Formar a los trabajadores es vital para mejorar su empleabilidad. Sin embargo, desde la crisis en España se invierte un 50% menos en este concepto y los agentes sociales apenas participan en la definición de acciones de formación continua.
Ramón Alós Moner, Centro de Estudios Sociológicos sobre la vida cotidiana y el trabajo (QUIT) e Instituto de Estudios del Trabajo (IET), de la Universidad Autónoma de Barcelona
El predominio de empleo de bajo valor añadido, una escasa inversión en innovación y condiciones precarias para el trabajador, alejan a España de la economía del conocimiento. ¿Cómo revertir esta situación?