La ciencia genera conocimientos sobre el entorno social y el natural. Este conocimiento es siempre imperfecto, pero los instrumentos de los que se dispone para analizar los hechos, sean sociales o naturales, van mejorando a lo largo del tiempo; por otra parte, las cosas pueden ser más complejas de lo que parece. Aun así, el conocimiento científico que se tiene en un determinado momento es el mejor para fundamentar decisiones colectivas. Ignorar este conocimiento puede tener un coste elevado.

En muchos temas existe un claro consenso entre los científicos, consenso al que se llega mediante la realización y replicación de estudios de investigación académica. En estos casos, mantener una opinión opuesta al conocimiento científico puede calificarse de creencia infundada.

Existen creencias infundadas tanto en las ciencias sociales como las naturales. En estas últimas, son infundadas la negación del cambio climático, la afirmación de que las vacunas causan autismo, o la negación de la existencia del coronavirus. En el ámbito de las ciencias sociales, la propuesta de regular los alquileres mediante un tope máximo es muy popular como medida para facilitar a más personas el acceso a la vivienda (Brandts et al., 2021). Sin embargo, es una idea sin fundamento científico (Diamond et al., 2019).

El acceso a la vivienda es actualmente un problema social serio. La preocupación por la justicia social en el acceso a la vivienda puede explicar la popularidad de la medida de fijar un alquiler máximo en las ciudades con mercados de vivienda muy tensionados. La propuesta es atractiva porque es sencilla, y aparentemente debería permitir a muchas familias con ingresos bajos acceder a una vivienda. Sin embargo, la gran mayoría de los estudios científicos sobre las experiencias de su aplicación en diversas ciudades de distintos países demuestran que los resultados han sido decepcionantes. No solo no ha conseguido aumentar el acceso a la vivienda, sino que lo ha empeorado creando nuevos problemas, como elevados tiempos de espera (de hasta 20 años en Estocolmo), mercado negro de alquileres y corrupción. Existen, en cambio, políticas de vivienda alternativas que consiguen el objetivo deseado sin crear estos problemas. Una de ellas consiste en aumentar el parque de vivienda pública de alquiler.

El objetivo de esta investigación es comprobar si la prevalencia de esta creencia infundada disminuye tras proporcionar información científica de dos maneras distintas. Para evaluar el impacto diferencial de estas dos maneras de dar información se realiza un experimento al estilo de los ensayos clínicos en medicina, repartiendo a los participantes en dos grupos, de forma aleatoria. El experimento consiste en entregar a los participantes en cada grupo un texto distinto con la misma información científica sobre la medida del alquiler máximo. Los textos se diferencian en el estilo adoptado: uno de los textos es refutativo, mientras que el otro es expositivo.

El experimento se lleva a cabo en línea, y se desarrolla como sigue: al principio se distribuye una encuesta para obtener la opinión de cada participante sobre cuestiones relativas a la vivienda. A continuación, los participantes leen el texto correspondiente en el que se explica en qué consiste la fijación de un alquiler máximo, y cuáles son sus efectos, de acuerdo con la investigación existente. Los participantes contestan unas preguntas sobre el texto y dan nuevamente su opinión sobre si creen que esta medida favorece el acceso a la vivienda. La muestra es de 702 personas residentes en España. La mitad son mujeres, la edad media es de 32 años; el 44% tiene educación superior y el 19% vive en régimen de alquiler.

Antes de leer la información sobre los estudios científicos acerca de este tema, un 78% de los participantes está de acuerdo en que un tope al alquiler permitiría a más personas acceder a una vivienda. Solo un 13% está en desacuerdo, mientras que un 9% declara que no sabe. El apoyo es, por tanto, mayoritario (gráfico 1.1). Apenas hay diferencias importantes en el grado de acuerdo según género, nivel educativo, edad y régimen de tenencia de la vivienda, como muestran los gráficos del 1.2 al 1.5. 

