes en los distintos tipos de autónomos atendiendo a las características demográficas y laborales de los trabajadores.

Aunque las correlaciones de datos muestran que el autoempleo es una opción más probable cuando la situación económica empeora, el modelo econométrico demuestra que esto solo se cumple con los autónomos económicamente no dependientes y voluntarios. En relación con el resto de los autónomos, no parece que el PIB tenga un efecto significativo.

En cuanto a la estructura del sistema de producción, el modelo básico sugiere que un mayor sector manufacturero se relaciona con una incidencia más elevada del autoempleo. Sin embargo, si se distingue por tipos de autónomos, los resultados muestran que este efecto está más presente entre las personas que están más dispuestas a trabajar por cuenta propia: los autónomos no dependientes y voluntarios.

De forma similar, los resultados indican que la proporción del empleo en el sector público en cada comunidad está directamente relacionada con unas elevadas tasas de autoempleo. De todos modos, los datos muestran que cuanto mayor es el sector público, menor es la incidencia del autoempleo dependiente e involuntario (es decir, de los que están menos dispuestos a iniciar una actividad emprendedora).

Finalmente, se incluyen dos variables más para ayudar a comprender la situación en los mercados laborales de cada comunidad. En primer lugar, la incidencia de las rentas mínimas como estimación de la distribución de la renta en cada comunidad. Existe una relación directa entre las comunidades autónomas con rentas bajas y la proporción de autónomos dependientes, especialmente si son involuntarios. Por otra parte, el resultado es similar si se analiza la tasa de autónomos involuntarios a tiempo parcial; se detecta una incidencia más alta del grupo de autónomos más vulnerables (dependientes e involuntarios) en las comunidades con unas condiciones laborales menos favorables.

Los resultados de este estudio resultan útiles para comprender mejor las características y el comportamiento de los autónomos, un grupo muy heterogéneo que incluye a trabajadores que deben afrontar precarias condiciones laborales. En particular, las distintas instituciones y condiciones laborales podrían tener un efecto diferente en los autónomos en función del motivo por el que han llegado al autoempleo y su grado de dependencia económica. Por ello, deben diseñarse políticas concebidas para cada grupo de trabajadores.

El módulo ad hoc 2017 sobre las personas autónomas, de la Encuesta de Población Activa de la Unión Europea, estuvo a disposición de los investigadores, por primera vez, en julio del 2019. No existen módulos previos específicos dedicados a este tema, por lo que este estudio resulta de especial relevancia, ya que se utilizan datos únicos y detallados sobre los autónomos. Sin embargo, la falta de información a lo largo del tiempo no permite analizar la evolución del autoempleo involuntario y dependiente (como pueden ser aspectos relacionados con la duración y la transición).

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