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¿Por qué los niños de familias desfavorecidas tienen más riesgo de padecer obesidad infantil?
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1Las familias con un nivel educativo e ingresos bajos presentan mayor predisposición a padecer malestar psicológico. Cuanto menor es el estatus socioeconómico de la familia, mayores son los síntomas de ansiedad y depresión que se manifiestan en ella.
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2Este malestar psicológico genera mal ambiente familiar, dado que, a medida que los síntomas de ansiedad y depresión aumentan, la cohesión familiar y la capacidad de adaptación a los cambios acostumbran a disminuir y, a la vez, se acentúan la desunión en la pareja y la falta de implicación emocional por parte de los padres respecto a sus hijos.
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3Los niños que crecen en este tipo de ambiente familiar presentan mayores niveles de malestar psicológico que otros. Los resultados indican que, cuanto peores son las puntuaciones en relación con el ambiente familiar, mayores son los síntomas de ansiedad y depresión de sus miembros, lo que genera en los niños una baja autoestima.
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4Para mitigar esta baja autoestima y la tristeza, los niños utilizan la comida como válvula de escape. El malestar psicológico que sienten se relaciona con la pérdida de control a la hora de comer. Pero, además, la sensación de malestar dificulta a los menores ser conscientes de la cantidad de alimentos que ingieren.
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5A su vez, la sensación de pérdida de control en la comida se relaciona con un índice de masa corporal más alto en los niños, principal indicador utilizado para diagnosticar la obesidad. Estos cinco puntos conforman un modelo teórico en el que cada etapa predice la siguiente.

El presente artículo intenta validar el modelo teórico de Erik Hemmingsson (Hemmingsson, 2014), un reconocido experto mundial en obesidad, con el objetivo de demostrar el papel que juega el bienestar psicológico y emocional de los niños en la prevención de la obesidad infantil.
El modelo de Hemmingsson se compone de cinco etapas encadenadas en las que cada etapa predice la posterior. Se propone, así, una relación de causa-efecto. El estudio que se detalla a continuación verifica, por primera vez, que cada uno de estos pasos están interconectados, que cada etapa se relaciona con la siguiente y que el modelo funciona. Por lo tanto, se demuestra que los menores mitigan con comida la inestabilidad emocional causada por un entorno familiar en el que predominan los bajos recursos económicos y un bajo nivel de estudios.
En esta investigación, de cinco años de duración, han participado 220 familias de dos centros de atención primaria y de diferentes escuelas públicas de Madrid. Los menores evaluados, con diferentes pesos, tenían entre 8 y 12 años. Se han excluido los participantes con una obesidad causada por alguna enfermedad; aquellos que no tenían un adecuado dominio oral o escrito del español y los que padecían un trastorno del desarrollo. Para la elaboración de los distintos pasos del modelo se han utilizado distintas metodologías, centradas en entrevistas y cuestionarios, para cada uno de los factores.