Para comprobar si la prevalencia de esta creencia disminuye tras proporcionar información científica de dos maneras distintas, cada grupo de participantes recibe uno de los dos tipos de texto para su lectura. En el texto expositivo se desarrollan, utilizando un lenguaje neutro, los argumentos y la evidencia de los estudios científicos sobre los efectos negativos de los topes a los alquileres. En el texto refutativo, en cambio, se confronta explícitamente la creencia errónea. Además, el lenguaje del texto refutativo busca propiciar una reflexión sobre las consecuencias negativas de esta medida. Se reconoce que la preocupación por el bienestar y la justicia social en el acceso a la vivienda es una razón importante del apoyo a la misma, y se explican políticas alternativas que sí funcionan. El diseño del texto refutativo se basa en las recomendaciones de, entre otros, Tippett (2010), y ha sido utilizado con cierto éxito para rebatir la negación del cambio climático (Lewandowsky, 2021). Nuestra hipótesis principal, basada en esta literatura previa, es que el texto refutativo tendrá un efecto mayor que el texto expositivo en reducir la creencia.

Los resultados permiten observar que proporcionar información científica sobre los efectos de los topes a los alquileres lleva a replantear la creencia infundada y la debilita.



El gráfico 2.1 muestra que, en el grupo que lee el texto expositivo, un 78% de los participantes está inicialmente de acuerdo con la creencia. Pero una vez leído el texto, solo está de acuerdo un 41%. La creencia disminuye por tanto en 37 puntos porcentuales, es decir, casi la mitad de los que inicialmente la tenía.

El gráfico 2.2 muestra que en el grupo que lee el texto refutativo, un 79% de los participantes está inicialmente de acuerdo con la creencia. Pero tras leer el texto están de acuerdo un 41%. La creencia disminuye en 38 puntos porcentuales, también casi la mitad de los que inicialmente la tenía.

Los dos textos, el expositivo y el refutativo, tienen por tanto un efecto sustancial y muy similar. El análisis de regresión, en el que se tiene en cuenta las diferentes características sociodemográficas de los participantes (género, edad, nivel de educación, etc.), confirma que el efecto del texto refutativo no es significativamente diferente del expositivo.

La popularidad de muchas creencias infundadas se explica en parte porque suelen ser sencillas e intuitivas, y adoptarlas nos tranquiliza frente a un problema complejo que nos inquieta y preocupa. Diversos factores psicológicos contribuyen a la perpetuación de dichas creencias, a pesar de que se reciba información correctiva. Uno de estos rasgos es la mayor o menor tendencia al razonamiento reflexivo, que requiere cierto esfuerzo, frente al razonamiento instintivo, que requiere menos esfuerzo. Este último predispone a que la opinión o juicio sobre algo refleje sesgos cognitivos (Kahneman, 2011).

Por ello, desmontar las creencias infundadas no es sencillo (Brandts et al., 2021). Existe un test que permite medir el grado de inclinación al razonamiento reflexivo en contraste con el instintivo, en una escala de 0 a 10. Sobre la base de la distribución de las respuestas de los participantes a este test, estos se agrupan en cuatro categorías correspondientes a los cuatro cuartiles de la distribución, Q1 a Q4, que se muestran en los gráficos. Los participantes en el cuartil Q1 son los más instintivos, y los del cuartil Q4, los más reflexivos.



El gráfico 3.1 muestra cómo se distribuye la opinión inicial de los participantes en función de la mayor o menor inclinación al razonamiento reflexivo. Se observa que el grado de acuerdo o desacuerdo con la idea de que un tope máximo a los alquileres favorecería el acceso a la vivienda no depende de tener una mayor o menor disposición a la reflexión.

Sin embargo, los cambios en la creencia sí dependen de dicha disposición. El gráfico 3.2 muestra que el por- centaje de participantes que, tras leer el texto, reduce su acuerdo con la creencia, es mayor cuanto mayor es su inclinación al razonamiento reflexivo.

El análisis de regresión, que tiene en cuenta la influencia de factores como la situación laboral, el régimen de tenencia de la vivienda, la edad, el género y el nivel educativo sobre el cambio de opinión, avala más claramente estas conclusiones. Sin entrar en detalles técnicos, los resultados de este análisis indican que una mayor tendencia a ser reflexivo lleva a un mayor desacuerdo con la creencia, en una magnitud equivalente a un 63% del cambio medio de opinión.

A continuación, analizamos si el replanteamiento de la creencia tras leer la información que se ha dado está relacionado con la opinión personal sobre si los gobiernos deberían garantizar la igualdad de oportunidades de las personas, así como con el grado de confianza en las ciencias sociales.

El gráfico 4.1 muestra el cambio en la creencia en función del grado de acuerdo con la afirmación sobre la igualdad de oportunidades. Se observa que los participantes que están de acuerdo con esta afirmación son los que más reducen el apoyo a la creencia sobre los topes al alquiler.

El gráfico 4.2 presenta el cambio en la creencia en función del grado de acuerdo con la afirmación sobre la utilidad de los conocimientos científicos de las ciencias sociales. Se observa que la mayoría de los participantes que están más de acuerdo con esta afirmación son los que más reducen el apoyo a la creencia de que fijar topes al alquiler aumenta el acceso a la vivienda. Se observa también en el gráfico que algunos de estos participantes, aunque en una proporción menor, aumentan su apoyo. El análisis de regresión, más completo que una descripción gráfica (puesto que tiene en cuenta el efecto de otras variables que pueden influir en la creencia sobre la efectividad de los topes), confirma que cuanto mayor es la confianza de los participantes en la utilidad de las ciencias sociales, más aceptan la información científica que se les ha dado. 

Esta investigación confirma la existencia de una creencia infundada pero muy extendida de que fijar topes a los alquileres facilita que más personas puedan acceder a una vivienda. Los resultados muestran que suministrar información científica ayuda a reducir la popularidad de esta creencia. No obstante, los formatos de comunicación que utilizamos tienen un éxito parcial, porque un 41% de los participantes persiste en la creencia infundada.

Se observa también que dar la misma información de dos formas distintas –una expositiva y otra refutativa– tiene efectos muy similares. El grado de inclinación al razonamiento reflexivo contribuye a aumentar el impacto de la información científica. La reducción del grado de acuerdo con la creencia es mayor entre quienes apoyan la idea de que los gobiernos deberían garantizar la igualdad de oportunidades. Asimismo, la reducción es mayor entre quienes tienen más confianza en que las ciencias sociales son una buena base para elaborar leyes y regulaciones.
En conjunto, esta investigación subraya la importancia de hacer llegar el conocimiento científico de las ciencias sociales al público en general, de la misma forma que es importante en el caso de las ciencias naturales. Un aspecto que no exploramos en esta investigación es que el efecto a corto plazo de proporcionar información escrita puede ser diferente del efecto a largo plazo. Asimismo, otras formas de comunicación pueden tener un impacto mayor. Se trata de cuestiones importantes que nos proponemos abordar en el futuro.

BRANDTS, J., I. BUSOM, C. LOPEZ-MAYAN y J. PANADÉS (2021): «Dispelling misconceptions in economics », Barcelona GSE Working Paper 1096.

DIAMOND, R., T. MCQUADE y F. QIAN (2019): «The effects of rent control expansion on tenants, landlords, and inequality: evidence from San Francisco», American Economic Review, 109(9).

KAHNEMAN, D. (2011): Thinking, fast and slow, Nova York: Farrar, Straus and Giroux (traducción al castellano: Pensar rápido, pensar despacio, Barcelona: Debate, 2012.

LEWANDOWSKY, S. (2021): «Climate change, disinformation, and how to combat it», Annual Review of Public Health, 42.

TIPPETT, D. (2010): «Refutation text in science education: a review of two decades of research», International Journal of Science and Mathematics Education, 8(6).